El total de incendios forestales en la Amazonia de Brasil aumentó 19,57% en junio. La cifra indica que se llegó al tope de incendios durante 13 años para el mismo mes.
El Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil informó que hubo 2.248 incendios en la selva amazónica en junio pasado contra 1.880 que hubo ese mismo de 2019. Sin embargo, hubo un descenso con respecto a agosto del año pasado, cuando hubo casi 1.000 diarios.
Arde la selva de la Amazonia
Greenpeace Brasil afirmó que mientras que se les están dando más funciones a las Fuerzas Armadas para el control de la Amazonia, las organizaciones ambientalistas han quedado disminuidas. Han sufrido una fuerte reducción en la autonomía, el personal y el presupuesto que repercute en las inspecciones sobre la deforestación.
Con un costo mensual de casi 11 millones de euros, las operaciones de control y prevención tendrían que tener como fin el combate de la deforestación en los meses anteriores a los incendios forestales. El monto equivale a casi el 80% del presupuesto anual de fiscalización del Instituto Brasileño del Medioambiente y de los Recursos Naturales Renovables.
“Pero con el comienzo de la estación seca y con el fuego golpeando la puerta, la imagen que se ha estado dibujando es catastrófica en muchos sentidos. Los incendios causan la muerte de los animales y ponen en riesgo una biodiversidad muy rica», señaló Rómulo Batista, miembro Greenpeace Brasil.
El aumento de los incendios forestales ocurre cuando se espera una plaga de langostas en Brasil y en Uruguay.
La plaga de langostas del desierto es considerada la más destructiva del mundo. Viene repuntando con fuerza en el este de África desde mediados de 2019. La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura señaló que una nube de un kilómetro cuadrado de estos insectos puede consumir la misma cantidad de alimentos que 35.000 personas.
Más deforestación en Colombia
Los incendios son un fenómeno recurrente que pueden ser provocados por el hombre o por fenómenos naturales. Por lo general, están relacionados con las actividades de tala y quema. La Organización Mundial de la Salud advierte que pueden causar graves daños.
- Mueren personas y animales.
- Pueden ocurrir accidentes de tránsito, aéreos y náuticos.
- Se destruyen cosechas y recursos.
- Se crean fuertes concentraciones de gases y una gran contaminación del aire durante mucho tiempo.
La Amazonia es la mayor región de bosque tropical del planeta y la comparten nueve países: Brasil, Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador, Bolivia, Guyana, Guayana Francesa y Surinam.
La Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible de Colombia, informó que hasta el 15 de abril se deforestaron más de 75.000 hectáreas de bosque en la Amazonia de ese país. Durante los primeros cuatro meses de 2019 disminuyó la deforestación (se reportó alrededor de 55.000 hectáreas). No obstante, tuvo un cambio fuerte en 2020: superó las 75.000 hectáreas.
Indonesia apela a la lluvia artificial
El gobierno de Indonesia anunció que pondrá en práctica la técnica de lluvia artificial antes de que la estación seca de este año llegue a su pico. La ministra del Medioambiente y Silvicultura, Siti Nurbaya Bakar, señaló que varias provincias han declarado el estado de alerta. El objetivo es anteponerse a los incendios forestales.
En 2019 hubo alrededor de 10.000 incendios forestales en Indonesia. Greenpeace España afirmó que la mayor parte se debió a actividades de productores de aceite de palma. Las cifras no fueron alentadoras durante ese año:
- Más de 900.000 personas que viven en Indonesia sufrieron infecciones respiratorias agudas por el humo de los incendios forestales.
- Casi 10.000.000 de niños corrieron el riesgo de sufrir daños físicos y cognitivos por la contaminación del aire.
- Entre el 1 de enero y el 22 de octubre los incendios liberaron 465 megatoneladas de CO2. Esta cifra se aproxima a las emisiones anuales de gases de efecto invernadero del Reino Unido.
La lluvia artificial es, finalmente, un método que sirve para inducir o aumentar de manera artificial las precipitaciones. Para ello se usan sustancias ajenas a las nubes como hielo seco, yoduro de plata, sal en polvo, propano líquido.
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