El pasado mes de enero, Larry Fink, fundador y director ejecutivo del administrador de activos más grande del mundo, BlackRock, anunció que su firma cambiaría fundamentalmente su política de inversión para enfocarse en el cambio climático. Con este «giro verde» BlackRock, una empresa que supervisa 7 billones de dólares en inversiones, dará la espalda al carbón y otros combustibles fósiles, en una acción a la que llamó un «alto riesgo relacionado con la sostenibilidad».
En su Carta Anual a los directivos de las principales compañías globales, Fink afirmó que el año pasado “BlackRock votó en contra o se abstuvo en la elección de 4.800 consejeros en 2.700 empresas distintas”.
El hecho de que el jefe de la empresa de inversión más grande del mundo escribiera esto en su boletín ha tenido un enorme impacto. Es probable que afecte los cálculos del director ejecutivo de cada empresa pública afectada por el cambio climático.
Hará que todos sus abogados, auditores y contadores pregunten a sus CEO si los impactos climáticos se reflejan correctamente en los documentos presentados ante la SEC (Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos).
Además, el movimiento de Fink para hacer que los clientes en transición alejen el combustible fósil y se dirijan a las energías renovables podría presionar a otras grandes firmas financieras en los Estados Unidos para que hagan movimientos similares, incluidos gigantes financieros como JPMorgan Chase, Vanguard y T. Rowe Price.
El presidente de #BlackRock, Larry Fink, fue enfático al manifestar su disposición a “votar en contra del equipo directivo y de los miembros del consejo cuando las empresas no progresen en la divulgación de información sobre #sostenibilidad"https://t.co/7NSEN6RcTQ
— Cambio 16 (@Cambio16) January 14, 2020
No todo el carbón quedará fuera
BlackRock quiere que las compañías revelen más claramente cómo sus operaciones afectan no solo sus resultados, sino también el medio ambiente. Esta es una solicitud desafiante y requeriría el apoyo del gobierno para que suceda.
Uno de los compromisos clave de BlackRock es eliminar de sus carteras cualquier empresa pública que genere más del 25% de sus ingresos de la producción de carbón térmico, el que se quema para generar electricidad.
Este cambio de política es un buen paso adelante. Sin embargo, los accionistas de BlackRock deben ser conscientes de que no están invirtiendo en una cartera libre de carbón. Los analistas señalaron que el carbón de coque (que se usa para fabricar acero) está excluido de esta restricción. Debido a ello, compañías como BHP y Teck Resources pueden haber escapado de la lista. Las compañías de carbón que probablemente serán afectadas incluyen a Whitehaven Coal, Exxaro Resources, China Shenhua Energy, China Coal Energy y Yanzhou Coal Mining.
El giro verde de Black Rock
BlackRock posee el 6,6% de Exxon Mobil y el 6,9% de Chevron, dos de las compañías de petróleo y gas más grandes del mundo.
Algunos de los mayores inversores del mundo han anunciado medidas para reducir su exposición al petróleo y al gas. El fondo soberano de Noruega anunció en marzo de 2019 que se despojaría de las compañías que exploran en busca de petróleo y gas. Este fondo gestiona más de un billón de dólares de activos.
Bas Eickhout, vicepresidente del comité de medio ambiente del Parlamento Europeo, pidió a la compañía de inversión con sede en Nueva York que refuerce su compromiso de abordar el cambio climático haciendo pleno uso de su poder de voto.
Mientras, Larry Fink confesó que temía que este «giro verde» desencadenara una «reacción severa» contra la empresa de inversión más grande del mundo, particularmente porque muchos de sus clientes son grandes productores de hidrocarburos.
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