Limpiar su presencia tóxica en Europa tendría un gigantesco costo entre 95.000 millones y 2 billones de euros, estima un estudio coordinado por el Proyecto Forever Lobbying
Hasta hace unos años la sociedad desconocía que las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, PFAS, que conviven entre nosotros, son nocivas para la salud y altamente contaminantes para el medioambiente. Limpiar su presencia tóxica en Europa, como lo ha pedido la UE, tendría un gigantesco costo de entre 95.000 millones y 2 billones de euros, estima un estudio coordinado por el Proyecto Forever Lobbying.
Creadas en los años cuarenta del siglo pasado, las PFAS presentan una alta toxicidad y peligrosidad para las personas y una asombrosa durabilidad y permanencia en el medioambiente. La Unión Europea amplió en octubre la prohibición de los ‘químicos eternos’, pero sus fabricantes boicotean la decisión.
Estudios científicos han detectado estas sustancias en el aire, el agua potable y superficial, el suelo, los piensos e incluso en la sangre humana. Se pueden encontrar en sartenes antiadherentes, plásticos, cajas de pizza, cosméticos, ropa impermeable, espuma ignífuga y productos farmacéuticos. En telas de muebles resistentes, en implantes médicos, pinturas, hilo dental e incluso las cuerdas de guitarra. También se utilizan para producir tecnologías clave para las transiciones ecológica y digital, como semiconductores, baterías de coches eléctricos y, entre otros, turbinas eólicas.
Casi indestructibles sin la intervención humana y persistentes en los organismos vivos, las PFAS se han relacionado con la infertilidad, los cánceres, los trastornos inmunológicos y hormonales y otras enfermedades.
Impactos en la salud y medioambiente
En 2023, el Proyecto Forever Pollution, una colaboración pionera transfronteriza e interdisciplinaria, reunió a periodistas y especialistas para revelar y mapear, por primera vez, el alcance de la contaminación por PFAS en Europa. En el estudio participaron 46 periodistas y medios de comunicación, entre ellos Le Monde, The Guardian y elDiario.es, así como 18 expertos de 16 países.
El Proyecto Forever Lobbying investigó durante más de un año, una campaña de cabildeo y desinformación orquestada en curso por la industria PFAS y sus aliados. Con el objetivo de diluir una propuesta de la UE para prohibir los ‘químicos permanentes’ y trasladar la carga de la contaminación ambiental a la sociedad.
La investigación revela el costo que supondría limpiar la contaminación por PFAS en Europa si se mantienen las emisiones sin restricciones: 2 billones de euros en un período de 20 años, una factura anual de 100.000 millones de euros. Si los contaminadores no pagan, ¿quién lo hará?
Las PFAS son omnipresentes, lo que hace que la tarea de remediación sea enorme y compleja. Los puntos críticos de contaminación incluyen vertederos, aeropuertos, instalaciones militares, desagües cloacales. Lodos de depuradora, fabricantes, usuarios industriales y lugares donde se han utilizado grandes cantidades de espumas contra incendios.
Además, las PFAS son una familia de más de 10.000 sustancias químicas artificiales fabricadas por un puñado de empresas. Según los científicos, los reguladores y la sociedad civil, el ‘veneno del siglo’ ha creado la peor crisis de contaminación que la humanidad haya enfrentado jamás.
Los mercaderes de la duda
En febrero de 2023, cinco países europeos propusieron una “restricción universal” de las PFAS en virtud del reglamento químico de la UE REACH (Registro, Evaluación, Autorización y Restricción de Sustancias Químicas).
La prohibición incluiría todo el “universo” químico de las PFAS, con algunas derogaciones hasta que se desarrollen alternativas. En respuesta, cientos de actores de la industria que defienden los intereses de unos 15 sectores han estado presionando a los responsables de la toma de decisiones en toda Europa para que debiliten, y tal vez eliminen, la propuesta.
El proyecto Forever Lobbying ha ampliado las fronteras de la investigación periodística sobre el lobby y la desinformación a través de un enfoque académico. Y ha sometido a una “prueba de resistencia” los argumentos clave utilizados por los lobistas del sector del plástico. También ha descubierto que muchos de ellos son alarmistas, falsos, engañosos o potencialmente deshonestos y esconden los efectos de la PFAS en la salud.
