A pesar del pequeño territorio que cubre, España tiene una inmensa riqueza en animales, plantas y ecosistemas. Un tesoro que es necesario conservar para garantizar el desarrollo sostenible del presente y el futuro
Despeñaperros es uno de los parques naturales más pequeños de Andalucía, pero concentra un excepcional patrimonio histórico, geológico y natural. Las imágenes de árboles más impactantes parece tenerlas Despeñaperros. Un bosque inmenso amparado por la roca, un paso natural producto de la erosión del río Despeñaperros que conecta la meseta castellana con Andalucía. Gigantescos tubos de roca verticales se abren paso entre el bosque con profundos cañones y fallas. El bosque mediterráneo se descubre en perales silvestres, madroños y durillos, donde se dan vida el ciervo, el jabalí e imponentes rapaces como el águila imperial o el buitre leonado.
Desde la prehistoria el hombre ha dejado su huella en Despeñaperros. La cultura íbera, por ejemplo, realizaba ofrendas con estatuillas de bronce conocidas como muñecos. Las ofrendas se hacían en lugares considerados sagrados como la Cueva de los Muñecos, que tiene muestras de arte rupestre. En el camino se encuentra una calzada romana. Eso es parte del legado de Despeñaperros.
Más al sur, en el archipiélago canario hay un paisaje desértico parecido a Marte. Tierra roja y roca negra y rojiza son los rastros que dos violentas erupciones en los siglos XVIII y XIX dejaron en la isla de Lanzarote. El paisaje de Timanfaya consiste en ríos de lava solidificados, coladas y cráteres. Pero no es el único desierto de España, también está el desierto de Tabernas (Almería), una cadena de montañas que van de los 260 a los 1.000 metros sobre el nivel de mar. Conglomerados de arena con poquísima vegetación constituyen un paraje extraño, donde la temperatura media es de 18 ºC.
Biodiversidad de España
Eso es biodiversidad y justamente de esa biodiversidad disfruta España. La suma de muchas ventajas hace de España el país más biodiverso de Europa. La biodiversidad no solo son las plantas y animales, sino también los ecosistemas. La ubicación geoestratégica de la península, más las islas que constituyen su territorio nacional y la ubicación en dos continentes permiten el disfrute de más de 7.000 kilómetros de costa, cuatro climas diferentes y diversos tipos de relieve.
En 504.645 kilómetros cuadrados hay 45 reservas de biosfera, 50.000 especies de animales y 10.000 especies de plantas diferentes. Más del 50% de las especies animales y el 80% de las vegetales que hay en la Unión Europea. Sin embargo, la riqueza natural no es perpetua. Hay que cuidarla para poder conservarla y disfrutarla.
En peligro de extinción
España alberga especies de animales únicas en peligro de extinción. Un ejemplo es el lince ibérico, el felino más amenazado del planeta, apenas hay algunos cientos de ejemplares en libertad. La buena noticia es que revertir la extinción de la especie es posible. Hace 20 años quedaban aproximadamente unos 100 ejemplares. Hoy se cuentan casi 800 individuos en toda la península ibérica. El trabajo conjunto de las agrupaciones ambientalistas que monitorean el bienestar de las poblaciones de este felino en Doñana o Sierra Morena durante los últimos años está dando frutos.
Otra especie que se está recuperando es el oso pardo. También era un mamífero en peligro de extinción. Gracias al empeño que se puso para su conservación, hay vídeos que demuestran el primer avistamiento de oso pardo en Galicia en 150 años. La productora Zeitun Films estaba grabando para una película llamada Montaña ou Morte cuando registraron la actividad de un oso pardo de entre tres y cinco años.
El oso se ha visto en distintos puntos del Parque Natural dos Montes do Invernadeiro, en Ourense (Galicia). Esa especie está protegida en España desde 1973. Se cree que el oso que se vio en Orense viene de la Serra Do Courel en Lugo, donde se desarrolla el proyecto LIFE, el principal instrumento financiero de la Unión Europea que apoya las políticas comunitarias en materia de medioambiente. Debido al apoyo de LIFE se ha logrado rescatar al oso pardo del peligro crítico de la extinción.
