El arresto del líder opositor ruso Alexéi Navalni, cuando llegaba a Moscú después de recuperarse de su envenenamiento con un agente nervioso, ha generado fuertes críticas por parte de la comunidad internacional. La Unión Europea, el Reino Unido, los Estados Unidos y varios países occidentales, además de la ONU, exigen al Kremlin la inmediata liberación del dirigente político.
Navalni fue detenido en el control de pasaportes del aeropuerto Sheremetyevo de Moscú, después de volar el domingo por la noche desde Berlín, donde fue atendido tras el envenenamiento del cual fue víctima en agosto, y por el que culpa al Kremlin.
Una detención anunciada
El arresto de Navalni no resultó una sorpresa, ya que el servicio de prisiones de Rusia dijo que el dirigente opositor había violado las condiciones de libertad condicional de una sentencia suspendida en una condena por malversación de fondos en 2014. Navalni afirma que esta acusación tiene motivaciones políticas.
El servicio penitenciario dijo que lo mantendrían bajo custodia hasta que un tribunal dictamine sobre su caso. No se anunció de inmediato una fecha para una comparecencia ante la corte.
Los abogados de Alexéi Navalni dijeron el lunes que no habían tenido acceso a él desde su detención y que se desconocía su estado.
Luego de que fuera envenenado en agosto pasado, a Navalni se le trasladó a Alemania para recibir tratamiento médico de emergencia. Mientras se recuperaba, dijo que tenía la intención de regresar a Rusia.
El domingo, cumplió con esa promesa, abordando un vuelo a pesar de las advertencias de que enfrentaría un arresto al aterrizar.
Alexander Baunov, investigador principal del Centro Carnegie de Moscú, describió la decisión tomada por Navalni, de regresar a Rusia, como un acto «valiente».
Repudio mundial
El ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Heiko Maas, señaló que Navalni había regresado por su propia voluntad y dijo que «es completamente incomprensible que las autoridades rusas lo detuvieran inmediatamente después de su llegada. Rusia está obligada por su propia Constitución y por los compromisos internacionales con el principio del estado de derecho y la protección de los derechos civiles», agregó.
“Por supuesto, estos principios también deben aplicarse a Alexéi Navalni. Debería ser puesto en libertad de inmediato«, agregó.
“Condeno la detención de Alexéi Navalny a su retorno a Rusia. Las autoridades rusas deben liberarlo inmediatamente y garantizar su seguridad”, exigió la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una nota oficial.
Josep Borrell, jefe de política exterior de la UE expresó que «las autoridades rusas deben respetar los derechos de Alexéi Navalni y ponerlo en libertad de inmediato. La politización del poder judicial es inaceptable».
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, tuiteó que la detención de Navalni es «inaceptable» y también pidió su liberación inmediata, un llamado al que se hicieron eco el Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia y el ministro de Relaciones Exteriores de Polonia, Zbigniew Rau.
“Es asombroso que Alexéi Navalni, víctima de un crimen abominable, sea detenido por las autoridades rusas”, declaró el ministro británico de Relaciones Exteriores, Dominic Raab.
Llueven más críticas
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) expresó su «profunda preocupación» por el arresto de Alexéi Navalni. La agencia pidió la «liberación inmediata» del activista y «que se respeten sus derechos al debido proceso, de conformidad con el estado de derecho».
«Reiteramos nuestro llamamiento a una investigación exhaustiva e imparcial sobre su envenenamiento», dijo.
El secretario de Estado saliente de Estados Unidos, Mike Pompeo, dijo que su país «condena enérgicamente» el arresto. Calificó la acción «el último de una serie de intentos de silenciar a Navalni y otras figuras de la oposición y voces independientes que critican a las autoridades rusas».
Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional en la Casa Blanca, designado por Joe Biden, calificó el arresto como una violación de los derechos humanos.
El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergéi Lavrov, dijo el lunes que las reacciones de funcionarios occidentales reflejan un intento de «desviar la atención de la crisis del modelo occidental de desarrollo».
Una cruzada contra la corrupción
Alexéi Navalni es un activista contra la corrupción y el rostro más destacado de la oposición al presidente Vladimir Putin. Intentó presentarse en la carrera presidencial de 2018. Pero las autoridades lo excluyeron, debido a una condena por malversación de fondos que, según él, tuvo motivaciones políticas.
Es un bloguero con millones de seguidores rusos en las redes sociales. Gracias a su popularidad, logró que algunos de sus partidarios fueran elegidos para los consejos locales de Siberia en 2020.
En agosto, Alexéi Navalni se derrumbó en un avión que volaba de Tomsk en Siberia a Moscú. El piloto desvió el vuelo a la ciudad de Omsk, para que lo ingresaran en el hospital. Dos días después, los funcionarios rusos permitieron que lo trasladaran en avión a Alemania en coma inducido.
Expertos europeos dijeron más tarde que había sido envenenado con el arma química extremadamente tóxica Novichok, desarrollada por científicos soviéticos en la Guerra Fría.
Tras sobrevivir a este presunto intento de asesinato, Navalni no tardó en contraatacar. A mediados de diciembre difundió una conversación telefónica en la que desenmascara a uno de los agentes de los servicios de seguridad rusa (FSB) para que admitiera que quisieron envenenarlo.
Para el opositor, el envenenamiento fue orquestado bajo la orden directa del presidente Vladimir Putin. El mandatario rechaza todas las acusaciones.
El arresto de Navalni ha colocado nuevamente sobre la mesa de discusión los cuestionamientos al sistema político ruso, que le ha permitido a Vladimir Putin permanecer más de 20 años en el poder.
Lea también: