Por Cambio16
02/05/2018
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Ben Lecomte va camino -o nadando, para ser más exactos- a repetir la hazaña. En 1998, el nadador francés se convirtió en la primera persona en atravesar el Océano Atlántico. Le costó 73 días y recorrió 5.980 kilómetros. Ahora, Ben Lecomte cruza el Océano Pacífico desde Tokio hasta San Francisco. Se estima que nadará más de 8.900 kilómetros. Y su propósito va más allá de sumar un reconocimiento universal a su podio de premios.
The Longest Swim -el nombre con el que fue bautizado el programa en desarrollo- relata la travesía del atleta. El viaje comenzó en la corriente de Kuroshio hacia la del del Pacífico Norte. Y finalmente desembocará en San Francisco a través de la corriente de California.
El cruce tiene un aspecto sensible y científico al mismo tiempo. Ben Lecomte cruza el Océano Pacífico para generar conciencia sobre el impacto de la contaminación marina. Durante el recorrido recopila datos sobre las condiciones oceánicas y serán compartidas con más de 20 centros científicos. En este punto, vale la pena recordar el crecimiento desmedido del séptimo continente y los problemas del océano ártico.
Cada brazada es información
En un mundo rodeado de drones, tecnología submarina y robots autómatas, Ben Lecomte humaniza la tarea de recopilar datos. Cada brazada cuenta. Cada brazada es la oportunidad de obtener referencias sobre el estado del océano y la vida marina. «Es un trabajo nunca antes hecho. La tripulación no son científicos profesionales. De hecho, se espera que esta tarea aliente a las personas a convertirse en científicos ciudadanos. Todo el mundo con un bote puede contribuir a la investigación». Son las palabras de Paul Lecomte, sobrino del nadador.
Con el propósito de obtener toda la data posible con el menor esfuerzo, Lecomte cuenta con los mejores gadgets. En primer lugar cuenta con una RadBand en la pierna para evaluar las concentraciones de cesio radioactivo en el agua. Además, tiene un monitor EKG para registrar sus latidos y filtros de almacenamiento para recolectar y clasificar microplásticos y microfibras. Su equipo también incluye dispositivos hidroacústicos para grabar sonidos de mamíferos marinos para determinar su población. De igual forma, y por su seguridad, usará un brazalete magnético para repeler a los tiburones. Su ruta coincide con la temporada de migración de los tiburones blancos.
Debido a todo el desgaste físico, Lecomte es constantemente evaluado física y psicológicamente. Las condiciones del entorno ponen a prueba su resistencia y condiciones.
Estatus del océano
Obviamente, el deportista francés no está solo. Duerme en un velero por la noche. Y durante el día es monitoreado por un bote inflable. Ben Lecomte cruza el Océano Pacífico con 51 años. Al final, su recorrido servirá para evaluar la salinidad, temperatura, acidez y oxígeno del agua. Un dato curioso es que Lecomte estará rodeado de sensores que controlarán las cianotoxinas producto de la radiación del desastre de Fukushima.
Durante el trayecto, analiza la «comunidad de plástico» que pulula en el mar. Se estudian las posibles enfermedades que producen y las floraciones de algas nocivas. Finalmente, Ben Lecomte cruzará el Océano Pacífico para recopilar información que ayude a protegerlo. Su esfuerzo significará un antes y un después en la compresión de nuestra relación con el mar.
Puedes seguir las actualizaciones de su travesía en The Longest Swim