Reaparecen los ataques sónicos. Lo que comenzó como unos sonidos extraños con síntomas misteriosos sufridos por más de una docena de funcionarios estadounidenses y sus familiares residentes en China, en 2018, se ha convertido en un misterio diplomático que se extiende por varios países e involucra especulaciones sobre armas secretas de alta tecnología y ataques extranjeros.
Los episodios, aún sin explicación, llegaron a conocerse en Estados Unidos y Canadá como el síndrome de La Habana. Empleados estadounidenses que visitaron China y Cuba recientemente volvieron a reportar que escucharon sonidos extraños, seguidos de dolores de cabeza, mareos, visión borrosa y pérdida de memoria.
La extraña afección, sufrida por más de una veintena de funcionarios de Washington y Ottawa entre finales de 2016 y mediados de 2018, fue investigada por expertos de los países afectados. Su origen, sin embargo, sigue siendo desconocido.
La postura del Gobierno estadounidense
La repuesta de Washington a estos episodios fue totalmente inesperada. El Departamento de Estado, que supervisó los casos, hizo evaluaciones inconsistentes de pacientes y eventos. Además, ignoró los diagnósticos médicos externos y ocultó información básica al Congreso, según una investigación de The New York Times.
Cuando sucedió en Cuba, el gobierno de Trump retiró a la mayoría de los miembros del personal de la embajada y emitió una alerta de viaje. Declaró que los diplomáticos estadounidenses habían experimentado “ataques selectivos”. Trump expulsó a 15 diplomáticos cubanos de Washington e inició una investigación independiente. Cuba negó cualquier participación.
La Casa Blanca no fue tan radical con China. En mayo de 2018, un funcionario estadounidense sufrió en China episodios muy similares al síndrome de Cuba. El Departamento de Estado evacuó a más de una docena de empleados federales y algunos de sus familiares.
Según los afectados, los funcionarios que se enfermaron en Cuba obtuvieron licencias administrativas para rehabilitación, mientras que los de China tuvieron que usar permisos de enfermedad sin derecho a sueldo. Además, el Departamento de Estado no abrió una investigación sobre lo sucedido en Pekín.
Aunque el Gobierno estadounidense no ha hablado de lo ocurrido, los críticos creen que la Administración de Trump no quiso entrar en disputas con China en aquel momento, la primavera de 2018. Cuando se buscaba un acuerdo comercial con Pekín y la intermediación con Corea del Norte.
Argumentan que los rusos son los responsables de los ataques
Algunos oficiales sénior de la CIA que visitaron las instalaciones de la agencia en el extranjero reportaron episodios similares. En Moscú, Marc Polymeropoulos, un oficial de la CIA que ayudó a ejecutar operaciones clandestinas en Rusia y Europa, sufrió, en diciembre de 2017, un vértigo severo en su habitación de hotel en Moscú y luego presentó migraña y dolores de cabeza debilitantes que lo obligaron a retirarse.
Tras el episodio de Moscú aumentaron las sospechas de que Rusia ejecutó los ataques en todo el mundo. Tanto expertos rusos como funcionarios estadounidenses ven al gobierno ruso como el responsable más probable debido a su historial con el uso de armas que causan lesiones cerebrales y su interés en afectar las relaciones entre Washington, Pekín y La Habana.
Los científicos y funcionarios gubernamentales sospechan que un arma que produce radiación de microondas afectó el cerebro de las víctimas. Otros argumentan que es una enfermedad psicológica que se extendió en el ambiente estresante de las misiones extranjeras. Algunos señalan la posibilidad de que se hayan usado agentes químicos, como los pesticidas.
En total unas 44 personas destinadas en Cuba y 15 en China fueron evaluadas o tratadas en el Centro de Reparación y Lesiones Cerebrales de la Universidad de Pensilvania. Otros recibieron atención médica en diversos sitios. Al menos 14 ciudadanos canadienses en La Habana dicen haber sufrido síntomas similares.
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