Aún aprendo es el título de la exposición del británico Jonathan Baldock, el tercer episodio del ciclo Un rastro involuntario de la sala A de La Casa Encendida de Madrid, comisariado por This is Jackalope. Baldock presenta un escenario imaginado y situado en otro espacio-tiempo desde el que recuperar la habilidad de conectarnos con los elementos, de sincronizarnos de nuevo con el entorno natural y, por extensión, con el planeta
Las piezas expuestas, en sintonía con la exposición y ciclo Un encuentro vegetal, que también se puede visitar en La Casa Encendida de Madrid, han sido realizadas artesanalmente con materiales naturales como la arcilla, la arpillera, la cera de abeja, el agua, el vidrio soplado a mano o la madera e invocan a los cinco elementos: un abanico de fieltro representa el aire; una marioneta de vidrio soplado sostiene el agua; una vela encendida escucha con un par de orejas humanas fundidas trayendo el fuego al espacio; cinco taburetes de arcilla aluden a la tierra; dos grandes ojos dorados observan la interacción entre las obras y el espectador, representando el éter, el quinto y más poderoso elemento muchas veces representado como una deidad.
Baldock toma como punto de partida el dibujo de Goya del mismo nombre (Aún aprendo), que muestra a un anciano que camina a duras penas sostenido por dos muletas. En primera instancia, la imagen sitúa ante la voluntad y necesidad de seguir aprendiendo frente a las carencias de la vejez, pero la interpretación que interesa a Baldock es el sentimiento de humildad que transmite, que, en la situación de crisis «humanocéntrica» del mundo actual, acentúa la urgencia de adoptar una posición de escucha frente a la Naturaleza.
Esta exposición una realidad alternativa desde la que recuperar la habilidad de conectarnos con los elementos, de sincronizarnos de nuevo con el entorno natural y, por extensión, con el planeta. La muestra refleja una clara intención de conectar con la tierra y sus tiempos a la vez que replantea nuestro lugar en el mundo.
Las piezas expuestas han sido realizadas artesanalmente con materiales naturales (arcilla, arpillera, cera de abeja, agua, vidrio soplado a mano, madera) con el ánimo de facilitar la experiencia expositiva través de los cinco sentidos y los cinco elementos.
En la filosofía ayurvédica, los sentidos se relacionan con los elementos (espacio=tacto, aire=oído, fuego=vista, agua=gusto y tierra=olfato) y, en la medicina tradicional china, los cinco elementos se vinculan con cinco órganos vitales. En ambas creencias el cuerpo humano sana al recuperar su equilibrio, en sintonía con la naturaleza. Ese espacio de sanación y espiritualidad es también al que llevan las piezas de Baldock.
Además de las piezas ya mencionadas, Baldock fabricó cuatro pilares textiles que rinden un homenaje escultórico a los árboles. Los “troncos”, que son huecos, permiten que el espectador se asome a su interior a través de una serie de agujeros que emiten luz y crean formas sugerentes que aluden a ese interior/exterior, y trastocan así las nociones binarias de la ecología y las conexiones con el mundo natural.
PERFORMANCE
El espacio se activará con una performance del autor y el artista Rafał Zajko (Białystok, Polonia, 1988). Ataviados con trajes ceremoniales y tocados que agrandan y distorsionan las proporciones humanas, asumen los roles de cuidadores de los seres elementales congregados en la sala. Una serie de movimientos ritualizados harán resucitar a los seres que encuentran, transportándolos al presente para que residan en el espacio durante la exposición.
FUNDAMENTOS TEÓRICOS
Las corrientes sobre las que se asientan estas piezas son las que apelan a un rechazo del mundo guionizado y excesivamente simplista y racional que nos condiciona. Reivindica la búsqueda de una manera alternativa de conocimiento trazando nuevas trayectorias entre el pensamiento antiguo y la creación contemporánea.
