Calculan que deben triplicar sus préstamos a 390.000 millones de dólares para 2030
La reducción del uso de combustibles fósiles y el aumento de fondos para proteger a las naciones en desarrollo de la crisis climática suelen tensar las deliberaciones de las cumbres climáticas. Negociadores de la COP29, en Bakú, recibieron agradecidos la promesa de los principales bancos de desarrollo de aumentar la financiación climática a los países pobres y de ingresos medios que luchan contra el calentamiento global.
Esta decisión animó a los organizadores y delegados que pujan por un mayor compromiso financiero en estas urgencias climáticas, en las que los países más vulnerables y que menos aportan en contaminación, resultan tan afectados que no cuentan con capacidades de respuestas.
Un grupo de principales bancos multilaterales de desarrollo (BMD), incluido el Banco Mundial, anunció el objetivo conjunto de aumentar esta financiación climática a 120.000 millones de dólares para 2030. Un aumento de aproximadamente el 60% con respecto al aporte en 2023.
Los multilaterales también pretenden movilizar 65.000 millones de dólares anuales del sector privado. Para los países de altos ingresos, se prevé que este financiamiento climático colectivo anual alcance los 50.000 millones de dólares. Incluidos 7.000 millones de dólares para la adaptación.
«Creo que es una muy buena señal», señaló el ministro irlandés de Clima, Eamon Ryan. «Es muy útil, pero eso por sí solo no será suficiente», afirmó y añadió que los países y las empresas también deben contribuir.
El director ejecutivo del Centro Global de Adaptación, Patrick Verkooijen también acogió con agrado el anuncio como «un impulso para el debate sobre el financiamiento climático».
Mayor financiación climática de los multilaterales
Los bancos multilaterales de desarrollo dijeron que están “predicando con el ejemplo” en materia de financiación climática. A medida que se acumula la presión sobre ellos para canalizar más dinero hacia los esfuerzos de los países en desarrollo para pasar a la energía limpia y adaptarse al cambio climático.
Se estima que su provisión general de financiamiento climático alcanzará los 170.000 millones de dólares al año para 2030. Un 30% más que un “máximo récord” de 125.000 millones de dólares en 2023, informó el grupo de diez organismos crediticios.
Profundizando en las cifras, se espera que más del 70% del dinero (120.000millones de dólares) se destine a países de ingresos bajos y medianos. Y más de un tercio de esa cantidad se destinará a la adaptación.
Rob Moore, director asociado de banca pública y desarrollo del grupo de expertos E3G, comentó que esta cifra es «significativa». En su opinión «proporciona una base» para que el Nuevo Objetivo Cuantificado Colectivo (NCQG) vaya más allá de la cifra existente de 100.000millones de dólares al año.
Los multilaterales han estado en el centro de atención en los últimos años. Varios líderes y activistas de países han pedido reformas de amplio alcance que permitirían a las instituciones financieras invertir más dinero en la acción climática. El Banco Mundial (el más grande de ellos) actualizó su misión para centrarse en el clima e hizo una serie de ajustes técnicos para liberar más capital para proyectos en todo el mundo.
Los economistas Vera Songwe y Nicholas Stern escribieron un informe el año pasado que los bancos de desarrollo deben triplicar sus préstamos a 390.000 millones de dólares para 2030. Y que una parte sustancial de los dólares adicionales financiará proyectos climáticos.
Fututo más limpio y justo o más sucio y riesgoso
El objetivo principal de la COP29, en Azerbaiyán, es asegurar un acuerdo de financiación climática de amplio alcance. Que garantice hasta billones de dólares para proyectos climáticos y los multilaterales han dado un primer paso. Las naciones en desarrollo esperan mayores compromisos de las naciones ricas e industrializadas que son las que históricamente han contribuido más al calentamiento global y algunas de las cuales también son grandes productoras de combustibles fósiles.
«Los países desarrollados han descuidado su deber histórico de reducir las emisiones. También están redoblando su apuesta por el crecimiento impulsado por los combustibles fósiles», afirmó a Reuters el activista climático Harjeet Singh, director de Compromiso Global de la Iniciativa del Tratado de Combustibles Fósiles.
