Joe Biden llegó a la Casa Blanca con el compromiso de recuperar el liderazgo estadounidense en la transición a energías renovables e instrumentar las políticas necesarias para revertir el cambio climático. Uno de sus objetivos es que la enorme flota automotriz migre de motores de combustión a eléctricos. Un paso importante es el proyecto que adelanta para que los buses escolares tomen la ruta eléctrica.
El icónico autobús escolar amarillo ha recorrido las carreteras y caminos estadounidenses desde 1939 y son una singularidad. A diferencia de sus vecinos que utilizan autobuses de servicio público para los recorridos escolares, más de 25 millones de niños estadounidenses son transportados diariamente en unos 480.000 autobuses amarillos. Según la Agencia de Protección Ambiental, recorren más de 3.000 millones de millas al año. Una gran cantidad de motores diésel que contaminan el aire con sus emisiones. Solo el 1% de los autobuses escolares son eléctricos. Apenas 1.800 están en operación o producción.
Un informe de 2018 del Fondo de Educación Public Interest Research Group estima que la conversión de los buses escolares de diésel a eléctricos reduciría las emisiones de CO2 en 5,3 millones de toneladas. Tanto como eliminar 1 millón de automóviles de la carretera.
Mil millones de dólares en subvenciones
La Casa Blanca anunció subvenciones por casi 1.000 millones de dólares para reemplazar los autobuses diésel por vehículos eléctricos y de bajas emisiones. La EPA desembolsará los fondos a 280 distritos escolares que atienden a 7 millones de niños. Un esfuerzo por frenar la contaminación atmosférica nociva y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Estamos acelerando la transición a autobuses escolares eléctricos y de bajas emisiones en Estados Unidos. Queremos un futuro más sano, y que nuestros niños puedan respirar un aire más limpio”.
Michael Regan, administrador de EPA
Las emisiones diésel se han relacionado con elevadas tasas de asma, cáncer y ausentismo escolar. Además, las comunidades de color y las personas que viven en barrios de bajos ingresos suelen sufrir índices más elevados de contaminación atmosférica. La EPA calcula que el 86% de los beneficiarios de las subvenciones se encuentran en distritos escolares que atienden a comunidades tribales, rurales y de bajos ingresos. Con estos nuevos fondos, se han concedido casi 2.000 millones de dólares para añadir 5.000 autobuses escolares limpios, un paso significativo hacia un futuro más verde y sostenible.
El plan de Biden
La ley bipartidista de infraestructuras de 2021 asignó 5.000 millones de dólares para equipar en 5 años las escuelas con autobuses limpios. La iniciativa forma parte de una estrategia que tiene como objetivo destinar el 40% de las inversiones a comunidades de justicia medioambiental. El plan Build Back Better del presidente Joe Biden propone que todos los autobuses fabricados en Estados Unidos sean de cero emisiones para 2030, en especial la flota de autobuses escolares.
El mercado de autobuses estadounidense está fuertemente inclinado al transporte escolar. En 2020, se registraron 40.714 autobuses escolares y solo 5.402 autobuses urbanos. En 2019, por ejemplo, pese a que se vendieron más de 40.000 autobuses escolares, solo 240 eran eléctricos. Interact Analysis estima que en la próxima década se construirán más de 560.000 autobuses escolares, de los cuales casi 27.000 serán eléctricos.
Los autobuses escolares eléctricos prometen ser la próxima ola de tecnología verde para las escuelas. Con el objetivo de mejorar las normas de contaminación y seguridad. No solo para el medio ambiente, sino también para los niños que transportan. El plan de infraestructuras de 174.000 millones de dólares pretendía inicialmente que el 20% de la flota de autobuses escolares fuera eléctrica. En realidad, se destinarán 2.500 millones de dólares a autobuses escolares eléctricos y una monto similar a autobuses de “bajas emisiones”.
California y Virginia lideran la transición
Los gobiernos estatales y locales comenzaron a migrar hacia los autobuses escolares eléctricos. Nueva York, por ejemplo, espera tener una flota totalmente eléctrica para 2035. En abril de 2022, la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, acordó un presupuesto estatal de 220.000 millones de dólares que incluye migrar 50.000 autobuses escolares diésel a unidades eléctricas para 2035. Boston también planea reemplazar 737 autobuses diésel por eléctricos para 2030.
