Las aves que consumen frutos (frugívoras) del entorno de Doñana han experimentado cambios negativos en los últimos cuarenta años. Un estudio de la Estación Biológica de Doñana-CSIC detectó que hay una menor abundancia de aves, presentan menor cantidad de reservas de grasa y su calendario se encuentra adelantado.
Señala la investigación que esto se puede deber a la variación de la vegetación de Doñana y al aumento de temperatura asociada al cambio climático. Las alteraciones en los tiempos de llegada y salida de las aves migratorias acarrean una falta de sincronización entre ellas y la producción de los frutos de los que se alimentan.
Los cambios también tiene consecuencias en las plantas. Afecta la dispersión de semillas que realizan estas aves. El trabajo científico pone de manifiesto la vulnerabilidad de las aves que consumen frutos a los efectos del cambio climático y por la modificación del uso del suelo. Lo peor son las repercusiones para la regeneración de las plantas con frutos, que además son las que les proporcionan alimento.
La investigación utilizó un muestreo histórico realizado en los años 1981-1983 por Pedro Jordano, profesor de Investigación del CSIC, y lo repitió entre 2019 y 2021. El equipo comprobó la tendencia a la variación negativa de las aves frugívoras en el entorno de Doñana. La zona, una conocida área de paso para especies migratorias, ha experimentado cambios de temperatura y vegetación como consecuencia de la actividad humana.
Los hallazgos exhiben preocupantes cambios de las especies de aves frugívoras. Actualmente hay una menor abundancia de especies invernantes y dispersoras de semillas (un 66% y un 13% menos, respectivamente), y han sido reemplazadas por otras más propias de zonas boscosas, residentes (no migratorias) y con dietas insectívoras.
Cambios en las aves frugívoras de Doñana
El estudia revela, a escala estacional, que 9 de 11 ciertas aves frugívoras en Doñana han adelantado un mes su fecha de máxima abundancia respecto a los años ochenta. Esto podría ser una respuesta al adelanto de la aparición de frutos como efecto del cambio climático.
La investigación analizó la condición física de estas aves frugívoras y la alteración de su calendario. Determinó que, además de ser cada vez más escasas, también presentan unas peores condiciones. Menor cantidad de reservas de grasa y menor peso corporal del que les correspondería por su tamaño.
Los cambios probablemente tengan su explicación en el contexto de cambio global, pero también la vegetación de la zona de Doñana estudiada (Hato Ratón, Villamanrique de la Condesa, Sevilla) es ahora más boscosa. Está más dominada por el pino piñonero, en comparación con los años ochenta, cuando dominaba el matorral de fruto carnoso, especialmente el lentisco y acebuche. Asimismo, el aumento de temperatura asociado al cambio climático también está relacionado con los cambios en las llegadas y salidas de las aves migratorias.
Pedro Jordano, Premio Nacional de Investigación (2018) y coautor en el trabajo, señala que el estudio muestra cómo aves frugívoras y plantas dependen unas de otras para persistir y completar sus ciclos vitales. «Asistimos a cambios más acelerados, y negativos, de lo que podríamos pensar. Además, se producen en períodos cortos y tienen gran trascendencia. El bosque Mediterráneo depende para su conservación y funcionamiento de que persistan estas interacciones de mutualismo entre plantas y animales», aseveró.
Irene Mendoza, investigadora posdoctoral asociada a la Estación Biológica de Doñana, destaca la importancia del estudio. “Comprobamos de forma contundente que la acción humana está afectado negativamente a las aves frugívoras de Doñana», apuntó.
Doñana en el debate político
El Parque Nacional Doñana, patrimonio de la humanidad, está situado en las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz, en Andalucía. Es uno de los referentes más importantes de España en biodiversidad. También es motivo de debate político. Uno de sus protagonistas es el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla (PP), que ha insistido en defender un proyecto de ley introducido por el PP, Ciudadanos y Vox en el Parlamento de Andalucía. Se trata de otorgar una amnistía a los cultivos ilegales que se aprovechan y roban el agua a las marismas de Doñana. WWF se han pronunciado al respecto.
En el texto solicitan la regularización de unas 1.400 hectáreas de regadío el entorno de Doñana que quedaron fuera del Plan de la Corona Norte de Doñana en 2014. Esta propuesta ha abierto una nueva brecha entre los partidos de derecha e izquierda en Andalucía.
Los partidos de la oposición y las organizaciones ecologistas acusan al PP, Cs y Vox de «legalizar miles de hectáreas de regadíos ilegales» en el entorno del parque natural. En concreto de 1.460 hectáreas de suelo agrícola regable, que quedaron fuera del acuerdo de 2014. Y cuyo objetivo era poner freno a la sobreexplotación del acuífero del Parque Nacional con pozos ilegales. La modificación normativa podría contravenir una sentencia del Tribunal de Justicia de la UE, que ha condenado a España por no tener en cuenta las extracciones ilegales de agua subterránea en Doñana.
Ángeles Férriz, portavoz del PSOE-A, ha acusado al Gobierno de Moreno de utilizar la nueva regulación de Doñana con fines «electorales» y ha criticado que en lugar de aportar una solución se dedique a «incendiar el problema y provocar confrontación» entre los sectores.
Proyecto «perjudicial y perturbador»
El presidente andaluz considera que se ha generado una «alarma innecesaria» y que se está actuando con «demagogia». «La iniciativa de amnistía lo que persigue es no convertir al Parque Nacional en un enemigo de su entorno social y económico. Y, en todo caso hablamos de «un proyecto largo y permeable» con el que se pretende «dar una solución a un problema que lleva pudriéndose demasiados años», dijo. Moreno responsabilizó a la Confederación Hidrográfica.
Manifestó, además, que se trata de un proyecto «riguroso y sereno» que acabará por propiciar «una solución compartida, equilibrada, ponderada y ajustada al entorno».
Sin embargo, Moreno no ha logrado convencer a la ministra de Transición Ecológica. Teresa Ribera lo invitó a actuar con «responsabilidad institucional» y «no aliarse con fuerzas antisistema» para cubrir «situaciones ilegales» en Doñana. El proyecto lo considera «perjudicial y perturbador».
La funcionaria agregó que «finalmente» no se van a poder «permitir explotaciones a freseros sin plantaciones legalizadas» porque «no hay agua» y se trataría de «explotaciones ilegales». «Es irreal, es imposible, no hay agua, habría que quitar derechos de los regantes legales para poder dárselo a los ilegales, por tanto no tiene sentido».