Cuando se habla de «una nueva normalidad» no se dan detalles. Quizás las imágenes recurrentes de una nueva normalidad sean miles de personas con mascarillas y guantes en los trenes, supermercados, centros comerciales y lugares de trabajo.
Pero «una nueva normalidad» también podría afectar situaciones íntimas o cotidianas como los besos apasionados entre las parejas o el simple acto de apagar de un fuerte soplido las velas de la tarta del cumpleaños feliz.
Entendiendo que el virus SARS-CoV-2 se transmite por medio de gotículas respiratorias que expulsa una persona contagiada a través del estornudo, la tos o la exhalación ¿qué quedará para los besos apasionados y el soplido de las velas de cumpleaños?
Besos apasionados en 10 segundos
Un beso apasionado de diez segundos puede permitir el intercambio de hasta 80 millones de bacterias. La boca aloja más de 700 variedades de bacterias.
En 2014, mucho antes de siquiera imaginar que la COVID-19 cambiaría sorpresivamente la cotidianidad del ser humano, un estudio de la Organización para la Investigación Científica Aplicada de Holanda, evaluó la microbiota salival de 21 parejas que se daban 9 besos al día.
Los resultados pueden quitar la ganas de besar. Primero, se llega a compartir la microbiota salival, bacterias comensales no patógenas presentes en las glándulas salivales. Segundo, la cantidad de bacterias probióticas se triplican y se transfieren un total de 80 millones de microorganismos durante esos 10 apasionados segundos.
El experimento consistió en tomar muestras de bacterias de la lengua y la saliva de las parejas antes y después de besarse. Luego a cada miembro de la pareja se le dio una bebida probiótica con variedades específicas de bacterias.
Las propiedades de las bacterias de la saliva cambiaron rápidamente como respuesta al beso, mientras que las bacterias de la lengua permanecían estables. La investigación confirmaba que un beso es buen ejemplo de la exposición humana a un gran número de bacterias en un corto tiempo.
Bacterias y las velas de cumpleaños
Y un corto tiempo también podría ser el soplido de las velas de una tarta de cumpleaños. Un estudio publicado en Journal of Food Research encontró que se podían transferir bacterias a través del soplido de las velas de cumpleaños.
Investigadores de la Universidad de Clemson de Carolina del Sur, Estados Unidos, llevaron a cabo un experimento que examinaba la posible propagación de bacterias al soplar las velas de un pastel de cumpleaños.
Los investigadores partieron de pruebas preliminares en cultivos de agar nutritivo que indicaban que las partículas en el aire de origen natural vivo que se expulsan a través del aliento humano se transfieren a la superficie de las tartas.
Para probar la hipótesis, los investigadores extendieron hielo sobre papel de aluminio y sobre esta superficie se colocaron velas de cumpleaños. Entonces, se les pidió a los participantes del experimento que consumieran pizza para simular el orden de los acontecimientos en una fiesta: comida, luego postre.
Después de la pizza, los participantes apagaron las velas sobre algunas de las superficies de hielo. Mientras que otras velas quedaron sin apagar.
Al establecer, una comparación entre la superficie de hielo con velas que no se apagaron y la superficie de hielo con velas que sí se apagaron, los investigadores encontraron que la superficie de velas apagadas tenían un 1.400% más de bacterias que la superficie de velas no apagadas.
¿Sin besos ni cumpleaños feliz?
Para ese momento Paul Dawson, líder de la investigación, señalaba que le preocuparía el estado de salud de las personas que soplan las velas de cumpleaños y que no apagaría las velas si estuviera enfermo. El virus SARS-CoV-2 puede estar en el aire hasta tres horas. Mientras que su permanencia en las superficies dependerá del material (madera, vidrio, plástico, tela, etc.) y puede ser hasta de cuatro días.
Un enfoque interesante para la ciencia sería evaluar la transmisión del virus a través de los besos apasionados y el soplido de las velas de cumpleaños. No es algo baladí, son cuestiones que forman parte de la cotidianidad y la intimidad, tan relacionadas con la salud humana.
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