El impacto de la degradación medioambiental y los riesgos de los fenómenos meteorológicos extremos, no solo preocupan a gobiernos y poblaciones, por las cuantiosas pérdidas humanas y económicas, también al sistema financiero que ha decidido poner sus barbas en remojo. El Banco Central Europeo (BCE) considera fundamentales los aspectos relacionados con el cambio climático en el “cumplimiento de su mandato: mantener los bancos europeos sanos y salvos”.
Además de dictar pautas en materia financiera -tasas de interés, inflación y crecimiento de los países europeos- el BCE está abocado a los temas directos y asociados a la crisis climática. El aumento de las temperaturas y la afectación a la naturaleza y biodiversidad.
La gran amenaza que representa el cambio climático es una prioridad en los planes de la entidad, a causa de la influencia que puede llegar a tener en la estabilidad tanto financiera como de los precios. Christine Lagarde, presidenta del BCE, señaló que «en el banco hemos hecho del cambio climático una prioridad”. Durante su intervención en la cumbre por un nuevo pacto global de financiación que se celebra en París.
Manifestó que la emergencia climática afecta la inflación, que es «la bestia que todos los banqueros centrales quieren domar». Resaltó que es un riesgo que afecta a los balances financieros. Y también es importante para los bancos supervisados por el Central, que deben tener en cuenta su exposición a los riesgos del cambio climático.
«Hemos ajustado nuestras tenencias de bonos corporativos y cambiado nuestra gestión de garantías y riesgos para reflejar mejor los riesgos climáticos. Al mismo tiempo proporcionar incentivos para apoyar la transición verde de la economía», adicionó.
BCE desea proteger capitales del cambio climático
El organismo que preside Christine Lagarde trabaja en un informe sobre los riesgos financieros vinculados al cambio climático y a los «cisnes verdes». Concepto acuñado en 2021 por el Bank for International Settlements (BIS), ante la posibilidad cada vez más latente de una crisis financiera por el encadenamiento de desastres naturales.
El banco analiza desde hace meses la dependencia de la naturaleza de más de 4,2 millones de empresas europeas. Los resultados preliminares muestran que la economía de Europa depende en gran medida de los servicios de los ecosistemas. Y que estos riesgos pueden extenderse al sistema financiero con efectos devastadores.
«Si la degradación de la naturaleza continúa como ahora, estas empresas sufrirán y las carteras de crédito de los bancos se volverán más riesgosas», explica Frank Elderson, miembro del Comité Ejecutivo del BCE y líder del tema sobre cambio climático.
El economista cita un dato, ya comentado por Lagarde, para dimensionar la dependencia del sector privado a los «servicios ecosistémicos» (alimentos, agua potable, madera y minerales, entre otros). “Nuestra evaluación preliminar sugiere que el 75 % de los préstamos bancarios en la zona del euro son para empresas que dependen en gran medida de al menos un servicio ecosistémico”, reveló.
Esto significa básicamente que estas empresas dependen de los servicios ecosistémicos para continuar produciendo sus bienes o brindando sus servicios, que en definitiva, conforman el PIB o desarrollo de los países.
«Los efectos podrían incluir la caída de los rendimientos de los cultivos debido a la disminución de los insectos polinizadores. O la degradación de las tierras agrícolas. La escasez de productos de la naturaleza podría conducir a shocks del lado de la oferta para la industria farmacéutica. O que los destinos se vuelvan menos atractivos para el turismo», alerta.
Riesgos e impactos en el sistema financiero
Frank Elderson, también vicepresidente del Consejo de Supervisión del BCE, considera que el cambio climático es un asunto serio.
“Estamos hablando de riesgos financieros materiales derivados de la pérdida de biodiversidad. Para decirlo aún más sin rodeos: si destruimos la naturaleza, destruimos la actividad económica. Y, en última instancia, esto tendrá un impacto material en el sistema bancario”, indica el ejecutivo. En un evento organizado por el Grupo de Trabajo Federal Europa de los Verdes en Alemania.
Asimismo, los riesgos financieros materiales derivados de la emergencia climática afectarán a los bancos. Incluso, dice, “como supervisor del BCE debo estar completamente preocupado por el cambio climático ya que esto se reduce a la esencia misma de nuestro mandato. Va al corazón de la estabilidad financiera. La solidez de los bancos y la resiliencia de nuestro sistema bancario. En otras palabras, si no tuviéramos en cuenta los aspectos relacionados con el clima, el medio ambiente, la biodiversidad y la naturaleza, estaríamos incumpliendo nuestro mandato”.
Recuerda que en 2020, cinco años después del Acuerdo de París, las primeras evaluaciones de supervisión del BCE sugirieron que menos de una cuarta parte de los bancos europeos habían reflexionado sobre cómo las crisis climática y ambiental afectaron su estrategia. Actuando sobre esta observación preocupante, el banco publicó una guía sobre riesgos ambientales y relacionados con el clima (C&E).
El texto establece las expectativas sobre cómo los bancos deben integrar estos riesgos en su estrategia comercial, gobierno y gestión de riesgos. En 2022, también la institución hizo de los riesgos C&E una de sus principales prioridades de supervisión para los próximos tres años.
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