POR ANDRÉS TOVAR
30/07/2017
A propósito de El Clásico en Miami este fin de semana -que culminó con la victoria del Barcelona-. Poniendo la lupa en el cuadro blaugrana, los buenos logros en la gira norteamericana del club catalán ratifican los crecientes esfuerzos que ha venido realizando el club en el crecimiento de su perfil internacional, movida interesante en tiempos en que su región de origen insiste en sus planes de secesión.
Para nadie es un secreto lo que representa el FC Barcelona en la identidad de su ciudad. La omnipresencia de los colores del club subraya lo mucho que el equipo de fútbol representa, haciéndose su espacio y a veces hasta compitiendo con su riqueza histórica y cultural.
En las tiendas de souvenirs, la camiseta convive tranquila con los imanes de la Sagrada Familia, Messi puede jugar con Gaudí y el Camp Nou es tan grande como la catedral real.
Harto conocido es el debate sobre cuáles serían las posibles consecuencias para el FC Barcelona -y para su paisano el Espanyol- en caso que Cataluña consolidara una separación de España. Y no han faltado las «opciones», como aquella del ex primer ministro francés, Manuel Valls, de «darle cancha» al club en la Ligue 1 francesa.
Pero lo que realmente importa es lo que se piensa -y se mueve- dentro del club. Apenas en mayo, el Barça anunciaba su «adhesión» a los planes para celebrar un referéndum sobre la independencia catalana en septiembre de este año.
Sinónimo de la identidad catalana, el respaldo del club es clave para el Pacto Nacional por el Referéndum, que pretende persuadir al gobierno español para que permita que tal voto sea vinculante, a diferencia de la versión anterior en 2014.
Pero el Barcelona ha tenido el cuidado de mantenerse por encima de la lucha en el debate sobre la independencia -están respaldando el derecho al voto, no necesariamente la independencia misma- y es fácil ver por qué.
Barcelona, del «Més que un club» a la internacionalización
La mayoría de los grandes clubes de fútbol ahora atraen a un gran elemento turístico. Pero en una ciudad ya atractiva para los visitantes, el FC Barcelona parece especialmente cargado.
Aficionados de América Latina y EEUU felices, árabes que viajan por el patrocinador del club, Qatar Airways, japoneses hambrientos de sazón culé tras el acuerdo con Rakuten… el Camp Nou conserva su sabor e identidad, pero también hay el sentido del estadio como atracción turística.
Así, el creciente internacionalismo del club en una era globalizada hace que el tono correcto con el movimiento de la independencia de Cataluña sea difícil. Por un lado está el apoyo a un referéndum, el vuelo de las banderas catalanas en violación de las normas de la UEFA y la primacía de la lengua regional.
Por otro lado, es una sensación de que el club es -a juicio de quien suscribe- más grande que Cataluña. El Cant del Barça incluye las líneas «Somos los partidarios del azul y el claret, no importa de donde provenimos». Cuando se trata de banderas, el blaugrana reemplaza a la estelada.
Mirando a lo que viene
Esta visión permite que el club sea inclusivo para los muchos dentro de Cataluña y en otras partes de España que no apoyan la independencia y para aquellos millones de personas alrededor del mundo ajenos al debate catalán.
También significa que no tiene que confrontar los aspectos prácticos de lo que la independencia significaría para su posición en la Liga.
En realidad, la fuerza del compromiso del FC Barcelona con la causa catalana aumenta y disminuye con el sentimiento de los aficionados y la conveniencia política. Un grupo de aficionados, Blaugrana Al Vent, pidió que se detuviera la práctica de volar las banderas catalanas, considerándola ofensiva para aquellos que no están interesados en la secesión de España.
Sin embargo, el actual régimen, bajo el presidente del club, Josep Maria Bartomeu, ha sido criticado por ser demasiado aguado en la independencia por su amargo rival, el ex presidente Joan Laporta.
Antes de las elecciones regionales de 2015, Bartomeu dijo que «el Barça siempre ha permanecido neutral», pero el club fue criticado en Madrid por twittear sus felicitaciones a Carles Puigdemont.
Felicidades, presidente Puigdemont. Que el acierto os acompañe en esta etapa histórica y apasionante que hoy inicia nuestro país, Catalunya
— FC Barcelona (@FCBarcelona_es) January 10, 2016
Una decisión pendiente
Bajo Bartomeu, el énfasis ha estado más en el Barça mirando hacia fuera, estableciendo el club como una franquicia deportiva mundial -muy lucrativa, además- que hacia adentro a su papel como un faro de la identidad catalana.
El Més que un club solía referirse a esta posición cultural especial; ahora describe la marca global que el Barça se ha convertido. Al igual que todos los superclubs, cuanto más grandes son, más grandes son sus perspectivas.
Pero a medida que se encuende la posibilidad de un referendum, el Barça puede ser llamado a tomar una posición más firme, desafiándola a continuar con la gama de su atractivo ante los nacionalistas catalanes para los representa sólo una excusa para un politizado fin de semana de fútbol.
Un tema interesante para seguir de cerca.