Por María Jesús Hernández
Infravalorado en los pasados comicios, Bildu acabó consiguiendo la alcaldía donostiarra ante la mirada incrédula de muchos. Juan Karlos Izagirre (San Sebastián, 1963), en la imagen, un médico sin experiencia en política, sacó del gobierno municipal al mítico alcalde socialista Odón Elorza. Dos décadas llevaba con el bastón de mando. En estas elecciones, Izagirre repite como candidato, pero esta vez como diana de toda la oposición. En especial, del PNV, que espera ganarle la partida.
En 2011, Odón se equivocó de estrategia y realizó una campaña con mirada nacional ignorando a Bildu. Cuatro años después, los socialistas no remontan y el PNV -que tampoco auguró el resultado de esta formación en el pasado y que parece contar con el respaldo de las encuestas en el presente- quiere recuperar la alcaldía y la diputación con una campaña totalmente enfocada a derrotar a la formación de izquierda abertzale.
“Izagirre no ha hecho una mala gestión. Pertenece al ala moderada de Bildu -aunque no han faltado guiños al ala más radical- y es bastante dado al diálogo y a los pactos, incluso con el PP”, analiza el asesor político Miguel Macías. “Hay que tener en cuenta también que era el primer candidato de Bildu con una responsabilidad de ese calibre, y que tomaba el testigo de un alcalde tan carismático como Odón Elorza”. No obstante, no ha puesto en marcha grandes proyectos -los que hay, vienen de antes-, “algo en lo que tiene mucho que decir la crisis en Euskadi, que ha tardado más en llegar”, explica.
Tampoco le ha facilitado las cosas haber sido portavoz de la plataforma que defiende que su barrio, Igeldo, se separe de la capital.
Macías destaca un cambio de discurso en Bildu: “Su estrategia ha dejado de poner el acento en la independencia, se está volcando en acercarse al ciudadano, en los problemas sociales”. Esto le puede llevar a arañar votos a los que fueran votantes potenciales de la marca blanca de Podemos, que no se presenta en San Sebastián.
El exsecretario general del partido de Pablo Iglesias en Donostia, Hannot Sansinenea, tomó esta decisión antes de dimitir. ¿La razón? Hombre muy cercano al círculo duro de Madrid, coincidía con la estrategia de no desgastar al partido de cara a las generales. Cierto es que Podemos no ganaría, pero sí podría llegar a decidir un gobierno con Bildu, algo en lo que estaría de acuerdo parte de las bases en el País Vasco, pero no Madrid. Por ello, una de las claves estaría en el destino de los votos de los simpatizantes de Podemos.
El enemigo más peligroso de Izagirre es Eneko Goia (San Sebastián, 1971). Repite como candidato del PNV, “se trata de un hombre de partido, de la rama más soberanista, algo que puede atraer a más votantes en detrimento de la izquierda abertzale”, analiza Macías.
El PSE-EE vuelve a tenerlo complicado y más sin Odón Elorza. Es Ernesto Gasco (San Sebastián, 1963) con control en la Ejecutiva, el que encabeza la lista.
En cuanto al PP, sigue con sus líos internos. Arantza Quiroga eligió a Miren Albistur (San Sebastián, 1976) y abrió otro frente con Borja Semper. Todo apunta a una posición testimonial.
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