Punto caliente del planeta
La elevada oferta de biodiversidad endémica y autóctona convierte a España en un punto caliente. Está situada entre uno de los 34 puntos calientes de la biodiversidad: la cuenca del Mediterráneo. Un punto caliente es una región del planeta con una elevadísima variedad endémica de plantas y animales, pero con un hábitat en proceso de destrucción. Un punto caliente exige la conservación prioritaria para no ocasionar una pérdida irreversible de biodiversidad.
La cuenca del Mediterráneo alberga 22.500 especies de plantas vasculares plantas que tienen raíz, hojas, flores y tallo, a diferencia de las algas–, 226 de mamíferos, 489 de aves, 230 de reptiles, 76 de anfibios y 276 de peces de agua dulce en medio de presiones que las hacen peligrar. La deforestación, la contaminación, los incendios, la construcción de infraestructuras y la expansión urbana y turística (especialmente en la costa), la intensificación de la agricultura, la escasez de agua y la desertificación o la fragmentación del hábitat son los principales impactos humanos en la cuenca.
En España, una muestra de esta degradación es la agonía del Mar Menor, que lleva años siendo el depositario de las aguas servidas producto de variadas actividades económicas: desde el impacto de la antigua minería hasta la presión por el turismo y la agricultura intensiva. Tras años de agresión y desregulación, el Mar Menor se convirtió en un mar de agua sin oxígeno, en el cual los peces literalmente mueren en la orilla buscando respirar. Aguas verdes, marrones y con poca vida caracterizan la actual albufera de aguas saladas más grande de Europa.
Desregulación y desprotección
La desregulación y la desprotección son algunas de las fallas que permiten que tesoros de la naturaleza se pierdan. Recientemente, la ONG Oceana pedía la protección de un arrecife coralino del banco de Cabliers en aguas profundas que España comparte con Marruecos y Argelia en el mar de Alborán. Se calcula que el arrecife mide 25 kilómetros y es la única estructura subacuática conocida con semejantes dimensiones en el Mediterráneo.
Se ha comprobado que 50.000 metros cuadrados del arrecife están vivos. Mientras, los blanquecinos corales muertos sirven de refugio para una gran cantidad de especies de fauna marina. Los investigadores atribuyen su estado de conservación a la casualidad. La pesca de arrastre busca fondos más planos y el intenso tráfico de buques en el mar de Alborán circula más hacia el norte, pero esa tranquilidad se puede perturbar si
se agotan otros caladeros.
De ahí que la protección sea tan crítica y urgente. Los corales de Cabliers son delicados sistemas que forman estructuras que sirven de refugio para especies de peces comerciales como besugos, congrios, lenguados y gallinetas, lo que demuestra que son beneficiosos para la biodiversidad y los seres humanos. Si se llegaran a dañar, perjudicarían a las especies que se pescan y este perjuicio impactaría directamente en la economía. Además, las formaciones de corales de Cabliers son especies de cajas negras que archivan los datos de climas pasados. Oceana propone salvaguardar este entorno de la pesca excesiva, las redes abandonadas, las especies invasoras, el tráfico marítimo, la extracción de arena y el ruido marítimo. Una regulación a tiempo permitiría una conservación a tiempo.
La conservación de la biodiversidad no es solo un aspecto clave para la preservación del patrimonio natural en España, sino que también garantizaría el desarrollo sostenible de generaciones presentes y futuras, sobre todo en un contexto donde el cambio climático está en marcha. La conservación de la biodiversidad depende de la conjunción y coordinación de todos los sectores de la sociedad. No se trata solo de regulaciones emitidas desde el Gobierno. La colaboración de todas las instituciones, la concienciación de los ciudadanos, la recuperación del campo y la ganadería tradicional, la promoción del desarrollo sostenible y la prohibición de actividades y proyectos que dañen la riqueza natural son tareas necesarias para conservar el precioso tesoro de biodiversidad que hay
en España.
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