Por ANA BEDIA
«No tengo ningún mensaje para Mariano Rajoy, yo le he hecho caso y le doy las gracias: Luis ha sido fuerte de verdad. Le he hecho caso y he sido fuerte». En su primeras declaraciones tras abandonar la cárcel, Luis Bárcenas ha asegurado: «El PP no ha tenido nada que temer de mí, ni nada tiene que temer en estos momentos».
El extesorero popular logró reunir los 200.000 euros de fianza que le impuso la Audiencia Nacional, los abonó, el juez Ruz decretó su puesta en libertad por la mañana y a las 21:50 horas salió de prisión. El montante se conseguió en apenas 24 horas, pese a las reiteradas ocasiones en las que tanto Bárcenas como su mujer, Rosalía del Pozo, han informado de que atraviesan serias dificultades económicas puesto que tiene todas sus cuentas y bienes inmuebles bloqueados por su imputación en el caso Gürtel. La explicación oficial es que familiares y allegados son los que han salido al rescate del extesorero del PP; en concreto nueve familiares de Bárcenas -hermanos, sobrinos, la suegra y un cuñado- han pagado la fianza.
A los periodistas congregados en Soto del Real, Bárcenas, preguntado sobre si tenía algo que decirle a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, les ha dicho: «No tengo mensajes para nadie; de entrada no tengo móvil en estos momentos y lo que quiero es recuperar el año y medio de vida que he perdido aquí».
Con la salida de Bárcenas de prisión, ya no queda nadie entre rejas por el caso Gürtel de los más del centenar de imputados en esta causa, que le ha causado y le sigue causando quebraderos de cabeza al partido en el Gobierno.
Ahora, 19 meses más tarde, Bárcenas vuelve a estar en la calle, pero con condiciones: tendrá la obligación de comparecer en la Audiencia Nacional los lunes, miércoles y viernes y de designar domicilio, así como se le prohíbe abandonar el territorio nacional y se mantiene su retirada de pasaporte.
Lo que nadie le prohíbe, claro está, es hablar con los medios y sin lugar a dudas la primera entrevista que conceda como no preso será una de las más esperadas del año. Más aún que la que concedió el ‘pequeño Nicolás’, el hombre mediático del momento que encontrará en el extesorero del PP un fuerte competidor por la atención de los mass media.
La puesta en libertad de Bárcenas llega cuando faltan apenas unos meses para las elecciones autonómicas y locales. Unos comicios que se auguran difíciles para el bipartidismo por el clima social reinante de descontento con los principales partidos políticos tras los casos de corrupción aflorados en plena crisis económica.
Uno de los talones de Aquiles del PP en este año electoral es sin duda el caso Gürtel, al que la oposición no duda ni dudará en atacar en cuanto tenga ocasión. Ante este contexto, sale Bárcenas de prisión. Un hombre con mucha información interna del PP, según él mismo ha asegurado, que podría dañar a la formación liderada por el presidente Mariano Rajoy. Aunque por sus palabras al salir de Soto del Real puede que tal daño no se produzca.
Habrá que esperar a ver cuáles son los pasos del extesorero fuera de prisión para calibrar los efectos en su expartido.
Sobre este asunto, hay incluso quien cree que la decisión de que Bárcenas salga de prisión justo ahora -y teniendo en cuenta que lo había solicitado hasta en 8 ocasiones- no es casual.
¿Se ha puesto precio al silencio?
El portavoz de Izquierda Plural, José Luis Centella, sembraba la duda sobre este tema esta semana al afirmar que confiaba en que no hubiera “algún tipo de pacto no declarado” para que Bárcenas salga a la calle, pero que temía que el “precio de su silencio” fuera precisamente su puesta en libertad.
Lo que está claro es que todas las miradas estarán puestas sobre el extesorero y sus próximos pasos.
El miércoles, mientras se ultimaban las gestiones para reunir los 200.000 euros de fianza, Bárcenas compareció por videoconferencia desde la cárcel ante una comisión de investigación del Parlament balear que investiga el caso de corrupción en torno a la construcción del hospital palmesano de Son Espases.
El imputado explicó, como ya hizo ante el juez Pablo Ruz, que él y el también extesorero Álvaro Lapuerta se hicieron cargo de unas cuentas ocultas en el PP: «llevábamos -afirmó- una contabilidad paralela», si bien desvinculó las donaciones que hacían empresarios, y que él anotaba en esa caja B, con adjudicaciones a sus compañías.