Los expertos creen que los chicos desarrollan piedras en los riñones por las dietas ricas en alimentos ultraprocesados y el aumento del uso de antibióticos
Hace unos treinta años los cálculos renales se consideraban una enfermedad típica de hombres blancos de mediana edad, pero ahora, los médicos atienden cada vez más a niños y adolescentes que padecen esta dolencia extremadamente dolorosa e inusual.
Los depósitos duros de minerales y sales que pueden quedar atrapados en el tracto urinario se están presentando en personas más jóvenes.
Los expertos no están seguros de por qué cada vez hay más niños y adolescentes que desarrollan piedras en los riñones. Pero consideran que la culpa la tiene una combinación de factores, como dietas ricas en alimentos ultraprocesados, la genética y el aumento del uso de antibióticos a edades tempranas. Así como la crisis climática que provoca más casos de deshidratación ante las altas temperaturas más frecuentes.
Los cálculos renales son un trastorno metabólico también conocido como nefrolitiasis. Se produce cuando minerales como el calcio, el oxalato y el fósforo se acumulan en la orina y forman cristales amarillentos duros. Pueden ser tan pequeños como un grano de arena o tan grandes como una pelota de golf en los casos graves.
Alrededor del 10 % de las personas en Estados Unidos tendrán un cálculo renal en algún momento de sus vidas, según la Fundación Nacional del Riñón. Advierte que actualmente los cálculos pueden detectarse incluso en niños de tan solo 5 años de edad.
Cálculos renales: nueva afección en niños y adolescentes
Los cálculos renales en los adultos están ligados con enfermedades como el síndrome metabólico, la obesidad, hipertensión y diabetes. En los niños no se presenta ese contexto. En general están sanos y acuden con su primer cálculo renal por razones que no están claras.
«Vemos todos los días niños que presentan cálculos renales», señaló Zachary V. Zuniga, urólogo pediátrico del Texas Children’s Hospital a The Washintong Post. Algunos vuelven repetidamente a la sala de emergencias y, aunque no todos requieren cirugía, otros serán hospitalizados y necesitarán antibióticos y cuidados.
“La idea es que los niños no desarrollen cálculos”, agregó. “Eso es lo último en lo que uno puede pensar cuando un niño tiene dolor en alguna parte”.
Algunos expertos en salud predicen que el problema empeorará.
Las piedras en los riñones de los niños son un problema cada vez más común en Estados Unidos. Un ejemplo claro es el de Annabelle Pleskoff, quien a sus 15 despertó una mañana con un dolor punzante que se irradiaba desde su costado derecho. Lo que al principio parecía ser un caso leve de apendicitis, pronto se reveló como cálculos renales, condición que suele afectar a personas de mediana edad.
Desde entonces, Annabelle que tiene ahora 25 años, ha sufrido más de 30 cálculos renales. El incremento de este problema en niños sorprende a médicos y expertos en salud infantil.
Gregory Tasian, urólogo pediátrico del Hospital para Niños de Filadelfia, aseguró que, “históricamente”, esta ha sido una enfermedad que afectaba a hombres blancos de edad adulta. Sin embargo, “ha cambiado drásticamente en los últimos 30 años”.
Mayor incidencia en las niñas que en los niños
La incidencia de cálculos renales en niños ha crecido de forma sostenida. Un estudio, citado por el diario, publicado en 2016 por el Clinical Journal of the American Society of Nephrology analizó casos en jóvenes de 15 a 19 años de Carolina del Sur entre 1997 y 2012. Los resultados mostraron un aumento del 28% en niñas y del 23% en niños en solo cinco años.
El riesgo de litiasis renal (enfermedad causada por la presencia de cálculos o piedras en los riñones) se duplicó en la infancia en niños. Mientras que en las mujeres el riesgo aumentó un 45% a lo largo de su vida durante los 16 años de investigación. Los adultos y niños negros del estudio desarrollaron cálculos renales en mayor proporción que los blancos.
En otras investigaciones se han observado tendencias similares, como uno realizado en el condado de Olmsted, Minnesota, según el cual la tasa de incidencia de cálculos renales entre niños de 12 a 17 años aumentó un 6% anual entre 1984 y 2008, recoge NBC News.
La Fundación Nacional del Riñón indica que los niños que desarrollan un cálculo tienen 50% de probabilidades de desarrollar otro en un plazo de cinco a siete años. Cada cálculo que pasa a través del tracto urinario eleva el riesgo de ocasionar una estenosis ureteral o el estrechamiento del conducto que drena la orina desde los riñones hasta la vejiga.
