Organismos internacionales han asomado los costos de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero por actividades económicas, por sectores, por regiones. Pero el equipo de investigación sobre energía verde de Bloomberg, Bloomberg NEF, realizó sus propios cálculos y estima que reducir a cero las emisiones globales de carbón para 2050 podría implicar inversiones por 196 billones de dólares.
En este nuevo informe de la firma de asesoría financiera, software, data y media bursátil, advierte que “las promesas de reducción a cero todavía no han ido seguidas del dinero en efectivo. E incluso nisiquiera de las promesas de dinero en efectivo, necesario para hacerlas realidad”. Y esto puede sorprender a quienes se mantienen atentos a los movimientos y decisiones en torno a la acción climática.
BNEF sugiere que “las inversiones ecológicas anuales tendrán que casi triplicarse hasta alcanzar los $6,9 billones en 2030. Si queremos tener alguna esperanza de llegar a cero emisiones netas en 2050”.
Para ello, precisa el análisis, será necesario que gobiernos, empresas y consumidores cambien la mayor parte de la flota mundial de vehículos de gas por vehículos eléctricos. Construyan estaciones de carga para esos autos y sustituyan la energía procedente de combustibles fósiles por energía eólica, solar y otras renovables. Consecuentemente con nuevas redes que las conecten a todas.
“Los efectos tangibles del cambio climático son cada día más reales. Por lo que el margen para hacer mella en el calentamiento global se está cerrando”, escribió en un informe Nilushi Karunaratne, analista de BNEF. “Pero todavía hay una oportunidad para un cambio significativo”.
¿Cuánta inversión se necesita para reducir las emisiones?
La estimación del BNEF en cuanto a la inversión necesaria para reducir las emisiones, conforme a los objetivos para 2050, se sitúa en el extremo inferior en comparación con un cálculo de McKinsey. La firma prevé que la transición de la sociedad lejos de los combustibles fósiles requerirá un gasto medio anual de $9.200 millones entre 2021 y 2050, o $275 billones. Al igual que BNEF, McKinsey también advirtió que el mayor gasto tendría que producirse en los próximos 15 años.
Por escandalosas que parezcan estas cifras, son mínimas comparadas con el precio probable de no hacer nada. El gigante asegurador Swiss Re ha calculado que un calentamiento global galopante podría restar $23 billones anuales al PIB mundial. Con las economías desarrolladas posiblemente un 10% más pequeñas de lo que deberían ser. En estas condiciones, gastar $200 billones en 27 años parece relativamente barato.
S&P Global ha calculado que el cambio climático podría recortar un 4% del PIB mundial anual de aquí a 2050. Esto supondría unas pérdidas económicas de $13 billones al año, una cifra superior a los $7 billones que gastaríamos para evitarlas. Y esas pérdidas recaerían especialmente en los países de rápido crecimiento del Sur global, con Asia Meridional perdiendo el 15% del PIB, Asia Central el 7% y el África Subsahariana el 6%.
El objetivo cero para 2050 no es una meta arbitraria, sino probablemente nuestra mejor esperanza para mantener el calentamiento global en 1,5 grados centígrados por encima de los promedios preindustriales. Más allá de los cuales el daño a la habitabilidad del planeta aumentará exponencialmente, sostiene BNEF.
De momento, nos acercamos a los 3 ºC de calentamiento global. Según los científicos estas temperaturas podrían hacer inhabitables amplias zonas del planeta.
Desembolsos mayores en el mediano plazo
Lo difícil de convencer a políticos y votantes para que se comprometan con el concepto de energía neta cero es que la mayor parte de los peores costos del calentamiento global desenfrenado se producirán en las próximas décadas. Mientras que la mayor parte de la inversión para evitar el aumento de las emisiones y el desastre debe realizarse de inmediato.
El cambio climático ya está causando estragos en las vidas y los medios de subsistencia en 2023, después de sólo 1,2ºC de calentamiento. No debería ser difícil imaginar un mundo en el que los desastres climáticos de hoy parezcan pintorescos en comparación. Hacer todo lo posible para evitar ese futuro bien vale un precio que será más alto cuanto más esperemos.
Un informe anterior del BNEF advierte que en el caso de China, el camino más barato para llegar a cero emisiones será maximizar el despliegue de las tecnologías de generación de energía eólica y solar tecnológicamente maduras de hoy. Además, un amplio despliegue del almacenamiento de energía, la generación de energía nuclear y la tecnología de captura y almacenamiento de carbono. Unida a su enorme flota de energía térmica ayudará al país a alcanzar el cero neto.
Para Europa, reducir las emisiones requerirá una inversión sustancial en el lado de la demanda de su ecuación energética. Incluidos los vehículos eléctricos, las bombas de calor y los materiales sostenibles. Mientras que las soluciones de China se centran principalmente en el suministro de energía, dos tercios de la inversión necesaria para que Europa alcance las emisiones netas cero se destinarán a tecnologías de demanda energética.
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