La comparecencia en el Congreso del expresidente del Gobierno José María Aznar escenifica su regreso al primer plano político de la mano del PP de Casado. Aznar no aportó ninguna información relevante a la comisión que investiga la presunta financiación ilegal del PP. En su lugar, su intervención generó una agria dialéctica con el líder de Podemos, Pablo Iglesias.
Iglesias comenzó diciéndole a Aznar que tenía «la obligación de no mentir en esta comisión» y, en su primera pregunta, pidió al expresidente que se pronunciara sobre si tenía indicios de la supuesta financiación irregular de su partido. Sin titubear, el antiguo líder del PP replicaba que «mi partido se financiaba con arreglo a la ley de financiación de los partidos políticos». En cambio, el secretario general de Podemos le señaló que las sentencias judiciales «dicen otra cosa».
Profunda carga ideológica
En realidad, el fondo de la cuestión que motivó la comparecencia de Aznar quedó diluido en el intenso careo con Pablo Iglesias; con una profunda carga ideológica en ambos. El expresidente volvió a acusar a Pablo Iglesias y a Podemos de recibir fondos de Venezuela e Irán y le tildó de «populista». «Usted, señor Iglesias, ni es un señor fiable, ni es un señor que respete la verdad en absoluto», alegó Aznar.
«Usted es el expresidente de mi país y la imagen patética que acaba usted de dar en esta comisión es una mala noticia para mi país», le replicaba Iglesias. En este cruce de reproches, el expresidente concluía que «a mí, de lo que usted se avergüence, me da exactamente igual». En cambio, para Aznar sí es motivo de vergüenza, según dijo, que haya «un partido que quiere destruir el régimen del 78, el sistema del 78 y que tenga por referencia al gobierno de Venezuela o al gobierno de Irán. Enhorabuena, es difícil tener peores referencias».
Aznar recupera su protagonismo en el PP de Casado
Dejando a un lado el cruce de ataques entre Aznar e Iglesias y la irrelevancia de la comparencia de Aznar desde el punto de vista de la investigación que lo llevó al Congreso, el titular es la vuelta del expresidente a las primeras filas de su partido y de la política española.
José María Aznar, en pocos meses, ha pasado de desvincularse de las decisiones y de las acciones del Gobierno de Mariano Rajoy a mostrarse ahora como un «orgulloso» militante del Partido Popular. La salida de escena de Soraya Sáenz de Santamaría supuso la desactivación efectiva de la estructura de Rajoy en la formación. Con el triunfo de Pablo Casado, y su control del PP, se pone de manifiesto que el aznarismo, tan reclamado por buena parte de las bases y hasta ahora relegado al recuerdo (sin ningún protagonismo) coge fuerza en esta nueva etapa y, según apuntan todos los indicios, ha venido para quedarse.
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