Con un gol de Suárez al minuto 90, el Barcelona venció al Rayo Vallecano (2-3) y se asentó como líder de la Liga. Sufrió el conjunto de Ernesto Valverde para llevarse los tres puntos de Vallecas, no solo por una falta de identidad pasmante sino también por el buen trabajo del conjunto local.
Aunque los azulgrana abrieron el marcador con una jugada típica, internada de Alba, pase y gol de Suárez al minuto 11, más pronto que tarde los culés perdieron el control de su juego y, en consecuencia, el del partido.
El mismo once que venció al Inter y que goleó al Real Madrid mostró más sus defectos que las virtudes que se habían engrandecido con los buenos resultados. La poca creatividad sin Messi, que ya entrena con el equipo, comenzó a condenar a los culés que se veían repetitivos.
Sin pasar sustos, los de Miguel Ángel Sánchez se fueron creciendo en el partido y asumiendo una presión más alta con la que poco a poco fueron haciendo daño a los rivales. Cuando llegó el gol de Pozo (35′), nadie se extrañó pues era la consecuencia lógica de lo que se veía en el campo.
Ter Stegen se equivocó en la salida, Lenglet no acertó en el despeje y el cuero le quedó a Pozo, que remató de forma exquisita al segundo palo del alemán para poner la igualdad en el marcador. Si hace unos días Valverde se confiaba de que su equipo podía sobrevivir incluso en el descontrol, el partido de hoy lo habrá sacado de su error.
Menos Barça
Con el correr de los minutos, el Barça se fue haciendo cada vez menos Barça, incapaz de sosegar el partido, inútil con y sin el balón. La única solución que parecían tener los visitantes se llamaba Luis Suárez, que casi pone el 1-2 con un tiro que se fue al travesaño.
Con Rafinha y Coutinho incapaces de desequilibrar, Valverde apostó a Dembélé y, más adelante, a Vidal. El francés, tan capaz de hacer magia como de poner a su equipo en problemas, cambió la dinámica y la acercó al terreno del toma y dame. El Rayo no se sintió amenazado.
De hecho, los locales aumentaron la ventaja gracias a un gol de Álvaro García después de un poste. Sin embargo, a Dembélé le salió una y consiguió el empate (87′) tras una recuperación de Piqué, que se había ido arriba en la desesperación (y la falta de orden).
Luis Suárez terminó la remontada tras aprovechar un centro de Sergi Roberto, sobre el final del partido. De nuevo, una inspiración individual sirve para salvar el mal juego colectivo. El gol del uruguayo, el séptimo en Liga, le vale a los de Valverde tres puntos importantes para mantener el liderato.Pero también patenta que este Barça cada vez menos se reconoce a sí mismo.
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