Esta potencialidad o posibilidad de explorar otras realidades y mundos alternativos conecta con lo queer (Queer Ecologies: Sex, Nature, Politics, Desire, José Esteban Muñoz, Cruising Utopia) y con un deseo de explorar la idea de lo “roto abierto” (The Broken Open, So Mayer, en Spells, Ignota Press, 2018). El artista se pregunta: “¿De qué manera menos narcisista y simplista podemos relacionarnos con la naturaleza?”.
Desde Occidente se ha estructurado nuestra realidad a partir de un interés por la extracción y la explotación del que la agricultura es un buen ejemplo. La historia de las estaciones tiene su origen en Deméter, la diosa mitológica griega de las cosechas, cuyos estados de ánimo determinaban su éxito o fracaso.
El número de estaciones cambia según la cultura. Por ejemplo, el antiguo calendario japonés reconoce 24 estaciones, o sekki, compuestas por periodos de 15 días que pueden dividirse a su vez en 72 variantes, mientras que, en Mesopotamia, el año solar se dividía en dos estaciones y en Asiria en tres. Incluso los meteorólogos y los astrónomos entran en conflicto y las organizan de diferentes maneras.
“¿Cómo plantear una nueva relación con nuestro planeta, más allá de la marcada por los usos y abusos generados para el disfrute y el empoderamiento humanos?”
En PlantThinking: A Philosophy of Vegetal Life, Michael Marder —filósofo ligado al pensamiento medioambiental— exhorta a revisar el concepto de objetividad, acercándonos al pensamiento vegetal, y propone la noción de “fitocentrismo” para abordar la vida en relación con lo inorgánico, atendiendo a las “comunidades de crecimiento” transespecie y/o transreino.
mano, madera) con el ánimo de facilitar estas experiencias materiales a través de los cinco sentidos y los cinco elementos
En La vida de las plantas, Emanuele Coccia propone aprender de ellas, sobre todo en lo relativo a su capacidad para adherirse al mundo que las rodea. No solo se da una reivindicación de la naturaleza, sino también de otros ritmos y otras temporalidades, más allá de las marcadas por la productividad y la eficiencia o por un desarrollo lineal propulsado hacia un futuro determinado por un supuesto crecimiento infinito.
Trabajar lentamente durante largos periodos no solo lleva a una estrecha afinidad con los propios materiales, sino también a una sanación íntima y comunitaria. La socióloga Silvia Rivera Cusicanqui reclama un mirar atrás (al futuro, lo que no vemos y no conocemos) y adelante (al pasado) para poder caminar en el presente futuro. Es decir, propone una celebración anacrónica del tiempo desbordado, expandido y maleable.
Donna Haraway habla a su vez de cómo el bordado de calado indígena típico de Cartago (Colombia), realizado de forma lenta y a mano, desempeña un papel esencial “en estos tiempos difíciles y se convierte en un ejercicio clave para la curación personal e íntima, para reconstruir comunidades destruidas y para contar las historias de la tierra, el agua, el desplazamiento y los futuros aún posibles”.
Jonathan Baldock (Kent, Reino Unido, 1980) vive y trabaja en Londres. Su obra a menudo adopta una forma biográfica, abordando temas como el trauma, el estrés, la sensualidad, la mortalidad y la espiritualidad a través de nuestra relación con el cuerpo y el espacio que habita. Su trabajo rebosa humor e ingenio, así como una cualidad extraña y macabra que canaliza su interés por el mito y el folklore. En sus piezas, mantiene el foco de atención en el contraste entre las cualidades materiales de la cerámica y los tejidos.
Preocupado por que parezca que desaparecen los aspectos funcionales de los materiales que emplea, Baldock trabaja de una manera performativa a través de conjuntos escultóricos. Lleva al espectador el objeto y el espacio en el que ambos se encuentran a formar parte de un posible acto teatral o ritual.