Además, el costo económico es considerable. En 2009 los hospitales de EE UU cobraron alrededor de 375 millones de dólares por servicios de internación y atención de emergencias debido a cálculos renales pediátricos, según la Muestra Nacional de Departamentos de Urgencias.
Productos ultraprocesados y con mucho sodio
Los expertos apuntaron a varios culpables de la alta incidencia de cálculos renales en niños y adolescentes, pero uno de los más evidentes es la dieta. John S. Wiener, urólogo pediátrico de Duke Health, resalta el papel del sodio en la ingesta diaria a temprana edad.
”En la actualidad, se agrega demasiada sal a la dieta estadounidense. Cuando el riñón excreta sodio, arrastra calcio y aumenta el riesgo de cálculos de calcio”, refirió Wiener.
Más del 90% de los niños de 6 a 18 años consumen 3.300 miligramos de sodio diarios, superando ampliamente los 2.300 miligramos recomendados. Los alimentos ultraprocesados, los snacks y la comida rápida son las principales fuentes de este exceso.
Pleskoff conoce bien el impacto de la dieta. Tras ser diagnosticada, siguió una estricta alimentación baja en sodio y oxalato, diseñada para prevenir nuevos cálculos. Sin embargo, la presión por mantener esta dieta la llevó a desarrollar anorexia. ”La simple idea de que si restringía mi dieta no tendría tanto dolor terminó restringiéndome demasiado”, confesó al Post.
La combinación de limitaciones físicas, incluido el dolor de espalda recurrente, y problemas de salud mental en algunos pacientes jóvenes resalta el efecto que a menudo se pasa por alto que pueden tener las enfermedades crónicas.
Algunas investigaciones sugieren que la predisposición genética puede desempeñar un papel, pero los expertos sostienen que el aumento de comidas con exceso de sodio es un factor de mucho peso.
Las causas genéticas raras pueden contribuir a la formación de cálculos renales en los niños. «Hay algunas enfermedades genéticas bien definidas que afectan el metabolismo y pueden hacer que las personas formen cálculos, pero esa es una proporción muy pequeña de estadounidenses con cálculos», dijo Wiener.
Impacto de las altas temperaturas
Los expertos creen que el empeoramiento de la dieta de los niños puede tener algo que ver en el alza de casos con cálculos renales. Las elevadas cantidades de sodio de las papas fritas, sándwiches de carne, bebidas deportivas y las comidas envasadas pueden hacer que la orina contenga minerales adicionales que pueden aglomerarse y formar cálculos.
Es probable que eso influya en los casos de niños que no beben suficiente agua o que toman demasiadas bebidas azucaradas con alto contenido en jarabe de maíz y fructosa. A ello se une el aumento de las temperaturas por el calentamiento global, confió David Chu, urólogo del Hospital Infantil Ann & Robert H. Lurie de Chicago.
Cuanto más calor y humedad hace, más se suda y menos se orina, lo que permite que los minerales se adhieran a los riñones y las vías urinarias. Los niños son especialmente vulnerables al calor.
Diversos estudios han revelado que el número de personas que solicitan atención médica por cálculos renales aumenta a medida que sube la temperatura media. Otras investigaciones muestran que en el Sureste, conocido como el cinturón de la litiasis renal, la prevalencia puede ser hasta un 50% mayor que el Noroeste.
Otro estudio de 2008 predijo que esa región se expandirá de forma inevitable hacia el norte, y que la fracción de la población que vive en zonas de alto riesgo pasará del 40% en 2000 al 70% en 2095.
Alimentación sana y tomar agua
El tratamiento de los cálculos varía según su tamaño y gravedad. Los médicos suelen comenzar controlando el dolor con medicamentos para relajar el uréter, permitiendo que el cálculo pase de forma natural. En casos más severos, se recurre a procedimientos como la ureteroscopia, que fragmenta el cálculo, o la litotricia por ondas de choque, que lo descompone en partes más pequeñas.
La prevención pasa por hábitos básicos: aumentar la ingesta de agua, reducir el sodio y mantener una dieta equilibrada. Sin embargo, las políticas escolares a menudo dificultan el acceso al agua. ”Escribo muchas cartas a las escuelas pidiendo que los niños con riesgo de cálculos puedan llevar botellas de agua y tengan acceso a baños”, comenta David J. Sas, nefrólogo pediátrico de la Clínica Mayo.