América Latina y el Caribe (ALC) experimentarán una caída brusca del crecimiento económico debido a la crisis de la COVID-19. El Banco Mundial prevé que el Producto Interno Bruto (PIB) de la región caerá 4,6% en 2020.
A inicios del año, esa institución estimó un crecimiento mundial de 2,5% y de 3,5% para economías emergentes y países en vías de desarrollo. La irrupción de la emergencia sanitaria desplomó planes y metas.
Considera el multilateral que esta circunstancia demandará respuestas múltiples en materia de políticas públicas para apoyar a los más vulnerables. Al mismo tiempo, actuar para evitar una crisis financiera y proteger los puestos de trabajo.
El informe La economía en los tiempos del COVID-19 advierte que esa contracción de la región, excluye a Venezuela, sin precisar detalles. Durante 2019, la entidad estimó un desplome adicional de la economía de ese país en 25%.
El documento señala un retroceso del 5% en el caso de Brasil, la mayor economía de la región. De allí la necesidad de respuestas urgentes ante el fuerte impacto de la pandemia del coronavirus.
La economía de #AmLat se contraerá 4,6% producto de las tensiones sociales, el colapso en los precios internacionales del petróleo y ahora la crisis de la #COVID19 (coronavirus) #perspectivas2020. https://t.co/mEryP0H12U pic.twitter.com/oCR678PY8D
— Banco Mundial | América Latina y el Caribe (@BancoMundialLAC) April 12, 2020
El Banco Mundial espera una recuperación moderada del 2,6% en la economía regional para 2021 y 2022.
Banco Mundial: Urgente ayudar a los más vulnerables
En los últimos 12 meses, una serie de convulsiones impactaron sobre el crecimiento económico de la región: tensiones sociales, el colapso en los precios internacionales del petróleo y ahora la pandemia por coronavirus. Como resultado, el crecimiento se está viendo afectado considerablemente.
El vicepresidente en funciones para la región de América Latina y el Caribe del Banco, Humberto López, considera urgente ayudar a los más vulnerables a sobrellevar la pérdida de ingresos derivada del aislamiento social. Los actuales programas de protección y asistencia deberán ser ampliados rápidamente, así como también su cobertura.
“Debemos ayudar a las personas a enfrentar estos desafíos mayúsculos y asegurarnos que los mercados financieros y los empleadores puedan capear esta tormenta”, dijo. “Esto significa limitar los daños y sentar las bases para la recuperación tan pronto como sea posible”.
Impacto económico en escala
La crisis de salud está provocando un gran shock de oferta, señala el texto. Se prevé que la demanda de China y los países del G7 decaiga abruptamente, impactando a los países exportadores de materias primas en América del Sur y a los países exportadores de servicios y bienes industriales en América Central y el Caribe. Un colapso del turismo tendría un impacto muy severo en algunos países caribeños.
En tiempos de crisis, el apoyo al sector privado es crucial, ya que las empresas son el principal impulsor del empleo.
Lee más sobre cómo @ IFC_org ayudará a proteger a empresas y trabajadores. 👩🏽🔬👨🏻🌾👷🏿https://t.co/ad2b4Iui2s— Banco Mundial (@BancoMundial) April 11, 2020
Muchos países de la región se enfrentan a esta crisis con un espacio fiscal agotado. El mayor nivel de informalidad hace que sea más difícil llegar a todos los hogares y proteger todas las fuentes de empleo. Infinidad de hogares viven al día y carecen de recursos para enfrentar los aislamientos y cuarentenas necesarios para contener la propagación de la epidemia. Muchos también dependen de remesas en rápido descenso.
“Los gobiernos de América Latina y el Caribe enfrentan el enorme desafío de proteger vidas y al mismo tiempo limitar los impactos económicos”, dijo Martín Rama, economista jefe del Banco Mundial para la región de América Latina y el Caribe. “Esto requerirá políticas dirigidas y coherentes en una escala raras veces vista anteriormente”.
BM proporcionará $160 mil millones
El Banco Mundial está tomando medidas amplias y firmes para ayudar a los países en desarrollo en la actual contingencia. Destacan fortalecer su respuesta ante la pandemia, mejorar la vigilancia sanitaria y las intervenciones de salud pública, y ayudar al sector privado a mantener sus operaciones y los puestos de trabajo.
Con ese fin proporcionará hasta 160 mil millones de dólares en apoyo financiero durante los próximos 15 meses para ayudar a los países a proteger a los pobres y vulnerables, respaldar las empresas y afianzar la recuperación económica.
Al mismo tiempo, los gobiernos deberán asumir la mayor parte de las pérdidas, por lo que su socialización podría demandar una participación accionaria en las instituciones financieras y en los empleadores estratégicos, a través de su recapitalización. Este apoyo será clave en la preservación de puestos de trabajo y en una futura recuperación.
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