Por Miguel Ángel Artola
28/07/2016
Visitar museos para poder admirar sus obras de arte es una de las actividades clásicas del verano. Por fortuna en España contamos con centros de gran nivel internacional. Pero en San Sebastián, flamante capital cultural europea 2016, podemos compaginar ir a la playa con admirar la obra escultórica de Henry Moore.
Los donostiarras y visitantes habituales ya están acostumbrados a convivir en las calles con esculturas de gran tamaño obra de sus escultores más ilustres y reconocidos internacionalmente como Eduardo Chillida, Jorge Oteiza o el recientemente desaparecido Néstor Basterretxea. A sus trabajos, enclavados en diferentes puntos del paseo marítimo, se suman hasta el 4 de septiembre los seis bronces monumentales de Moore seleccionados por la Obra Social La Caixa y la Fundación Henry Moore.
Las esculturas del maestro inglés que conforman la muestra itinerante fueron creadas en la cúspide de su carrera, entre los años 1960 y 1982 y son representativas de los motivos principales de la obra de Moore: la fascinación por la figura reclinada y los temas sobre “madre e hijo”; la exploración de la relación entre la figura humana y el paisaje, tanto urbano como rural; la tensión entre lo natural y lo abstracto; y la transformación de los objetos naturales en formas escultóricas.
Gracias a la Obra Social de La Caixa hemos podido disfrutar de trabajos de Henry Moore en el pasado. Ya realizaron una gran retrospectiva del artista en las calles de Madrid y Barcelona en 1981, tan sólo cinco años antes de la muerte del artista. Posteriormente CaixaForum realizó otra gran exposición en Barcelona en el año 2006.
Destacan los organizadores de la muestra que la idea del arte integrado en el espacio urbano existe desde tiempos inmemoriales. Ya en la antigüedad, esfinges, toros alados y guerreros colosales ejercían de guardianes junto a las murallas de las ciudades y frente a los templos y otros recintos sagrados. Durante las próximas semanas los bronces de Moore darán la bienvenida a los donostiarras y visitantes que acudan a la playa de la Zurriola, ahora en plena actividad cultural al ser uno de los grandes escenarios abiertos del Jazzaldia, el Festival de Jazz de San Sebastián, que también ha reforzado su programación con motivo de la capitalidad cultural.
La relación de Moore con España fue intensa en lo artístico, pero desde la distancia, la única visita que Moore realizó a la península fue en 1934 en ocasión de unas vacaciones en motocicleta con su esposa Irina y unos amigos. Entraron en el país por la frontera con Francia por el País Vasco y visitaron Pamplona, las cuevas de Altanira para visitar posteriormente Madrid, Toledo y Vic. Posteriormente, al igual que otros artistas comprometidos de su tiempo vivió horrorizado el período posterior de la guerra civil y se mostró contrario a la política de no intervención del Reino Unido en el conflicto bélico español. Intentó incluso viajar a la España republicana junto con una delegación de artistas y escritores ingleses, pero su petición se encontró con el veto del Gobierno británico.
Durante la inauguración de la exposición en San Sebastián, el jefe de Colecciones de la Henry Moore Foundation, Sebastiao Barassi, destacó que el artista británico hubiese estado muy satisfecho del emplazamiento provisional de sus obras en San Sebastián “junto al mar y cerca del Peine del Viento de Eduardo Chillida, a quien conoció y que se tenían una admiración mutua, y de “La Caja” de Oteiza en el Paseo Nuevo”.
Ahora podemos admirar la concepción del arte de estos grandes escultores en un agradable paseo que comience en la Zurriola, para recorrer posteriormente el Paseo Nuevo hasta la escultura monumental de Oteiza, bajar por el puerto, y bordear la bahía siguiendo la barandilla de La Concha hasta la playa de Ondarreta con el objetivo de terminar nuestra marcha en el Peine del Viento de Chillida.