Su trabajo abarca múltiples técnicas, incluida la escultura, la instalación y la performance. Entre sus exposiciones individuales destacan Me, Myself and I (Kunsthall Stavanger, Noruega, 2020), Facecrime (suspect) (Stephen Friedman Gallery, Londres, 2020) y Facecrime (Camden Arts Centre, Londres, 2019), que itineró posteriormente a Tramway (Glasgow) Bluecoat (Liverpool). En 2021 también ha mostrado su obra en la Towner International, la bienal de arte contemporáneo de Towner Art Gallery (Eastbourne, Reino Unido).
Otras exposiciones incluyen las realizadas en De La Warr Pavilion (Bexhill, Reino Unido, 2017), The Grundy Art Gallery (Blackpool, Reino Unido, 2017), Southwark Park Galleries (Londres, 2017), PEER (Londres, 2016), Chapter Gallery (CardiÀ, Reino Unido, 2016) y Wysing Arts Centre (Cambridge, Reino Unido, 2013). Con la colaboración de Stephen Friedman Gallery, Londres.
CICLO EXPOSITIVO UN RASTRO INVOLUNTARIO
La Casa Encendida propone durante 2021 un proyecto expositivo para la Sala A que responde a la necesidad de conectar más con el presente y poder desarrollar ideas a largo plazo. Lucía Casani, directora de La Casa Encendida, anuncia que “la Sala A se convierte en un lugar dinámico, un nuevo espacio de experimentación para artistas y comisarios, con colaboraciones curatoriales anuales mediante las que profundizar a lo largo de varios episodios o muestras sobre cuestiones muy actuales”. Este año se ha invitado a This is Jackalope y el resultado de su propuesta curatorial anual ha sido el ciclo Un rastro involuntario.
Las piezas en exposición han sido realizadas de forma artesanal con materiales naturales (arcilla, arpillera, cera de abeja, agua, vidrio soplado a mano, madera) con el ánimo de facilitar estas experiencias materiales a través de los cinco sentidos y los cinco elementos
Un rastro involuntario es una narración desarrollada en cinco episodios: tres muestras individuales con los artistas Agniezska Polska (5 febrero4 abril 2021), Jonathan Baldock (8 julio26 septiembre 2021) y Jon Rafman (14 octubre 20219 enero 2022); un diálogo expositivo entre David Horvitz & Javier Cruz (22 abril20 junio 2021) y un diálogo performativo entre Hanne Lippard & Claudia Pagès (26 de noviembre).
Según This is Jackalope, “todo el tiempo dejamos rastros, siendo conscientes o no de ello. Podría decirse que somos en tanto que dejamos un rastro, existimos (o hemos existido) en tanto a las huellas que dejamos. Nuestra presencia es perceptible más allá de si buscamos ser percibidos o no. Nuestro rastro involuntario dice mucho más de nosotros que aquellas señales que dejamos a propósito. Los rastros involuntarios guían a otros, aportan información sobre nuestra identidad, aunque no estemos presentes”.
2020 marcó una línea roja desde la que plantearse nuevas formas de existencia. El mundo, tal y como se conocía, cambia y, en respuesta, los cuerpos y las mentes también lo hacen. A través del ciclo Un rastro involuntario se busca prestar atención a todo aquello que queda en los márgenes, se aspira a identificar pistas que aporten claves sobre la compleja actualidad, y conseguir hacer visible toda esa información a través de la puesta en marcha de dispositivos expositivos, narrativos y performáticos donde la ficción, la imaginación, el humor, el cuerpo y el lenguaje se hacen esenciales y ayudan a orientarnos de una manera menos racional.
This is Jackalope es una organización independiente dedicada a la creación, producción y difusión de las prácticas artísticas contemporáneas fundada y dirigida por Cristina Anglada y Gema Melgar. Es una plataforma con vocación internacional desde la cual producir proyectos culturales que experimenten con los formatos y discursos, generando así una vía de intercambio y difusión entre los discursos vigentes en distintas comunidades artísticas.
FICHA
Lugar La Casa Encendida
Comisaria This is Jackalope
Web de interés lacasaencendida.es