La extinción de especies se ha acelerado mundialmente en los últimos 20 años. La industrialización, la desforestación y la expansión agropecuaria, junto con la urbanización le han quitado espacio crítico a la flora y fauna. En Estados Unidos la situación de las ballenas grises es crítica. Su población se ha disminuido en una cuarta parte desde el 2016 y el ritmo se acelera.
De los 27.000 ejemplares que había hace cuatro años en la costa oeste Estados Unidos, quedan 21.000. Los investigadores del Servicio Nacional de Pesca Marítima de Estados Unidos encontraron en 2019 decenas de ballenas grises varadas en las playas del océano Pacífico. La sobrepoblación puede ser la causa.
Las generaciones anteriores pudieron reproducirse en un número mayor del soportado por su medio ambiente. Algo parecido a lo que sucede este año pasó del año 1999 al 2000, el 23% de la población murió pero después creció en números mucho mayores. los científicos no ha podido determinar la razón.
¿Cómo son las ballenas grises?
Este tipo de ballena reciben ese nombre por el color gris acentuado de la piel. Suelen medir de 9 a 15 metros y pesar cerca de 32.000 kilogramos aproximadamente. Aunque no se considera una especie sociable, es común verla viajar en grupos de cinco ejemplares. Suelen tener a sus crías en las lagunas de Baja California. Las crías se alimentan 6 meses de leche y después comienzan una dieta principalmente de anfípodos.
Las ballenas grises tienen dos grandes enemigos, las orcas y los humanos. La industria ballenera creció en el siglo XX y la persecución contra estos animales los dejó al borde de la extinción. El ritmo de reproducción de esta especie suele ser lento, lo que incrementa el ritmo de disminución de su población.
La industria ballenera no fue la única causa por la que las ballenas grises estuvieron en peligro de extinción. El cambio climático, la contaminación de las aguas por plásticos, la sobreexplotación pesquera y el tráfico marítimo también agrandaron el problema. Países como Japón, Islandia y Noruega siguieron cazándolas a pesar de que en 1986 se prohibió su captura comercial.
La especie ya estuvo al borde de la extinción
En 1994 se eliminó a la especie de la lista de animales en peligro de extinción gracias a las políticas que se tomaron en contra de su caza y comercialización. La lista de animales en peligro de extinción en enero de 2021 abarca 35.500 especies, un 28% de todas las especies idetificadas en el mundo.
Para que la población de ballenas grises vuelva a crecer, organizaciones como Greenpeace ofrecen una serie de recomendaciones. Especialmente, la eliminación de la caza comercial y la implementación de planes para el turismo utilizando a las ballenas, como atractivo sin ponerlas en cautiverio. Este tipo de turismo podría generar mayores ingresos económicos que la persecución y el cautiverio.
Los organismos como las Naciones Unidas pueden ayudar creando santuarios para el cuidado de la especie. Miembros de Greenpeace instaron a las organizaciones internacionales a crear tratados para la protección de las ballenas grises. Las medidas que se tomen contra el cambio climático, la sobrepesca y la contaminación no solo pueden ayudar a las ballenas y otras criaturas acuáticas, también al resto de especies que se encuentren en peligro en cualquier ecosistema, en especial a la especie humana.
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