California y Virginia lideran la transición hacia los autobuses escolares eléctricos. Electrek estima que los nuevos autobuses eliminarán anualmente cerca de 57.000 libras de óxidos de nitrógeno y casi 550 libras de emisiones de partículas finas. Será una contribución significante en la reducción de los gases de efecto invernadero. En Virginia, Dominion Electric y los distritos escolares establecieron el proyecto de autobuses escolares eléctricos más grande del país. Tendría 50 autobuses en servicio en 2020 y el total de la flota de 1.500 unidades sería sustituida en 2030.
La Comisión de Energía de California otorgó más de 70 millones de dólares a las escuelas para reemplazar más de 200 autobuses diésel. Asignó un total de 89,8 millones para autobuses eléctricos en 26 condados. El gobernador Gavin Newsom firmó un proyecto de ley para que las flotas de autobuses sean de cero emisiones. El cambio costará 5.000 millones de dólares. Actualmente, en California circulan unos 23.800 autobuses escolares, de los cuales 500 son eléctricos. Pero ya se han encargado 2.078 autobuses eléctricos adicionales. California, Connecticut, Maryland, Maine y Nueva York son los estados que obliga a utilizar autobuses escolares eléctricos.
Los obstáculos
Sin embargo, la transición hacia los autobuses escolares eléctricos enfrenta desafíos significativo, sobre todo por la limitada infraestructura de recarga de vehículos eléctricos. Un informe reciente de la Oficina del Inspector General de la EPA indica que el aumento de la demanda de las empresas de servicios públicos podría afectar la puntualidad de la sustitución de los autobuses escolares.
Para las juntas escolares, el obstáculo mayor es el costo inicial. Un autobús escolar diésel estándar puede costar alrededor de 100.000 dólares; uno . eléctrico hasta los 350.000. Que cuesten tres veces más que los autobuses los de combustión interna limita la transición aún entre las comunidades más ricas.
Es necesario un apoyo federal y estatal para la infraestructura en los barrios de bajos ingresos, donde a están expuestos a niveles más altos de contaminantes ambientales. La inversión en infraestructura de recarga y la implementación de políticas de incentivos pueden ser cruciales para superar estos desafíos y acelerar la transición hacia los autobuses eléctricos. Se espera que los beneficios ambientales y de salud superen los altos costos iniciales de los autobuses eléctricos
Múltiples beneficios
Un estudio publicado en la revista Economics of Education Review por Science Direct demostró que la transición a autobuses eléctricos tiene un impacto positivo en la salud respiratoria de los niños, pero también en sus calificaciones. Mostraron mejoras significativas en los exámenes de inglés y mejoras menores en matemáticas cuando se reemplazaron los autobuses diésel por eléctricos.
Además, y a pesar de los costos iniciales más altos, cada autobús eléctrico podría ahorrar a las escuelas alrededor de 2.000 dólares al año en combustible y 4.400 en mantenimiento. Un ahorro que podría ser reinvertido en personal escolar, edificios y materiales.
El costo exacto del mantenimiento cada autobús es desconocido, se estima que las escuelas podrían ahorrar cerca de 120.000 dólares en combustible y costos de manutención por autobús en 20 años. Aunque los autobuses escolares eléctricos tienden a costar 3 veces más que los de diésel, el precio final sería igual. Con beneficios adicionales para la salud.
Los distritos escolares podría ahorrar a 12.000 dólares en combustible y mantenimiento por autobús eléctrico. Con una vida útil promedio de la batería de 16 años, supondría un total de 192.000 dólares durante la vida útil de la batería. La transición a los autobuses escolares eléctricos es una opción atractiva y sostenible.
Impacto favorable en la economía
La transición hacia los autobuses escolares eléctricos presenta una oportunidad significativa para la creación de empleo. En los Estados Unidos, los autobuses eléctricos se fabrican en Alabama, California, Georgia, Indiana, Minnesota, Nueva York, Carolina del Norte y del Sur. La producción a gran escala no solo generaría miles de puestos de trabajo, sino que también podría atraer a otros proveedores de componentes de vehículos eléctricos para invertir en Estados Unidos. Lo que fortalecería la competitividad de todo el sector automotriz en el mercado de vehículos de cero emisiones.
La conversión a autobuses eléctricos no solo es beneficiosa desde el punto de vista medioambiental, también tiene el potencial de impulsar el crecimiento económico y la creación de empleo. Es otra de las razones por las que la transición hacia la energía limpia es tan atractiva para los políticos y los responsables de la toma de decisiones.