El Banco Central de China pidió este lunes una mayor coordinación entre la política monetaria, las medidas fiscales y otras acciones económicas, en momentos cuando Pekín busca contener los riesgos y sostener su crecimiento económico.
Se han producido algunos cambios positivos en los ajustes estructurales de la economía china en el primer trimestre. Pero los problemas profundos persisten. Así lo hizo saber el Banco Popular de China (PBOC, por sus siglas en inglés) en una declaración en su sitio Web, luego de una reunión trimestral de su comité. El organismo no dio detalles sobre los ajustes estructurales a los cuales se refiere.
El Banco Central reiteró su compromiso de continuar con una política monetaria prudente que no sea ni demasiado flexible ni demasiado estricta. Y garantizar una liquidez bastante amplia en el mercado interbancario. Reiteró que Pekín no recurrirá a estímulos «similares a las inundaciones».
Iris Pang, economista de ING Bank China, declaró que espera que los recortes de impuestos y el gasto adicional en infraestructura planeado por el Gobierno asciendan a 4 billones de yuanes (596.450 millones de dólares) este año.
«Con un estímulo fiscal considerable y una política de flexibilización monetaria que ha generado un crecimiento crediticio del 40 por ciento solo en el primer trimestre, esperamos que la economía china crezca por encima del objetivo límite inferior del 6 por ciento», dijo Pang en una nota de participación a sus clientes
Un sondeo realizado por la agencia de noticias Reuters mostró que es probable que la economía china se haya enfriado a su ritmo más débil en al menos 27 año. Pero una serie de medidas para impulsar la demanda interna podrían haber ayudado a la actividad en marzo.
En su reporte del lunes, el Banco Central añadió que la banda de cotización del yuan atenderá su estabilidad monetaria.
EEUU insiste en impulsar acuerdo comercial con China
De otro lado los negociadores de EEUU han rebajado sus exigencias en materia de reducción de ayudas industriales por parte de China. La decisión condicionaría alcanzar un acuerdo comercial tras la fuerte resistencia de la nación asiática.
Fuentes familiarizadas con la situación informa que esta supondría un paso atrás de EEUU en uno de sus principales objetivos en las conversaciones comerciales.
Las dos economías más grandes del mundo llevan inmersas en una guerra comercial que ya ha costado más de mil millones de dólares desde hace nueve meses. Y ha agitado los mercados financieros y trastocado las cadenas de distribución.
La administración del presidente Donald Trump ha aplicado aranceles de un valor de hasta 250 mil millones de dólares a las importaciones chinas, ejerciendo presión para poner fin a distintas políticas.
Entre ellas se encuentra la de la reducción de los subsidios industriales a empresas de chinas. Washington dice que estos afectan a la competitividad de las estadounidenses. China respondió a los aranceles de Trump actuando de la misma manera contra los bienes estadounidenses.
El tema de las subvenciones industriales es especialmente espinoso para China al estar interrelacionados con la política de su gobierno. Pekín concede ayudas y exenciones fiscales a firmas estatales y a sectores que ellos consideran son estratégicos para su desarrollo a largo plazo.
El presidente de China, Xi Jinping, ha consolidado el papel del Estado en la economía estos últimos años.
Según las fuentes, en un intento por lograr un acuerdo en el próximo mes, los negociadores de EEUU se han resignado a ceder más de lo que pretendían. Y se centran ahora en otras áreas donde sus demandas podrían ser más accesibles.
Estas últimas demandas incluyen la finalización de las transferencias forzadas de tecnologías. Así como la mejora de la protección de la propiedad intelectual. Y una mayor apertura de los mercados chinos, añadieron las fuentes. China ya ha cedido terreno en dichas cuestiones.
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