San Francisco de Sales se atribuye la frase «El infierno está lleno de buenas voluntades o deseos», aunque su autoría no está del todo clara y ya forma parte del refranero popular. Lo cierto es que expone el hecho de que las acciones hechas con el mejor de los propósitos puede tener el peor de los resultados. Y los anuncios del nuevo director general de la British Broadcasting Corporation (BBC), Tim Davie, han abierto un debate sobre cómo la búsqueda de la verdad se puede convertir en persecución y censura.
Tim Davie, quien se convirtió en director general de la BBC a principios de este mes, dijo que estaría dispuesto a despedir a los presentadores que infrinjan las pautas de imparcialidad en las redes sociales. Explicó que las nuevas reglas de redes sociales se anunciarán en las próximas semanas y se aplicarán a todo el personal.
«Estoy preparado para tomar la acción disciplinaria apropiada, hasta el final», dijo Davie. Dijo que también podría «sacar a la gente de Twitter» si fuera necesario.
Sus comentarios se producen después de las críticas a estrellas como Gary Lineker, quien ha provocado controversias en el pasado por compartir sus opiniones políticas en Twitter. Lineker es un ex futbolista que jugó con la selección de Inglaterra y fue líder goleador en el Mundial de 1986. También formó parte de la plantilla de varios grandes equipos. Entre otros, el mismísimo Barça entre 1986 y 1989.
Actualmente, es el presentador mejor pagado de la corporación con 1,75 millones de libras (1,92 millones de euros) de sueldo anuales, como anfitrión de El Partido del Día. En respuesta a los comentarios de Davie, dijo: «Creo que solo Twitter puede sacar a la gente de Twitter».
Mano dura
Davie dijo que la BBC renovará su «compromiso con la imparcialidad». A su juicio, la cadena debería estar libre de prejuicios políticos, guiada por la búsqueda de la verdad, no por una agenda en particular.
Lanzó un tiro de advertencia a los trabajadores de la BBC que expresan sus opiniones en la prensa o las redes sociales. «Si quieres ser un columnista obstinado o un activista partidista en las redes sociales, esa es una opción válida, pero no deberías estar trabajando en la BBC», expresó.
Davie dijo a los parlamentarios en el Comité de Selección Digital, Cultura, Medios y Deporte de la Cámara de los Comunes (DCMS) del Reino Unido, que las acciones que aplicará «serán muy claras, podremos tomar medidas disciplinarias, podremos sacar a la gente de Twitter. Conozco gente quiere ver una acción dura sobre esto «.
Presionado sobre cómo se podría eliminar a las personas de Twitter, aclaró que en algunos casos pediría al personal que suspendiera sus cuentas de Twitter si querían seguir trabajando para la BBC.
Les dijo a los diputados que no se apresuraría a emprender acciones de gran alcance. «Sé que a algunas personas les gustaría que despidiera (a la gente) inmediatamente (cuando) hay una falla en un pie», dijo.
«Estoy seguro de que (…) a veces no hemos actuado a la perfección. Por lo tanto, habrá una variedad de medidas. A veces, alguien solo necesita hablar con alguien. Otras veces habrá asuntos más serios».
El caso Lineker
Cuando se le preguntó específicamente sobre Lineker, Davie dijo que el ex futbolista «siempre había tenido una expresión sabrosa», pero «comprende sus responsabilidades como persona dentro de la BBC».
«Emitiremos las pautas de las redes sociales que serán claras. Me gustaría señalar que Gary Lineker ha sido muy claro en sus declaraciones recientemente, diciendo: ‘Entiendo que tengo responsabilidades mientras trabajo en la BBC'».
«Esas responsabilidades estarán claramente definidas. Yo soy el director general, así que ahora estoy dirigiendo el programa y, en mi opinión, las declaraciones de partidos políticos no son lo correcto para las personas que forman parte de una organización de noticias imparcial.»
El «delito» de opinión
El anuncio de Davie ha colocado sobre el tapete la polémica que marca la delgada línea entre información y opinión. Ha sido una de las grandes obsesiones del periodismo, no ahora, sino desde siempre.
Tomar una posición u otra no es sencillo. En algunos países es usual que un periodista en una nota informativa deje colar su opinión. No se censura que un periodista opine. Pero cuando causa escozor, sobre todo al hablar de temas álgidos políticamente, hay aue tener cuidado.
