Las condiciones de vida en el sur de Florida han cambiado. Las características de las viviendas y el respaldo de un seguro son determinantes para residenciarse en ese estado azotado por huracanes e inundaciones. En las próximas décadas, cuatro de cada cinco residentes del condado de Miami-Dade en Florida, enfrentarán perturbaciones o desplazamientos, aunque no vivan en zonas inundables.
A medida que las inundaciones se propaguen, los efectos los sentirán predominantemente las personas de bajos ingresos. Las áreas habitables se reduzcan y los precios de la vivienda irán en aumento. Sólo una pequeña cantidad de residentes adinerados podrá reubicarse. Muchos otros, sin medios suficientes, quedarían atrapados en zonas peligrosas.
La investigación, recogida en la revista Environmental Research Letters, examina los efectos físicos y socioeconómicos del aumento del nivel del mar en el área del condado de Miami-Dade, en Florida. «La mayoría de los estudios se centran en los efectos directos de las inundaciones. Aquí pudimos observar las inundaciones a un nivel muy granular y agregar otras vulnerabilidades», indica Nadia Seeteram, investigadora posdoctoral en el Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia.
El estudio combina proyecciones edificio por edificio de inundaciones causadas por el aumento directo del nivel del mar. y por lluvias o marejadas ciclónicas con datos demográficos detallados para determinar cómo se verán afectados los residentes.
Residentes no podrán escapar de las inundaciones
Junto con los mapas de las inundaciones de Miami, los investigadores utilizaron también datos de la Oficina del Censo de EE UU para trazar los factores económicos y sociales que harían a las personas vulnerables. Incluida la edad, la raza, el nivel de educación, los ingresos y la situación laboral. Además, si eran propietarios o alquilaban sus casas, entre otras medidas. Luego dividieron a la población en cuatro categorías.
Con un aumento de un metro en el nivel del mar (un escenario intermedio para finales de este siglo), el 56% de la población, principalmente en terrenos más altos, podría enfrentar presiones para reubicarse. Los investigadores llaman a estas personas «desplazadas».
El siguiente grupo más grande l denominaron “atrapados”: alrededor del 19% de la población, vive en territorio crónicamente inundado y sin los medios para huir a terrenos cercanos más seguros.
Otro 19% sería “estable”, viviría en áreas no propensas a inundaciones y podría permanecer allí. Sólo el 7% (básicamente los más ricos, a quienes los investigadores etiquetaron como “migratorios”) estarían directamente expuestos a inundaciones en áreas ribereñas o bajas, pero tienen posibilidades y medios para trasladarse a lugares más seguros dentro del área metropolitana.
El estudio sostiene que si el nivel del mar aumenta más de un metro, las inundaciones directas, y no las presiones económicas, se convertirán en la fuerza dominante que afectará a los residentes en Miami. A dos metros (bastante alto según el rango actual de estimaciones, pero no descartable), alrededor del 55% de la población se verá inundada directamente. Debido a una combinación de alto nivel del mar y cada vez más de lluvias. En este escenario, el 49% de la población quedaría atrapada y el 25% desplazada. Sólo el 8% se clasificaría como estable.
Parte rutinaria de la vida
En Miami-Dade las normas de urbanismo obligan a los constructores a diseñar sistemas de drenaje que impidan que la escorrentía de la lluvia inunde a los vecinos. «Aquí es donde todo se vuelve más drástico, más existencial. En cualquier escenario, los resultados incluirían una posible despoblación del área y la devaluación de las propiedades inundadas a medida que la gente huye a regiones más seguras», refiere Seeteram, que realizó gran parte de la investigación durante su doctorado en la Universidad Internacional de Florida.
A las autoridades les resultará cada vez más difícil recaudar impuestos para financiar adaptaciones de infraestructura para mantener el océano a raya. Un proceso que enviaría a Miami-Dade a una espiral descendente cada vez más grave, tanto física como fiscal.
El estudio no determina cuántas personas en esa zona de Miami serán afectadas por las inundaciones, directa o indirectamente. Pero las inundaciones ya son una parte rutinaria de la vida. Los picos mensuales de las mareas se filtran a través de las alcantarillas y la lluvia se acumula en las calles sin tener donde drenar.
Capacidad de respuesta más rápida
Una encuesta realizada por Seeteram y sus colegas indica que casi tres cuartas partes de los habitantes de Miami se han visto personalmente afectados por inundaciones causadas por lluvias de una forma u otra. También hay algunos indicios de que la llamada gentrificación climática (el desplazamiento de personas de bajos ingresos de zonas de mayor elevación, como predice el estudio), está ocurriendo. Por ejemplo, en los últimos años, el barrio Pequeño Haití, relativamente a 3 metros sobre el nivel del mar, ha experimentado un aumento repentino en el desarrollo y el valor de las propiedades. A los residentes, en su mayoría negros, les preocupa que no puedan quedarse.
Investigadores de la Universidad de Miami y la Universidad de California en Irvine recibieron una subvención de 1,5 millones de dólares de la Fundación Nacional de Ciencias para buscar la forma de que la adaptación al riesgo de inundaciones sea más rápida y eficaz, además de incluir las desigualdades sociales en las decisiones. El proyecto, financiado por el programa Comunidades Inteligentes y Conectadas de NSF, se centrará en el condado de Miami-Dade. Una zona en la que las inundaciones extremas por los huracanes, por mareas altas y por el aumento de los niveles de agua subterránea representan riesgos importantes.
El proyecto desarrollará una tecnología de simulación de inundaciones para ayudar a que la adaptación climática sea más urgente, equitativa y efectiva. Algo muy relevante para otros peligros climáticos como los incendios forestales, el calor y la contaminación del aire.