Otra tragedia ha marcado las costas de Nueva Zelanda. Cerca de un centenar de ballenas piloto o calderones quedaron varadas en las playas de las islas Chatam, un archipiélago situado a unos 500 kilómetros al este de la isla del Sur.
97 ballenas piloto y tres delfines murieron en el varamiento, de acuerdo con el Departamento de Conservación de Nueva Zelanda y lo que encontraron cuando llegaron al lugar del incidente el domingo. Sin embargo, Jemma Welch, que trabaja en ese ministerio, dijo que 69 delfines estaban muertos cuando llegaron los funcionarios encargados de protección de la fauna salvaje. También precisó que otras 28 ballenas piloto y 3 delfines tuvieron que ser sometidos a eutanasia. Tomaron esa decisión debido al fuerte oleaje y a la seguridad de que el varamiento iba a atraer a grandes tiburones blancos.
Muertes sin causas
Desde hace décadas los científicos estudian estos varamientos. Pero todavía se desconoce la razón que lleva a los cetáceos a esta forma de suicidio. Algunos investigadores creen que los globicéfalos podrían desviarse siguiendo a un miembro enfermo del grupo.
Factores como las condiciones meteorológicas o la presencia de ciertos depredadores también podrían ocasionar que se desvíen de su itinerario. Sin embargo, son solo hipótesis sin comprobar.
Los varamientos masivos son comunes en las Islas Chatman. Un incidente similar ocurrió en 1918, pero con 1.000 animales muertos. También han ocurrido a lo largo de la historia moderna y su desconocido motivo sigue desconcertando a biólogos y especialistas, de acuerdo con el Departamento de Conservación de Nueva Zelanda.
Punto de ballenas varadas
Estas islas, hogar de poco más de 600 personas, son conocidas como un «punto caliente» de ballenas varadas. Es una situación que también se da en Australia, donde recientemente 380 ballenas piloto murieron tras quedar varadas en la isla de Tasmania, en el sureste del país.
La gente de la isla, junto con otras organizaciones, se unieron para realizar una bendición de la playa y honrar el espíritu de las ballenas. Dejarán que se descompongan de manera natural allí en la orilla.
En promedio, más de 300 delfines y ballenas quedan varados en las playas de Nueva Zelanda cada año. De acuerdo con algunas tribus indígenas, los varamientos de ballenas son cada vez más grandes y complejos. Además, con más muertes.
El peor evento de ballenas varadas en los últimos 100 años
Lo que se registró en Tasmania es el peor evento de ballenas varadas que ha ocurrido en los últimos 100 años: 480 animales quedaron varados y 380 de ellos murieron.
A pesar de que no es raro que esto ocurra ocasionalmente en esta región, hay que remontarse mucho tiempo para encontrar otro de esta gravedad. En 1996 quedaron varadas en la costa 320 ballenas de las que solo se pudo rescatar unas 20.
El grupo quedó varado el 21 de septiembre y los operativos de rescate se extendieron por varios días. Fueron jornadas en la que servicios de rescate y numerosos voluntarios se afanaron en rescatar la mayor cantidad de animales posibles.
Las ballenas piloto son una especie de pequeños cetáceos emparentados con los delfines. Cada año, miles de ellos migran hacia aguas más fías, pero ocasionalmente un grupo se pierde y acaba varado en las costas de Australia o Nueva Zelanda.
Cómo calmar a una ballena
Nueva Zelanda es uno de los países con mayor índice de varamientos de cetáceos en el mundo. Sin embargo, también tiene un gran índice de rescates de acuerdo con Project Jones, una ONG que se dedica a salvar a los cetáceos que llegan a costas neozelandesas.
En ese sentido, Project Jones difunde algunas medidas básicas de primeros auxilios para los cetáceos. La clave, de acuerdo con la organización, es tener en cuenta las tres «C»: cool, comfortable, calm. «Fresca, cómoda y calma».
Una de las acciones que recomienda Project Jones es verter agua suavemente sobre las ballenas, enfocándose en las aletas y la cola. En estas zonas es donde los vasos sanguíneos están más cerca de la piel y por esa razón los cetáceos envían sangre a esas extremidades para refrescarse.
También recomiendan cubrir la ballena con telas o paños mojados, pues estos protegerán su piel delicada del Sol y del vieno. Además, la evaporación también ayudará a refrescar al animal. Cavar hoyos profundos debajo de las aletas para que estas puedan moverse con facilidad para aliviar los calambres es otro de los consejos.
Moverse calmadamente alrededor de las ballenas y evitar hacer ruidos repentinos y fuertes también es recomendable. Además de designar a una persona como acompañante de la ballena y verter agua sobre su cabeza para quitar arena o mucosidades de sus ojos.
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