Sobre lo que no hay discusión es sobre la imparcialidad como valor del periodismo. Sin embargo, lo que no escapa al debate es el uso personal de redes sociales por parte de periodistas.
Un caso emblemático se registró en 2010. El 4 de julio, murió el Ayatolá Sayyed Mohammed Hussein Fadlallah, el clérigo chiíta más influyente en el Líbano. Tras conocer la noticia, la editora principal de CNN para el Medio Oriente, Octavia Nasr, escribió en su cuenta de twitter: “Es triste oír hablar de la muerte de Sayyed Mohammed Hussein Fadlallah…Uno de los gigantes de Hezbolá que respeto mucho”..
La cadena estadounidense despidió a Nasr, quien llevaba 20 años con la empresa, porque su credibilidad había quedado “comprometida”. El clérigo libanés había inspirado al grupo extremista y violento Hezbolá.
Arma de doble filo
Twitter ha transformado la labor de los periodistas en todo el mundo pero también se ha convertido en un arma de doble filo. En un mundo cada vez más interconectado, la publicación de opiniones y puntos de vista en redes sociales constityye un riesgo para periodistas y comentaristas.
El 17 de agosto de 2015, el periodista ecuatoriano Martín Pallares fue despedido del diario El Comercio por comentarios que realizó a través de su cuenta personal de Twitter, donde fue crítico con el Gobierno de su país.
Luego de laborar para ese medio durante 13 años, donde era el responsable de los nuevos desarrollos digitales, fue despedido por no haber cumplido con «pedidos cordiales», realizados varios meses antes, sobre la necesidad de ceñirse al manual de buenas prácticas en redes sociales para los periodistas del diario.
No es censura
Sin embargo, Tim Davie expresó, en su discurso ante el Comité, explicó su preocupación por la defensa de la imparcialidad en la British Broadcasting Corporation. “Para ser claros, no se trata de abandonar valores democráticos como el poder debatir ideas de manera libre y apasionada, o el rechazo total al racismo. Pero necesitamos estar libres de prejuicios políticos, guiados por la búsqueda de la verdad, no por una agenda en particular”, advertía en su palabras.
En el discurso muestra varias reflexiones sobre ética periodística, en especial las referentes a la importancia de la imparcialidad, el valor de la diversidad en las redacciones y la necesidad de que los medios de comunicación sean financieramente sostenibles.
«Amo nuestros valores, pero no significan nada si no dan como resultado el comportamiento correcto», dijo.
Un tema complejo
Algnos trabajadores de la BBC han manifestado su molestia, en calidad de anonimato, a medios británicos. Pricipalmente, se quejan de que deban «renunciar a su derecho a expresar ideas y opiniones».
Pero lo cierto es que en los últimos tiempos la BBC ha recibido acusaciones de parcialidad. En especial, ha habido polémicas sobre las opiniones de varios de sus presentadores estrella acerca de temas álgidos, como la gestión del Gobierno de Boris Johnson ante la crisis del coronavirus o el brexit.
Reacción en el Parlamento
Los parlamentarios conservadores y los ministros del gobierno acusan a la BBC de informar unilateralmente sobre el Brexit. En respuesta Davie enfatizó que la BBC no era el portavoz de ningún partido, ni del gobierno británico, sino que solo estaba comprometida con la imparcialidad y la objetividad.
Los nuevos anuncios fueron acogidos positivamente en la Comisión por miembros de la mayoría, al tiempo que despiertan alarma en la oposición. También han surgido rumores que atribuyen al gobierno de Boris Johnson la intención de favorecer a corto plazo la designación de dos personalidades muy cercanas al primer ministro como presidente de la propia BBC y de Ofcom (autoridad independiente de vigilancia de medios).
También han llegado criticas de varias partes del mundo. En Colombia, Vladimir Flórez, conocido por el seudónimo de Vladdo, un caricaturista, periodista y dibujante fue muy duro al hablar del tema. Escribió en El Tiempo, de Bogotá, que «resulta absurda la decisión de la legendaria cadena pública británica, al tratar de impedir que sus reporteros se expresen en Twitter; no solo porque esa medida va en contravía de la dinámica actual de los medios, sino porque viola el derecho a opinar, consagrado en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos”.
El tema no es, pues sencillo. Se trata de un asunto con muchas aristas e interpretaciones. No hay en este caso una sola respuesta o una única verdad.
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