En un compromiso global por reducir las emisiones de efecto invernadero, los biocarburantes están resultando ser los preferidos en la industria y movilidad. Varios reportes señalan una mayor inclinación hacia estas sustancias de origen orgánico para obtener energía. Los atractivos de los biocombustibles han sido fomentados e impulsados por la UE y por otros países desarrollados. A los ojos de los activistas y ecologistas, estos carburantes surgen de procesos poco amigables como la deforestación.
La Unión Europea, en 2009, se puso como objetivo alcanzar el 10% de energía renovable en el transporte de los Estados miembros para 2020 en la Directiva de Energías Renovables (DER). A partir de entonces, se desató un gran entusiasmo por los biocarburantes que no ha parado. Según la Federación Europea de Transporte y MedioAmbiente (T&E en inglés) ha arrasado con millones de hectáreas de bosques.
En específico, 8,4 millones de hectáreas de tierra devastadas por los biocombustibles basados en cultivos para la última década (2010-2020).
Hoy los biocombustibles más extendidos son el bioetanol, producido mediante la fermentación de productos vegetales como la caña de azúcar o la remolacha. Y el biodiésel, a partir de aceites vegetales (colza, palma, soja, girasol, lino), grasas animales o microalgas.
Manuel Bustos, director de la sección biocarburantes de APPA Renovables, salió al paso a T&E. “Estas tierras tienen también otros usos”, recoge ABC. “Ha ido propagándose la idea de que deforestamos y es absolutamente falso. Usamos una ínfima parte de esas materias primas”, afirma.
Un estudio de la federación advierte que “la sed de biodiésel de Europa para alimentar sus automóviles y camiones probablemente ha arrasado con bosques del tamaño de los Países Bajos. Desde la introducción de la ley de combustibles ecológicos de la UE en 2010”.
Biocombustibles bajo el amparo de la UE
En 2020 la UE registró la demanda energética más baja de la década debido a la pandemia, tanto fósil como de biocombustibles. A pesar de ello, el volumen de biocombustibles consumidos en el sector del transporte de la región no se ha reducido. Algunos países, como Alemania e Italia, aumentaron la proporción de su consumo de biocombustibles. Mientras que muchos otros han mantenido casi constantes las cuotas de estos carburantes en el transporte.
Esto se debe al acatamiento de la norma DER y la Directiva sobre la Calidad de los Combustibles (FQD, en inglés) para 2020. De 2019 a 2020, los biocomponentes en el diésel y la gasolina aumentaron del 7,4% al 8,1% y del 6,1% al 6,8%, respectivamente. Se estima que la cuota de los biocombustibles procedentes de cultivos alimentarios estaba en el rango del 4,8% al 5,1% en 2020. Un aumento significativo en comparación con el 4,4% de 2019, dice el informe de T&E, replicado por Ecologistas en Acción.
En lo que se refiere al biodiésel, los aceites vegetales vírgenes (colza, aceite de palma, soja) representan casi el 80 % de la materia prima utilizada para la producción de combustible la UE, agrega T&E.
Las importaciones de aceite de palma empleado para la producción de biodiésel alcanzaron un máximo en 2020, con un 58 %. España, por su parte, fue el mayor productor de biodiésel de aceite de palma de la UE en 2020, utilizando 1,7 millones de toneladas (Mt). Seguida por los Países Bajos (1,5 Mt) e Italia (1,4 Mt). El volumen de aceite de soja en la producción de biodiésel aumentó un 17% (de 0,9 Mt a 1,1 Mt) a partir de 2019 y en 2020 representó el 7 % de la producción total de biodiésel de la UE.
¿Fracaso, agravamiento de la crisis ambiental?
Demuestra además T&E datos sorprendentes en su documentación. Desde 2011 los conductores de la UE han quemado alrededor de 39 Mt de biodiésel de palma y soja juntos. Emitiendo alrededor de 381 Mt de CO2 equivalente. Esto es tres veces más de lo que se habría emitido si los conductores de la UE hubieran utilizado diésel fósil en su lugar.
El significativo aumento de la cuota de biocombustibles de origen vegetal en 2020 muestra los efectos negativos de 10 años de política de biocombustibles de la UE. Y pone de manifiesto la necesidad de adoptar salvaguardias más estrictas en dicha política. Teniendo en cuenta la aterradora tendencia observada en los últimos años, es importante que la UE garantice que la próxima revisión de la DER incluya medidas para dejar de utilizar inmediatamente el biodiésel de palma y soja. Y eliminar gradualmente todos los biocombustibles de origen vegetal para 2030.
“Hoy podemos afirmar que el plan de la UE de promover el uso de combustibles a partir de biomasa, como una de las medidas estrella para frenar el calentamiento global, no solo fue un gran fracaso, sino que agravó la crisis ambiental global”, comenta Tom Kucharz, miembro de Ecologistas en Acción.
El impulso hacia estos combustibles ha disparado la demanda de biodiésel barato a base de cultivos de soja, que se obtiene principalmente de Asia y América del Sur. Se calcula, asegura Ecologistas en Acción, que, por cada hectárea de cultivo de soja, se pierden entre 16 y 30 toneladas de suelo. Esto conlleva que para aumentar el rendimiento y satisfacer la demanda actual de este producto, hay que plantar más soja, lo que requiere más tierra.”Esta destrucción desenfrenada genera enormes emisiones de carbono al tiempo que causa un daño irreparable a la biodiversidad del planeta”, dice la organización,
Fin del aceite de palma en los carburantes
La DER ha sido revisada y ahora se le conoce como DER 2. Allí se fija una hoja de ruta para eliminar los biocombustibles en la UE, basados en cultivos alimentarios. Y además, considera “insostenible el biodiésel de aceite de palma, o de alto riesgo debido a la deforestación que lleva asociado su cultivo”. Ruta que se estima finalice en 2030 con la desaparición del aceite de palma en estos carburantes.
Datos de la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC), precisan que el aceite de palma está aún presente en el 88% del hidrobiodiésel de España. Elaborado a partir del aceite de palma extraído de sus racimos. Un cambio que no contenta a todos, “la actual política de biocombustibles de la UE está impulsando la demanda de soja”.
Una alerta que ya empieza a tener su reflejo en los números de España, donde el aceite de cocina usado (36%) y el aceite de soja (27%) ganaron terreno, reseña ABC. Convirtiéndose en las principales materias primas para la producción de biodiésel, en el pasado ejercicio.
Reportes más recientes destacan que el biodiésel de soja es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero (GEI), después del biodiésel de aceite de palma. Una tendencia preocupante para los ecologistas, ya que entre 2015 y 2019, el porcentaje producido en Europa se ha duplicado hasta alcanzar el 6% del total. “Debemos impedir por todos los medios que la soja se convierta en la nueva palma de los biocombustibles por sus graves impactos socioambientales”, apunta Kucharz.