La acumulación de reservas de granos por parte de China de manera abrumadora contribuye al aumento de los precios de los alimentos en el planeta. Esta política de seguridad alimentaria de Pekín incrementa la preocupación que ya implica la guerra entre dos de los mayores proveedores de granos del mundo: Rusia y Ucrania.
Muchos analistas señalan a la sombría historia de hambre y pobreza de China para explicar el énfasis sin precedentes que Pekín pone en la seguridad alimentaria. E incluso dicen que es una opción prudente frente al clima extremo y las interrupciones en el transporte marítimo. Así como las sanciones y los conflictos que se han extendido por el mundo.
Más reciente, la pandemia y el conflicto bélico ordenado por Putin contra Ucrania, genera nerviosismo por una eventual escasez de granos a escala global. China lo sabe y quiere blindarse de estos productos, presionando a los mercados. Desde fines de febrero, los precios del trigo se han disparado debido a la guerra que acumula 70 días.
Como la nación más poblada del mundo, China tiene la mayor cantidad de bocas que alimentar. En 2020, su población alcanzó los 1.410 millones, una sexta parte de los 7.900 millones de habitantes del mundo.
Aunque el crecimiento de la población se ha reducido al más lento de la historia, el presidente Xi Jingping reconoce la necesidad de abordar la seguridad alimentaria del país este año. Después de que la COVID-19 y los desastres naturales amenazaran su sistema alimentario, China busca volverse más resiliente y autosuficiente frente a la incertidumbre.
China necesita estabilizar la producción de alimentos y maíz y expandir la producción de soja y semillas oleaginosas para asegurarse de que «los tazones chinos estén llenos principalmente de comida china», dijo Xi.
Seguridad alimentaria de China empuja los precios
La reforzada seguridad alimentaria de China es incorrecta. El proteccionismo casi siempre causa problemas económicos. Los economistas coinciden en gran medida en que el proteccionismo exacerbó la pobreza durante la Gran Depresión. Y que los propios fracasos económicos de China durante el Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural estaban relacionados con su impulso por ser autosuficiente.
Hoy, el impulso de China hacia el proteccionismo está contribuyendo a un aumento en los precios que pagan los consumidores. Según Scott Rozelle, profesor de la Universidad de Stanford, China depende de las importaciones para aproximadamente el 10 % de sus alimentos. Eso es muy alto en comparación con otros países.
Al igual que China, Japón y Taiwán tienen una gran población en relación con la cantidad de tierra cultivable. Pero cada uno de ellos depende de las importaciones para obtener el 40 % de los cereales que come. En comparación con sus vecinos, China está bastante aislada de los mercados mundiales de alimentos.
Los precios de los alimentos alcanzaron en marzo un nuevo récord, el tercero consecutivo, impulsados por la guerra. El índice que elabora mensualmente la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cerró el mes con un aumento del 33,6% respecto a marzo de 2021. Su mayor ritmo en 14 años, y se sitúa en 159 puntos, el nivel más elevado de la serie histórica, que arrancó en 1990.
El conflicto armado está causando estragos en las cadenas de suministro que tienen como origen la zona, sobre todo en productos como cereales y aceite de girasol. A la vez está alterando el funcionamiento de parte de los flujos comerciales mundiales.
Inflación China impacta al mundo
Los impactos de la pandemia, la escasez de energía y ahora la guerra, han afectado a casi todos los países. China no es la excepción y busca garantizar una seguridad alimetaria.
La segunda economía del mundo ya está creciendo al ritmo más lento en un año y elevando su índice de inflación. A medida que los problemas energéticos, las interrupciones en el transporte marítimo y el agravamiento de la crisis inmobiliaria hacen mella.
El aumento de la inflación en el país también está provocando una preocupación global. El aumento de la inflación de los productores está «alimentando la presión al alza sobre la inflación mundial», teniendo en cuenta el papel de China como fábrica del mundo. Y su importancia en la cadena de suministro mundial, dijo Ken Cheung, estratega jefe de divisas de Asia del Banco Mizuho.
La inflación de los productores también puede seguir siendo alta «durante un tiempo», dijo Jing Liu, economista senior de HSBC para la Gran China. Añadió que se espera que la inflación de precios de los consumidores pueda seguir repuntando.
Si China abandonara sus restricciones a la importación, los precios para los consumidores chinos caerían. Pero en Pekín, este tipo de liberalización no es la forma en que soplan los vientos políticos. Aunque sería relativamente fácil, como se demostró el mes pasado cuando el gobierno levantó todas las restricciones a la importación de trigo ruso.
Rusia es el mayor exportador de trigo del mundo y puede producirlo mucho más barato que China porque tiene mucha tierra cultivable y una población menos densa. Pero ahora arrecia sus tropas contra Ucrania.
Autosuficiencia vs altos costos
Uno de los principales problemas de la insistencia de Pekín en los alimentos de cosecha propia es que va en sentido contrario de la ventaja comparativa de China.
“China generalmente tiene agricultores menos eficientes y restricciones a la importación. Y eso conduce a precios estructuralmente más altos para los productos básicos agrícolas dentro de China”, dijo Darin Friedrichs de Sitonia Consulting. Una consultoría agrícola en Shanghái.
China tiene aproximadamente el 20% de la población mundial, pero solo el 10% de su tierra cultivable y solo el 5% de su agua. Simplemente no tiene sentido que China intente cultivar todos sus propios alimentos en su afán por la seguridad alimentaria.
En su libro The Chinese Economy, Barry Naughton indicó que “la política de autosuficiencia de China implica costos económicos sustanciales. Teniendo en cuenta su limitada dotación de tierras, China importa sorprendentemente pocos alimentos directamente. Una menor autosuficiencia de cereales permitiría a China adaptarse aún más a las oportunidades de la globalización. Aceptando una mayor dependencia de los mercados mundiales de cereales pero tal vez importando menos materias primas agrícolas”.
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