Las esperanzas de un acuerdo sólido se han visto empañadas por el comentario de Donald Trump de retirar a Estados Unidos de la cooperación climática internacional. Estados Unidos es el mayor productor de petróleo y gas del mundo, el presidente electo ha prometido maximizar la producción.
Los funcionarios que representan al gobierno Joe Biden en la COP29 han dicho que China y la Unión Europea podrían necesitar tomar el relevo si Washington cede el liderazgo. «Tenemos una opción clara entre un futuro más seguro, más limpio y más justo y uno más sucio, más peligroso y más caro. Sabemos qué hacer. Pongámonos a trabajar», dijo el enviado climático John Podesta
Con 2024 en camino de ser el año más caluroso registrado, los científicos dicen que el calentamiento global y sus impactos se están desarrollando más rápido de lo esperado.
Las negociaciones por los fondos, ¿quién da más?
Los países ricos se comprometieron en 2009 a contribuir con 100.000 millones de dólares al año para ayudar a las naciones en desarrollo a realizar la transición hacia energías limpias y adaptarse a las condiciones de un mundo en calentamiento. Alcanzar la meta ha tenido obstáculos. Este aporte mayor de los multilaterales en la financiación climática es apenas un escaño en la gran montaña de recursos que se requieren.
Los países en desarrollo dijeron a los copresidentes de las conversaciones sobre un nuevo objetivo de financiamiento que volvieran a incluir todas las opciones que querían en un texto de 9 páginas. Lo rehicieron de un día para otro y publicaron un nuevo texto de 34 páginas.
Fernanda Carvalho, líder de política climática y energética de WWF, describió la creciente extensión como “frustrante”. Indicó a Climate Home News que “después de tres años de conversaciones preliminares, esperábamos ver un texto más simplificado”. El “proyecto de texto abultado vuelve a poner tanto las opciones buenas como las malas”.
Las opciones básicas sobre la estructura de la Nueva Meta Cuantificada Colectiva siguen siendo las mismas en ambos textos. La primera opción es una meta por una determinada cantidad de dólares, que consiste en financiación proporcionada por los gobiernos y financiación privada movilizada con su dinero.
Y la segunda es un objetivo de provisión y movilización. Además de un objetivo de inversión más amplio que incluye financiación privada y nacional. Como este objetivo tiene “varias capas”, se lo ha comparado con una cebolla, y es lo que quieren los países desarrollados.
Aportes y distribución de recursos
En la mesa de negociaciones hay varias propuestas diferentes sobre el tamaño del objetivo de financiación gubernamental. Los países desarrollados quieren menos y los países en desarrollo quieren más. Mientras el grupo paraguas del G77 y China presionan conjuntamente para obtener más de 1,3 billones de dólares.
Sobre quién paga, ambos textos incluyen las mismas opciones. O sólo los países desarrollados o varios criterios para identificar un conjunto más amplio de contribuyentes en función de la riqueza y las emisiones de los países. El principal negociador del Grupo Africano, Ali Mohamed, dijo que los intentos de ampliar la base de contribuyente fueron «la razón por la que tuvimos que rechazar el borrador».
Recientemente llegaron al texto propuestas sobre montos mínimos que deberían destinarse a los países menos desarrollados (PMA). También a los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID). El último texto tiene opciones para 220.000 millones de dólares para los PMA. Y 39.000 millones de dólares para los PEID en términos equivalentes a subvenciones cada año.
También introduce opciones que especifican que la financiación climática debería abandonar los combustibles fósiles o las “inversiones intensivas en emisiones”. Esto podría parecer obvio, pero no lo es. Por ejemplo, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, contabilizó su inversión en una central eléctrica alimentada por gas en Bangladesh como financiación climática.
Tanto el texto nuevo como el antiguo contienen compromisos de eliminar gradualmente “los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles que no abordan la pobreza energética ni las transiciones justas”. Pero el nuevo texto añade una fecha objetivo de 2025 junto con las opciones del texto anterior de 2035 y «lo antes posible». Las negociaciones apenas empiezan en esta cumbre de Bakú.