Una de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es el uso de geles hidroalcohólicos contra el virus de la COVID-19. La declaración de la pandemia ha despertado al monstruo de la higiene de manos, pero no todos los productos son eficaces a la hora de protegernos.
Los científicos confirman que los geles hidroalcohólicos que cumplen su función contra la COVID-19 son aquellos que contienen alguna sustancia para destruir el virus. En España los más efectivos son los que cumplen con la norma UNE-14426, porque han sido sometidos a las pruebas correspondientes.
La diferencia entre los geles que se comercializan es que algunos son cosméticos y otros biocidas. Pero existe una manera de saber si cumplir con su función de defendernos contra el virus de Wuhan: su contenido de alcohol debe ser superior del 70%.
Geles que no funcionan contra el virus
La Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) retiró en Estados Unidos al menos 75 geles hidroalcohólicos para las manos. La razón: no contienen etanol, pero sí niveles peligrosos y potencialmente fatales de alcohol de madera.
La demanda de desinfectantes se ha disparado desde el inicio de la pandemia, ya que se ha recomendado a los estadounidenses que se laven las manos a menudo para protegerse contra la infección por coronavirus. Eso provocó que una gran cantidad de nuevas marcas invadieran en el mercado.
Por ello, la Administración de Alimentos y Medicamentos ha proporcionado una lista con las 75 marcas que dicen contener etanol (también conocido como alcohol etílico) en sus etiquetas, pero luego se demostró que contienen metanol o alcohol de madera. Las autoridades aseguran que los productos están mal etiquetados, y los compradores no podrían saber qué desinfectantes para manos contienen metanol.
La FDA pide que desconfíe de aquellos geles hidroalcohólicos que afirman estar «aprobados por la FDA» o que protegen “por hasta 24 horas”. No existe tal aprobación por parte del organismo.
China y los créditos contra el virus
Los miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y China, se reunieron vía telemática para analizar la cooperación multilateral en tiempos de pandemia. Como buenos vendedores, los asiáticos destinarán a los países latinoamericanos créditos por un valor total de 1.000 millones de dólares. ¿Para qué? Esa gran cantidad será necesaria para el acceso a las vacunas y medicinas contra la COVID-19.
En estos momentos, la pandemia del coronavirus continúa aumentando en la región latinoamericana. Entre miembros de la CELAC que registra casos se encuentran: Argentina (148.027), Barbados (106), Chile (341.304), Colombia (226.373), Costa Rica (13.669), Cuba (2.469), Ecuador (78.148). También México (378.285), Panamá (56.817), Perú (371.096), República Dominicana (59.077), Trinidad y Tobago (142) y Uruguay (1.141) según los reportes de la Universidad Johns Hopkins.
Además, China se comprometió a que la vacuna desarrollada en su territorio sea “un bien público de acceso universal”. Por su parte, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) insiste en que la aparición de una posible vacuna que puede acabar con la COVID-19, sería apenas el primer paso.
Recalcan que es prioritario garantizar el acceso a los países más desfavorecidos y golpeados por la pandemia, como los latinoamericanos. Más de 150 vacunas están siendo desarrolladas en todo el mundo.
Trump sigue acusando a China
Desde que la OMS la declaró pandemia, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha acusaso directamente a China de propagar el virus de la COVID-19 por el mundo.
En varias oportunidades ha dicho que está «cada vez «más enfadado» con China por el avance de la pandemia del coronavirus en su país y alrededor del mundo. «Mientras veo como la pandemia expande su feo rostro alrededor del mundo,estoy cada vez más enfadado con China. ¡La gente puede verlo y yo puedo sentirlo!», escribió recientemente.
Este viernes el Departamento de Estado, en su cuenta en español, publicó un tuit en el que destaca el mensaje de Trump. Esta semana los ánimos entre ambos países se han intensificado. Incluso Pekín cerró su consulado en respuesta a las acusaciones de espionaje industrial de Washington.
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