Diez principales bancos de la UE están financiando a empresas vinculadas a la deforestación en el Amazonas y la región del Cerrado en Brasil, dijo World Animal Protection en su último informe.
La organización precisa que ABN AMRO, Santander e ING Group, respaldan económicamente a compañías asociadas a las cadenas de suministro de ganado y soja. Estas operan en las selvas tropicales y sabanas de Brasil, donde están siendo autorizados, legal o incluso ilegalmente, para producir carne y piensos a base de cultivos.
En los últimos cinco años, estas instituciones financieras han invertido hasta 81.000 millones de euros. En empresas como Cargill/Danone, ADM, Bunge, Carrefour, Casino, Lactalis, JBS, Louis Dreyfus y Marfrig. Esto significa, según WAP, que los consumidores de la UE, sin saberlo, están alimentando estos problemas poco éticos. Así como prácticas comerciales intensivas en carbono con sus ahorros y pensiones.
“A ningún precio las selvas tropicales más preciadas del mundo se deberían canjear por codicia. Los bancos tienen el deber con sus clientes de invertir sus fondos de manera responsable y ética. Bancos de renombre están traicionando la confianza de sus clientes e invirtiendo en negocios que destruyen hábitats. Desplazan la vida silvestre y participan en los negocios más crueles: la agricultura industrial de bajo bienestar”, dijo Jacqueline Mills, Gerente de campañas de animales de producción de World Animal Protection.
¿Bancos europeos cómplices de la deforestación en Amazonas?
El Amazonas es un importante productor de oxígeno del mundo. Y en su gran extensión alberga a millones de especies de animales sensibles que sufren cuando pierden su hábitat. De allí, parte de las críticas de World Animal Protection sobre el rol de los bancos europeos en la deforestación en Amazonas.
Mientras tanto, la soya es otro motivo de preocupación para los ambientalistas. Se planta en hábitats destruidos antes de que sus subproductos sean exportados para alimentar animales de granjas industriales en el mundo. Completando así el ciclo de crueldad.
El ganado que se cría en tierras deforestadas frecuentemente. Y es trasladado al matadero en condiciones crueles. Estos animales se enfrentan al hacinamiento, el calor extremo, la falta de comida y agua y, a menudo, son transportados a través de varios kilómetros de caminos en mal estado para ser sacrificados. Todas esas situaciones contribuyen a una crueldad inimaginable.
Si bien esta problemática tiene graves implicaciones para el bienestar y la conservación de los animales, muchos de los ganaderos y los productores de soya también son explotados. Trabajan duro, se les paga mal y se les conceden derechos laborales mínimos, lo que hace que esto también sea un problema de derechos humanos.
“Los bancos deberían apoyar sistemas alimentarios sostenibles y libres de crueldad. No a las granjas industriales que dependen de las destructivas importaciones de alimentos para animales. La fauna silvestre y de granja son seres sensibles que merecen respeto, y los bancos deben ser responsables de sus acciones», sostuvo Mills.
UE-Mercosur, un cuestionado acuerdo
World Animal Protection advierte de las graves implicaciones de los bancos en la deforestación del Amazonas. También del Acuerdo de Libre Comercio UE-Mercosur, que en su opinión, arroja luz sobre la deforestación en la Amazonía. Donde un área del tamaño de tres campos de fútbol se pierde cada minuto para uso agrícola.
El acuerdo comercial celebrado por la UE y Mercosur en junio de 2020 solo agravará esto. Según un estudio de impacto publicado en Francia, el acuerdo generaría un 25% adicional de deforestación cada año durante los seis años siguientes a la entrada en vigor.
La UE no debería ratificar el acuerdo sin renegociar fundamentalmente sus términos. En su forma actual, es un mal negocio para los animales, el planeta y las personas. No se ajusta a las estrategias adoptadas por la UE en el marco del Pacto Verde. Este acuerdo impulsará aún más la intensificación de la producción animal.
Esto será más perjudicial para el bienestar animal. También contribuirá a la propagación de zoonosis, la deforestación, la crisis climática y la resistencia a los antimicrobianos. Una simple declaración o protocolo no lo solucionará, la UE debe cambiar por completo su enfoque en lo que respecta a la política comercial.
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