El agobiante calor en Grecia ha provocado el cierre temporal de la Acrópolis de Atenas para evitar sofocos en los trabajadores y turistas. También el cambio en el horario de los comercios, suspensión de clases y hasta drones con cámaras térmicas para coordinar la respuesta pública ante temperaturas superiores a 40 °C. El recién electo alcalde de la capital griega desea que los residentes sobrevivan al verano que apenas empieza.
La cuna de la civilización occidental, devenida en la metrópolis más calurosa de Europa continental, arrastra desde junio una ola de calor que los servicios meteorológicos catalogan como la más intensa desde que se tienen registros. La región del Ática ha registrado temperaturas récord e incendios forestales. En Atenas se han acordado medidas de protección ante estos imponderables.
Con pocas precipitaciones durante meses en la mayor parte de Grecia, la presión sobre el suministro de agua es grave. Mientras, las islas se preparan para la llegada de un abultado volumen de turistas. Se han desplegado unidades portátiles de desalinización para minimizar la contingencia. Este años las olas de calor han cobrado seis vidas.
Los desafíos climáticos no amilanan a Haris Doukas, el alcalde de Atenas. Es ingeniero mecánico y profesor de política y gestión energética en la Escuela de Ingeniería Eléctrica e Informática de la Universidad Técnica Nacional de Atenas. Su campo de especialización está relacionado con el desarrollo de sistemas de apoyo a la toma de decisiones para políticas energéticas sostenibles y climáticas. «Hacer frente a fenómenos meteorológicos tan extremos sería difícil en cualquier otro lugar, pero en una ciudad con siete colinas y un desarrollo urbano tan denso es particularmente complejo», declaró.
Atenas sumida en el calor
Grecia no está sola en esta lucha climática. Copernicus, el Servicio de Cambio Climático de la UE, indicó que marzo hubo récord de calor en el mundo y particularmente en Europa. Doukas sugiere plantar árboles, colocar centros de refrigeración y estaciones de agua, entre otras acciones, para encarar el calor inclemente que amenaza con extenderse más allá de agosto. En un barrio verde, la temperatura pueden bajar un 5%, que es la diferencia entre un día duro en medio de una ola de calor y uno sin ella.
“No se trata de un estilo de vida ni de mejorar la calidad de vida. Se trata de sobrevivir. El 23% del pulmón verde de Atenas ha sido destruido por los incendios en los últimos años.Es vital que tengamos más árboles, más centros comunitarios con aire acondicionado y más estaciones de agua en nuestras calles y plazas”, agregó.
Doukas no es un recién llegado a la crisis climática y los peligros que plantea. Ha escrito más de 150 artículos en revistas especializadas y colaborado en libros sobre el abordaje de la crisis climática. “Lo mejor de este trabajo es que puedes mejorar la vida de las personas. Ya no se trata de teorías, se trata de hacer que Atenas sea más sostenible y resiliente. Por supuesto, estoy preocupado y estamos haciendo todo lo que podemos», afirmó.
El primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, advirtió que este verano puede ser particularmente peligroso. Su gobierno ha invertido mucho en un fondo de equipos de extinción de incendios, incluidos drones de detección temprana.
El clima ha cambiado la cotidianidad
Tradicionalmente la temperatura en esta época suele rondar los 20 grados de mínima y 32 de máxima. Sin embargo, y según datos oficiales de Atenas, desde 2007 se ha intensificado en forma gradual y sostenida el calor durante el verano. Incluso se ha adelantado a las primeras semanas de junio.
En algunas de las zonas las altas concentraciones de calima e incendios son intensos. En la isla de Eubea, la Grecia central o el Ática los termómetros superan los 40 grados Celsius.
El primer ministro dijo que después de días de lucha contra los incendios alimentados por un clima más cálido, más seco y más ventoso (señales reveladoras del cambio climático), se evidenciaba que venían tiempos más difíciles. Los meteorólogos prevén que el mercurio estárá “seis grados Celsius por encima de lo normal el resto de julio.
El ayuntamiento de Atenas abrió espacios con aire acondicionado para los parroquianos y ha establecido una “línea directa para olas de calor” las 24 horas”. Asimismo, reforzó el personal de las clínicas municipales y amplió un programa de apoyo domiciliario que implica el envío de trabajadores sociales, enfermeras y psicólogos a las personas mayores que viven solas. Un plan piloto que monitorea los efectos del calor en las generaciones mayores y les ha entregado relojes biométricos que pueden alertar a las autoridades.
«Grecia tiene una población que envejece y que es más vulnerable al calor. Vamos a tener que tomar medidas para afrontarlo. La gente vive más ahora», señaló Olga Dourou, teniente de alcalde a cargo del programa.
La ruta verde
Los griegos siguen en tiempo real las alteraciones climáticas a través de aplicaciones de teléfonos móviles. A menudo, sacuden la cabeza con incredulidad. Recientemente, Dimitris Dimitras, un camarero en Plaka -el pintoresco barrio debajo de la Acrópolis- mostró su molestia por la humedad que hacía más difícil el trabaja. «Con estos niveles de humedad, podríamos estar en Indonesia. Tengo 61 años y el calor me está molestando mucho ahora. Su sigue así no serviré más mesas», dijo.
Cada vez más griegos eligen pasar sus vacaciones en climas del norte. Noruega y otras partes de Escandinavia son cada vez más populares. “Todos nuestros vuelos están completos. Cuando hace tanto calor en Atenas, la gente busca un lugar fresco y es realmente genial ir a los países nórdicos», indicó Frosso Stavraki, de la agencia de viajes Cosmorama.
Doukas ha insistido en que su objetivo es plantar 5.000 árboles antes de fin de año (25.000 al final de su mandato) para ayudar a reducir la contaminación, bajar las temperaturas y mejorar la calidad del aire. Es una tarea difícil, pero está decidido. “Con apenas 11% de superficie verde, Atenas está muy por debajo de la media europea. Sembrar árboles en las calles, plazas y parques es el camino», afirmó.
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