Durante 125 años, el mundo pensó que el búho asiático estaba extinto. En 1896 fue la última vez que registraron esta subespecie de lechuza rajá, pero a finales de mayo ocurrió un avistamiento que ha dejado boquiabiertos a muchos en la isla de Borneo en Sabah, Malasia y fue documentado por el ecologista del Centro Smithsonian de Aves Migratorias, Andy Boyce.
El ave se caracteriza por sus ojos dorados que al caer la noche asemejan a dos aros de fuego y sus cejas luminosas enmarcan su severo rostro. El nombre oficial de la especie es Otus brookii brookii.
Desde 2016, Boyce se dedica a investigar el campo en Malasia. Luego de seis años de su estancia en esta región de Asia logró, con la colaboración de residentes locales, fotografiar el ave dentro del parque natural de la zona. Boyce reconoce que no lo estaba buscando específicamente. Sin embargo, el hallazgo hizo que continuara buscando más ejemplares de la especie en la selva.
Dice que lo encontró luego que un colega le comentó sobre la posibilidad de haberlo avistado en el bosque húmedo. “Fue una progresión de emoción realmente rápida. Estaba muy nervioso. Mientras intentaba llegar, tenía la esperanza de que el pájaro todavía estuviera allí. Sentí una gran emoción y un poco de incredulidad cuando vi por primera vez y me di cuenta de lo que era», contó.
Se pensaba que el búho asiático estaba extinto
Sobre la posible extinción del búho, Boyce explica que la baja densidad de población en la zona ha dificultado la investigación científica. Es decir, de acuerdo con los investigadores se declaró extinto al búho asiático principalmente porque pasaron más de 100 años sin que se le avistara. Y el registro de este tipo de especies al considerarse desaparecida se queda rezagado.
Por otro lado, penetrar al hábitat de estas especies es difícil. La densidad de la jungla no es particularmente amigable con los humanos. Se le agrega que encontrar una especie que no se buscaba es algo confuso, su canto era totalmente desconocido. Como nunca antes se había capturado un ave similar, ni siquiera se contaba con muestras de ADN que proporcionaran más información al respecto.
Incluso si este ejemplar no fuera el único en el mundo, el búho de ojos naranjas sigue siendo una de las especies que conforman el 20% de la fauna en peligro de extinción. Para Boyce, el hallazgo «nos recuerda, como humanos y como científicos, que hay cosas, hay lugares en este mundo que todavía no comprendemos».
Sobre el Centro Smithsonian de Aves Migratorias
El Centro Smithsonian de Aves Migratorias (SMBC) se dedica a comprender, conservar y defender el gran fenómeno de la migración de aves. Fue fundado en 1991 y está ubicado en el Zoológico Nacional del Smithsonian, en Washington, D.C.
Los científicos del centro buscan aclarar por qué las poblaciones de aves migratorias están disminuyendo antes de que la situación se vuelva desesperada. Los programas del SMBC ayudan a crear conciencia sobre las aves migratorias y la necesidad de proteger los hábitats en todo el hemisferio occidental.
Desde 1970, las poblaciones de aves en Estados Unidos y Canadá han disminuido en un 29%, lo que es igual a casi 3.000 millones de aves. Una crisis ecológica generalizada. Los resultados muestran enormes pérdidas en diversos grupos de aves y hábitats, desde cantantes icónicos como las alondras hasta migrantes de larga distancia como golondrinas y aves de traspatio, incluidos gorriones.
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