El Barcelona rescató un empate ante el Atlético de Madrid (1-1) en el Wanda Metropolitano, para mantenerse como líder de la Liga con solo un punto de distancia de los colchoneros. Los tantos estuvieron a cargo de Diego Costa (77’) y Dembélé (90’).
El encuentro fue más un choque entre Simeone y Valverde. El técnico azulgrana decidió jugar a lo mismo que el argentino, como si quisiera darle una muestra de su propia medicina. El problema es que su equipo no se reconoce en ese estilo y, en consecuencia, completó un partido mezquino.
Durante el primer tiempo ninguno de los dos equipos gozó de ocasiones claras. Es más fue la primera vez en la temporada que en La Liga no hubo ningún tiro al arco durante los 45 minutos iniciales. El guión, a priori, se cumplió a cabalidad: el Barça mantuvo la posesión y los de Simeone se dedicaron a esperar.
Valverde, por las lesiones de Rakitic y Coutinho, tuvo que salir con un once no habitual con Arturo Vidal como titular acompañando a Arthur, Busquets y Sergi Roberto. En principio, el Barça volvió al 4-4-2, con Messi y Suárez arriba.
Con la pelota, los azulgrana no gozaron de la claridad habitual sin sus creativos habituales. Roberto y Vidal estuvieron muy participativos pero generaron muy poco por lo que Messi retrasó su posición dejando al uruguayo muy solo arriba.
Por su parte, el Atlético, que en teoría parecía más cómodo con el planteamiento, tampoco pudo producir ni siquiera en el contragolpe, muy lento en las transiciones. Lo único reseñable de los primeros 45 minutos fue el tirón que sufrió Roberto, lo que obligó a la entrada de Rafinha.
Empate final
El verdadero partido empezó al minuto 70, cuando los locales comenzaron a adelantarse. Después de un tiro libre que despejó el Barça, el Atleti aprovechó un córner para abrir el marcador. Diego Costa le gana a Rafinha y supera a Ter Stegen, que se quedó clavado en el césped y no detuvo el balón, a pesar que lo tocó.
Ya con el gol en contra, a los visitantes no les quedó más remedio que arriesgar y salir a por el empate. Valverde tiró del banquillo y le dio entrada a Dembélé por Arthur, y a Malcom por Vidal.
Messi no pudo marcar la diferencia a balón parado, a pesar de que tuvo dos oportunidades que mandó a las manos de Oblak. Sin embargo, el argentino sí aprovechó una carrera para dejarle el balón a Dembélé en el área y el francés lo mandó al fondo de la red con caño incluido. De nuevo, los culés apelaron a la épica para resolver, a medias, un partido que no pudieron resolver con su fútbol.