En el triunfo del Barça sobre el Eibar (5-0) Lionel Messi se erigió como la figura del equipo, siendo guía y killer con un póker, el mismo día que el Camp Nou demostró su descontento con la directiva de Josep María Bartomeu.
Sí, pañolada y pitos por el llamado Barçagate, el escándalo de las cuentas falsas, pero también por años de decisiones inexplicables que para muchos ha llevado a un deterioro insostenible del club.
Por suerte para el Barça, la grandeza de Messi es ajena a la podredumbre. El Eibar asustó con un gol en fuera de juego a los cinco minutos. El Barça no empezó bien el encuentro, con una circulación lenta y espesa. Ter Stegen, nuevamente, fue el factor clave para la salida del equipo, incluso en su insistencia en el pase largo con Vidal.
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El equipo necesitaba un sacudón y en eso Messi es un experto. El argentino, que llevaba cuatro jornadas sin marcar, recibió en la media luna, se zafó de Arbilla con un caño, aguantó el forcejeo con Diop y definió con una picada cruzada para superar a Dmitrovic, que ya le cerraba. Messi, el creador de espacios.
El Eibar siguió intentando incomodar a los azulgranas disputando el balón en el centro del campo y apretando en la salida. Pero, en esas, Vidal encontró a Messi en el área y el 10 la mandó a portería con una disparo cruzado ajustado al poste. Demasiado para el Eibar, que comenzó a desesperarse y en un mal despeje, regaló el tercero.
El estreno de Braithwaite
Messi se la quiso dejar a Griezmann, cuyo disparo fue bloqueado, pero el rebote le cayó a él y no dudó. El argentino hace goles hasta cuando no quiere. El partido iba, irremediablemente, hacia la goleada. Busquets casi hace el cuarto antes del descanso y Rakitic al comienzo del complemento, pero Dmitrovic estuvo atento.
Aún así, el Barcelona no pudo evitar su ya tradicional bache en el segundo tiempo y Ter Stegen también pudo de sacar pecho como otro de los pilares del equipo. El alemán salvó dos disparos de De Blasis y Cote, mientras que De Jong, que entró por Busquets en el descanso, despejó otro de Inui.
Setién siguió moviendo el banquillo. Entró Umtiti por Piqué y puso a debutar al recién adquirido Braithwaite, que sustituyó a un ovacionado Griezmann, de gran encuentro. El danés, que llegó proveniente del Levante por la lesión de Dembélé, aprovechó muy bien sus minutos en cancha. Le dio una asistencia a Messi, que hizo el cuarto, y generó un disparo cuyo rebote propició el quinto de Arthur.
Aunque el danés es una de las muestras de la mala gestión deportiva –costó más de lo que ingresó la venta de Carles Pérez a la Roma– demostró que sacará rédito de su estancia en el Camp Nou. La goleada pone al equipo de nuevo como líder de La Liga, a espera de lo que hiciera el Real Madrid contra el Levante, pero también le da autoridad antes de sus compromiso de Champions de esta semana contra el Napolés en Italia y del Clásico del próximo fin de semana. Messi pone la calma en el césped, mientras la crisis sigue en los despachos.
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