Por Cambio16
02/02/2017
Tan valioso como el oro, el azafrán ha sido desde la antigüedad una de las especies más buscadas y deseadas debido a sus propiedades gastronómicas, medicinales, afrodisíacas y tintóreas. El azafrán según la mitología griega es fruto del amor. Cuenta la leyenda que el dios Hermes, consejero de los enamorados, tenía una favorita, la ninfa Smilace, la cual se enamoró de Krokos. Hermes al enterarse de lo que ocurría, enfadado y celoso, transformó a Krokos en la flor de azafrán. Hermes se dio cuenta del poder que contenía la flor y la convirtió en un afrodisíaco.
Símbolo de deseo y prosperidad los romanos extendían hebras de azafrán en las sábanas de los recién casados, en Grecia se usaba como perfume sensual y en Egipto, Cleopatra y otros faraones lo usaban como ungüento en la piel para seducir. Los compuestos responsables de los efectos positivos que el azafrán efectúa sobre la libido masculina y femenina son la crocina (pigmento de color anaranjado) y el safranal (componente aromático).
Además de su poder afrodisíaco el azafrán es un gran antioxidante rico en flavonoides que tiene propiedades antiarrugas y antimanchas. El pistilo de esta flor contiene una elevada concentración de glicano, un polisacárido capaz de actuar sobre las células para mantenerlas nutridas y sanas. Además de aclarar y rejuvenecer la piel, la deja suave, hidratada, limpia y libre de impurezas y acné.
Conscientes del poder de esta especia, hay establecimientos dedicados por enteros al azafrán, como La Melguiza. En esta tienda se pueden encontrar productos cosméticos elaborados a base de esta flor tan estimulante, como jabón de azafrán y rosa de Mosqueta, champú sólido de azafrán y Romero, crema facial Iluminadora con azafrán y bálsamo labial de azafrán, naranja y canela.