Por Cambio16 | Efe
06/07/2016
El Reino Unido no agotó todas las opciones pacíficas antes de invadir Irak en 2003, ha afirmado el exalto funcionario británico John Chilcot que ha presentado este miércoles su esperado informe sobre la preparación y las consecuencias de la guerra de Irak, siete años después de que le fuera encargado.
En una declaración en Londres, Chilcot afirmó que, en su día, la opción militar «no fue la última opción» disponible. Es más, el exprimer ministro británico Tony Blair presentó como ciertas unas pruebas «no justificadas» sobre la posesión de armas de destrucción masivas por parte de Sadam Husein.
Tras conocerse las conclusiones del informe, Tony Blair ha dicho que asume «toda la responsabilidad» por cualquier error cometido en la guerra de Irak, «sin excepción ni excusas». Blair ha afirmado que tomó la decisión de «buena fe» y para el «mejor interés» de su país.
Mientras, el primer ministro del Reino Unido, el conservador David Cameron, ha afirmado que todos los partidos, incluido el suyo, y los diputados que apoyaron la guerra contra Irak de 2003 tienen que asumir su responsabilidad. «Todos los que votamos (en el Parlamento) a favor de atacar Irak debemos asumir nuestra parte de responsabilidad», afirmó el jefe del Gobierno al analizar las conclusiones del informe.
Por su parte, los familiares de los soldados británicos muertos en la guerra de Irak estudiarán medidas legales contra las personas que autorizaron la invasión, han asegurado en una rueda de prensa.
Roger Bacon, cuyo hijo falleció en el conflicto, precisó que los parientes de las víctimas «se reservan el derecho» de recurrir a los tribunales contra «las partes implicadas» en la polémica decisión de invadir el país árabe.
Las conclusiones del informe
Al dar a conocer su muy esperado informe sobre la guerra de Irak de 2003, Chilcot dijo que Blair comprometió fuerzas militares antes de que se agotaran las alternativas pacíficas en el país árabe y que la intervención británica en Irak se hizo a partir de una información de inteligencia «defectuosa».
«Está claro ahora que la política sobre Irak se hizo sobre la base de un inteligencia defectuosa (…) Esta no se cuestionó y debió hacerse», explicó Chilcot al presentar su documento.
Es más, el informe desvela que Blair prometió en 2002 al entonces presidente de EEUU, George Bush, apoyó incondicional para invadir Irak. «Estaré contigo pase lo que pase», escribió Blair a Bush el 28 de julio de 2002, ocho meses antes de que el 20 de marzo de 2003 empezara la guerra contra Irak.
Aunque Blair ofreció su respaldo en esa fecha, el informe descarta que hubiera «un pacto de sangre» entre Bush y Blair forjado en abril de 2002, cuando el exmandatario británico visitó a su socio por primera vez en su rancho de Crawford, en Texas.
Entre otros documentos, ha difundido las 29 cartas y notas que se intercambiaron entre 2001 y 2007 Bush y Blair, que acabaron formando una coalición militar, junto con España, para atacar Irak y derrocar al entonces presidente de ese país, Sadam Hussein.
En el memorando donde le ofrece apoyo incondicional, Blair recomienda al expresidente republicano conseguir una resolución de las Naciones Unidas autorizando la acción armada, lo que finalmente no consiguió.
«Estaré contigo pase lo que pase -dice el ex primer ministro-. Pero este es el momento de evaluar directamente las dificultades. La planificación y la estrategia de todo esto son difíciles. Esto no es Kosovo. Esto no es Afganistán. Ni siquiera es la Guerra del Golfo».
En ese documento, Blair, que gobernó entre 1997 y 2007, admite que no está seguro de poder conseguir respaldo en el Reino Unido para el plan de Bush de atacar a Husein por cualquier medio, ni siquiera en su propio Gobierno.
«Si ganamos rápido, todo el mundo será nuestro amigo. Si no ganamos y no se han implicado antes, empezarán las recriminaciones», alerta el dirigente británico a su colega estadounidense. «La opinión pública en Estados Unidos está simplemente en otro planeta respecto a la opinión pública en Europa o en el mundo árabe», prosigue Blair.
«Ahora mismo en el Reino Unido, no puedo estar seguro de contar con el apoyo del Parlamento, del partido, del público o incluso de algunos de mis ministros», concluye.