Surge en España, con mucho impulso, una manera de acceder a viviendas ecológicas y económicamente asequibles. En un contexto restrictivo para las familias con ingresos limitados y por tanto de ahorros, se abren nuevas posibilidades en el sector inmobiliario de varias comunidades. Aumento la cantidad de proyectos de viviendas cooperativas en cesión de uso. Una modalidad que, según sus promotores “asegura una estabilidad en el acceso a una casa y mejora la calidad de vida”.
“El mercado inmobiliario tiene mucha inercia y viene muy acelerado desde 2021, cuando se registraron cifras excelentes. En 2022 fueron incluso mejores, por lo que parar esa tendencia de un día para otro va a ser muy complicado”, señala José Manuel Fernández, subdirector general de la Unión de Créditos Inmobiliario.
Tras el parón de 2020 como consecuencia de la pandemia, la compraventa de vivienda inició una tendencia al alza que aún continúa. En 2021 se registraron 565.523 operaciones, la cifra más alta desde 2007. Mientras que en los 11 primeros meses de 2022 (últimos datos disponibles), se superaron las 600.000 transacciones. Sin embargo, es probable que estas cifras “se moderen” en 2023 y que “volvamos a cifras de 2019”. Un importante segmento de la población se mantiene rezagado. Sin posibilidades de adquirir una casa. Pero, la iniciativa de casas en cesión, que cobra interés y aceptación, está respaldada por varias empresas. Entre ellas, Sostre Cívic que dice considera la vivienda cooperativa en cesión de uso como la alternativa para acceder a un techo para la familia. Una propuesta de casas ecológicas que ni se compran ni se alquilan.
Viviendas cooperativas en cesión de uso, el boom
La propuesta garantiza el derecho a la vivienda a largo plazo fuera del modelo actual que impulsa la propiedad privada como régimen mayoritario de tenencia. Con la cesión de uso, la titularidad de la propiedad es colectiva y recae en la entidad. Los socios de la cooperativa tienen derecho a vivir indefinidamente en un espacio sostenible y ecológico.
El esquema económico de estas viviendas cooperativas es la cesión de uso. Los pisos pertenecen a la cooperativa y los usuarios pueden habitarlos durante 75 años, prorrogables otros 15. Pueden traspasarlos a otra persona, pero no venderlos. Sostre Cívic explica que se trata de un modelo de vivienda que es accesible económicamente fuera del mercado especulativo.
La idea, que nació en Dinamarca en los 70 y se extendió a otros países nórdicos, ahora está en un momento de boom en España. “La gente está desesperada con la escasez y los precios de las viviendas. Aspiraba a comprar después de años de alquiler, pero al constatar que no puede, se abre a escuchar otros modelos”, explica Jose Tellez.
Sostre Cívic lleva 20 años promoviendo el acceso a las viviendas a través de cooperativas y en régimen de cesión de uso. Tiene promotora y constructora propia para controlar todo el proceso. En Cataluña, hay más de 40 proyectos en marcha. En Madrid unos 7 y 5 en Valencia. También en Palma, Zaragoza, Bilbao, Pamplona y Sevilla. La Comunidad Valenciana fue la primera en dar luz verde a la normativa con rango de ley que regula y fomenta el acceso a la vivienda colaborativa.
Casas ecológicas habitables de por vida
Alicia Conejero se considera una “privilegiada”. Accedió a una vivienda de una habitación “que es una maravilla”, por la que pagó una entrada de 29.000 euros y que le cuesta 630 euros al mes, que incluye no solo la la renta o letra si fuera un alquiler o una una hipoteca convencional, sino también el agua, la luz, Internet y servicio de limpieza. “Ni me entero del recibo de la luz en invierno, aunque todo es eléctrico. No hay gas y la casa está hecha de madera y muy bien aislada”.
La mirada ambiental con la que están pensados estos edificios reduce aún más los costos de vida de sus ocupantes. El ahorro energético es importante. La Balma, donde vive Alicia, es pasivo. Significa que el consumo de energía es prácticamente cero. “Y ahora vamos a poner placas solares, así que produciremos energía”, añade.
Tiene claro que ha podido acceder a este tipo de casa porque el Ayuntamiento de Barcelona se ha involucrado. “Por la entrada que pagué, en Poblenou solo encuentras cuchitriles, el suelo se lleva mucha parte del costo”. También se implicó la Generalitat de Catalunya, que da subvenciones de hasta 5.000 euros para vivir en una de estas viviendas cooperativas en cesión de uso. Eso sí, el acceso está limitado por renta y no es compatible con tener una casa en propiedad.
En Madrid, “esto es un asunto totalmente ignorado”, se queja el arquitecto Iñaki Alonso, cuyo estudio de arquitectura Satt es promotor del proyecto Entrepatios, un edificio de madera construido en el sur de la capital.
Indicadores ambientales y sociales
Alonso explica que entienden los edificios como sumideros de carbono, lo que hacen los bosques. Primero, están 100% electrificados y cuentan con 100% energía renovable. «Construimos con madera un material que en su fabricación absorbe dióxido de carbono en vez de emitirlo. Nunca con cemento, causante de entre el 6% y el 8% de las emisiones de CO2. No hay ningún elemento de combustión en el edificio y a través de la incorporación de plantas y cubiertas vegetales conseguimos absorber CO2”, añade.
Alonso se reunió con directivos de las grandes promotoras del país para insistirles en poner en marcha proyectos más sostenibles tanto desde el punto de vista ambiental como social. “No los convencimos y decidimos montar nosotros esa promotora inmobiliaria: Distrito Natural. La clave para conseguir los indicadores ambientales y sociales a los que aspiramos”, subrayó
Este auge de viviendas cooperativas en cesión de uso y ecológicas es “imparable”, sostiene Jose Tellez de Sostre Cívic, cuya organización aspira a ocupar el 30% del mercado de la vivienda en Cataluña. “En los países pioneros se ha demostrado que a partir de ese porcentaje bajan los precios del alquiler”, explica. En Dinamarca, la cesión de uso está en el 33% de las viviendas, en Alemania en el 30% y en Suiza, el 20%.