La carrera por la electrificación de los coches sigue acelerándose en Europa. La semana pasada, la red de autopistas estatal británica Highways England anunció su nuevo y ambicioso plan para para mejorar la calidad del aire. Prevé reducir drásticamente el carbono de la construcción, el mantenimiento y las operaciones de las carreteras. Una de las medidas involucra cambiar el límite de velocidad de 70 millas por hora (113 km/h) a 60 (97 km/h) durante 12 horas diarias.
La decisión de la compañía reducirá los altos niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) en las áreas circundantes, relacionados con una variedad de problemas de salud. La mala calidad del aire es responsable de casi 40.000 muertes prematuras cada año.
El informe sobre contaminación hecho por Highways England (HE). Evaluaron 101 de las carreteras más importantes del Reino Unido y descubrieron que las áreas que rodean 30 de ellas tienen una calidad del aire fuera de los niveles aceptables, de 40 microgramos (µg) por metro cúbico.
Reducción en los límites de velocidad en autopistas del Reino Unido
En 9 de las 30 áreas problemáticas habrá una reducción en los límites de velocidad de la autopista de 70 mph a 60 mph. No obstante, serán monitoreadas para ver cómo afecta los niveles de NO2. Hay algunos casos en que los límites son incluso más bajos, 50 mph o 40 mph.
Otras 35 áreas son parte de un análisis adicional antes de que se implementen las medidas correctivas. Pero además de bajer el límite de velocidad, en determinadas zonas han sugerido otras medidas, como la instalación de barreras de «calidad del aire» de 9,3 m de altura a lo largo de la autopista. También la modernización de autobuses con filtros de NO2 y sistemas de gestión del tráfico.
La solución a la mala calidad del aire se tendrá «cuando los vehículos menos contaminantes se vuelvan más comunes en nuestras carreteras», asegura Ivan Le Fevre, director de medio ambiente de HE. Y aunque no hay una fecha fija para la finalización de estas pruebas de límite de velocidad, se continuará monitoreando para determinar si reducen sensiblemente los niveles de NO2.
La Agencia Europea de Medio Ambiente en informes anteriores había demostrado que con ligeras reducciones de la velocidad máxima de circulación, o incluso respetar las normas existentes, se reduce en gran medida el consumo de combustible. Al pasar el límite de 70 millas a 50 millas la contaminación en el transporte se reduce hasta un 47%.
Impulsar la transición a los coches eléctricos
Tras el anuncio de HE, los consumidores de automóviles eléctricos insisten que si la intención es salvar al planeta y reducir emisiones habría que excluirlos a ellos del límite de velocidad. Asimismo, se apoyan en la reciente prohibición de la venta de coches de diésel y gasolina a partir de 2030 para impulsar la sustitución del vehículo de combustible por uno más limpio.
Como ejemplo, las organizaciones que impulsan el vehículo eléctrico traen a la mesa el caso de Austria, que desde 2019 exime a los coches eléctricos de respetar el límite de velocidad de 100 km/h. Especialmente en las rutas marcadas como «zonas de protección climática”, es decir, en más de 440 kilómetros de rutas.
Queda por definir si el límite exime a los eléctricos
Que unos coches vayan a una velocidad y otros por ser eléctricos vayan a otra podría ser contraproducente y tener consecuencias graves. Al respecto, la asociación de automovilistas austríaca manifiesta que las velocidades variables para unos y otros coches obstaculizan el flujo del tráfico. Lo que podría aumentar el riesgo de accidentes y complicar el trabajo de los controladores de velocidad y la policía de tránsito.
También insisten que los vehículos eléctricos no son del todo libres de contaminación, pues el desgaste de los frenos y los neumáticos emiten un 60% de partículas, conocidas como PM10. Por tanto, mientras más velocidades distintas hayan en una carretera, más maniobras y más desgaste de los frenos y neumáticos.
A todo esto se suma que algunos países de Europa ya llevan meses desacelerando sus emisiones en la circulación de vehículos para cumplir los objetivos climáticos. En España, a partir del 11 de mayo de 2021, entraron en vigor los nuevos límites de velocidad, con una reducción de entre 20 y 80km/h en las vías. Incluyendo una multa de hasta 600 euros a quien sobrepase los límites. Además, en 2019 la Dirección General de Tráfico (DGT) redujo la velocidad máxima permitida en las carreteras convencionales, pasando de 100 km/h a 90 km/h.
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