El estudio describe cómo los lobistas del sector recurren a tácticas de influencia típicas del mundo corporativo. Utilizadas a lo largo de las décadas para defender el tabaco, los combustibles fósiles y otros productos químicos y pesticidas.
El debate público sobre las PFAS ha sido contaminado por estos “mercaderes de la duda”. El equipo se basó en el concepto de “periodismo revisado por expertos”, iniciado con el Proyecto Forever Pollution. Participaron 18 académicos y abogados internacionales en Zúrich, Estocolmo, Toronto, Róterdam y otros lugares, desde el campo de la química ambiental hasta la criminología.
Costo gigantesco para eliminarlas
Los periodistas desarrollaron la metodología para poner a prueba los argumentos de lobby con Gary Fooks (Universidad de Bristol, el Reino Unido). Y la metodología de costos de remediación con Ali Ling de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de St. Thomas, EE UU y, con Hans Peter Arp de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología e Instituto Geotécnico Noruego.
En colaboración con el Observatorio Europeo de Empresas y el PFAS Project Lab , el equipo recopiló más de 14.000 documentos inéditos sobre estas sustancias nocivas para la salud y el medio ambiente. Lo que constituye la mayor colección del mundo sobre este tema hasta la fecha.
Este conjunto único de documentos está ahora disponible para el público en la Biblioteca de Documentos de la Industria de la Universidad de California en San Francisco, sede de los famosos “Tobacco Papers”. Y en la base de datos Toxic Docs de la Universidad de Columbia en Nueva York y la Universidad de la Ciudad de Nueva York.
Señala el estudio que el costo de eliminar estas sustancias sería de 95.000 millones de euros en 20 años. En un escenario que los autores consideran irreal porque implicaría que las emisiones de PFAS, un subgrupo de sustancias perfluoroalquiladas, deberían cesar inmediatamente y en el que las exigencias reglamentarias serían las que hay actualmente.
Son «químicos eternos» porque no pueden descomponerse
La extrema persistencia en el medio ambiente, que es su principal punto en común, convierte a las PFAS en una amenaza eterna. Esta estabilidad, que les confiere la cadena carbono-flúor de su estructura química, persiste más allá de las funciones deseadas en objetos y procesos industriales. Es el enlace más fuerte que existe en la química orgánica. Ninguna tormenta ni bacteria de la naturaleza puede descomponer estos «químicos eternos». Una vez emitidos, permanecen durante cientos y quizás miles de años.
Las PFAS también son móviles. Se pueden detectar incluso bajo la lluvia en el Tíbet. Ya sea en los ríos, el suelo, las aguas subterráneas o los alimentos, así como por los rincones más recónditos de los seres vivos. Desde los pepinos hasta las nutrias, se pueden encontrar en casi todos los organismos, especialmente en los humanos. Nuestra composición sanguínea incluye PFAS y los niños nacen «precontaminados» por estos compuestos ultratóxicos, de ahí su impacto en la salud
Anticipándose a la reglamentación en curso en la UE, los fabricantes fueron sustituyendo paulatinamente los PFAS ultratóxicos, conocidos como PFAS de cadena larga (entre 6 y 14 átomos de carbono), por PFAS de cadena corta, que resultaron igualmente nocivos para la salud.
Y para poner fin a esta práctica de «sustitución lamentable», Alemania, Dinamarca, Países Bajos, Suecia y Noruega elaboraron una propuesta para prohibir toda la familia de PFAS. Presentada en febrero de 2023 por la ECHA, esta «restricción universal» tiene como objetivo prohibir la fabricación, comercialización y uso de todos los PFAS en la Unión Europea. De prosperar, no entraría en vigor hasta 2026.
Entre los principales fabricantes están AGC, Arkema, Daikin, Gore y Syensqo (Solvay). Las más famosas, DuPont (ahora Chemours) y 3M, son también las empresas que crearon estas sustancias.