El clima de tensión en Irán toma nuevos bríos desde la muerte de la joven arrestada por la policía, por no llevar bien puesto el velo. El abogado de la familia de Mahsa Armini señaló que un grupo de médicos acreditados e independientes aseguran que su deceso fue por golpes. Y no por enfermedades previas como indicaron las autoridades.
La lectura del informe médico reavivó el malestar y la ira social por la brutal muerte de Amini y las protestas tomaron nuevamente las calles de Teherán y de otras ciudades. Pese a las miles de detenciones y, al menos 133 personas fallecidas por la represión de las fuerzas públicas estatales, en estas dos semanas de intensas manifestaciones.
«Médicos de renombre, las personas con conocimientos que han sido consultadas, y yo, creemos que Mahsa definitivamente fue golpeada antes de llegar a la comisaría. Y con una alta probabilidad también cuando estuvo allí detenida», afirmó el abogado Saleh Nikbakht en una entrevista al periódico iraní Etemaad.
Mahsa Amini entró al estado de coma y fue ingresada en el Hospital Kasra de Teherán horas después de su detención, el 13 de septiembre. Y dos días más tarde la policía confirmó su arresto por no llevar bien el velo, rechazando cualquier responsabilidad. La joven falleció el 16 de septiembre y a partir de entonces la furia colectiva no ha cesado.
A la fecha, las autoridades han atribuido su muerte a problemas de salud previos y niegan que haya sido golpeada. Aunque también indicaron que las investigaciones se completarán esta semana y Medicina Forense debe dar su informe final. Mientras, Nikbakht insistió en que «la familia de Mahsa quiere saber qué tipo de trauma externo causó la sangre que se filtró desde la parte inferior del cráneo detrás de su cuello y orejas».
Mahsa Armini murió a golpes y las protestas arrecian
La muerte de Amini sigue generando fuertes protestas contra el sistema teocrático iraní en varias ciudades del país. Desde entonces, al menos 133 personas han muerto en Irán por la represión de los organismos de seguridad, indicó Noruega Iran Human Rights (IHR).
En las protestas inmediatas a la muerte de Mahsa Amini, que estaba bajo arresto acusada de no llevar debidamente el velo islámico, habrían fallecido 90 personas, refirió la ONG noruega. Otras 41 habrían muerto como consecuencia de enfrentamientos violentos con la policía en la ciudad de Sahedan, el sureste de Irán.
Las revueltas en Sahedan se iniciaron después de que se acusase de un jefe de la policía de haber violado a una muchacha de 15 años perteneciente a la minoría sunita. Mientras tanto, las protestas contra el régimen iraní continúan tanto en Teherán como fuera del país.
El tenso clima en Irán, las mayores desde 2019, se desencadenaron por la muerte de la joven Mahsa. En las protestas participan mujeres y hombres en solidaridad con Mahsa y el rechazo al régimen. E incluyen la quema masiva de velos en hogueras improvisadas en las calles. También se han registrado más de 150 protestas en ciudades de todo el mundo.
Tras conocerse el informe médico que afirma que Mahsa Amini murió por golpes, las revueltas se apoderaron de los recintos universitarios, donde se registraron enfrentamientos entre estudiantes y las fuerzas de seguridad. Grupos activistas difundieron a través de Twitter diferentes videos donde se aprecia la represión policial y la presencia de unidades antidisturbios en la Universidad Sharif, caracterizada por ser un foco de disidencia.
La moral de la “policía moral”
La muerte de Mahsa Amini bajo custodia de la policía y por sufrir severos golpes, puso el foco en el rol que desempeña esta fuerza. Encargada de velar por el cumplimiento de las leyes del Islam en el ámbito público.
«Como mujer iraní, nunca fui arrestada por la policía de la moral. Pero conozco al menos a una decena de mujeres que sí lo fueron», dijo a Télam, Tara Sepheri Far. Investigadora especializada en Irán en la ONG Human Rights Watch, quien lleva 12 años exiliada en Estados Unidos tras haber sido encarcelada en su país por su activismo.
«No es un incidente raro en absoluto y ha sido así durante mucho tiempo», subrayó. Las Gasht-e Ershad (patrullas de orientación) forman parte de la vida cotidiana en Irán, donde han existido bajo diferentes formas desde la Revolución Islámica de 1979. Se trata de unidades policiales responsables de garantizar el respeto de la moral islámica en público para «promover la virtud y prevenir el vicio». Sus patrullas pueden interpelar, multar o detener a quienes violen estos códigos de conducta.
El mal uso del hiyab (el velo islámico en Irán es obligatorio para las mujeres desde los siete años), la conducta temeraria, desfilar por las calles. Así como el acoso a mujeres y la contaminación acústica son las «prioridades» de estos agentes. Aunque también vigilan que la gente no vista ropa llamativa, corta o ajustada.
Si bien estas normas afectan a los hombres, la acción de esta fuerza se ha centrado principalmente en las mujeres y el uso correcto del velo.
Normalmente, las personas detenidas recibían una notificación, pero ahora también son llevadas bajo custodia a lugares donde se les da una lección sobre cómo vestirse y comportarse «con moralidad».
Las iraníes deberían elegir si llevan o no el velo
El Gobierno de Ebrahim Raisi endureció recientemente el control para que las mujeres cumplieran con el código islámico. Esto se multiplicó en los últimos meses, al igual que las denuncias por el uso excesivo de la fuerza ejercido por la policía de la moral.
«El 80% de las mujeres no cubre adecuadamente su cabello. Así que esto ha sido una lucha», manifestó Sepheri Far.
Pero el caso de Mahsa Amini, quien murió por golpes según un grupo de médicos, despertó cuestionamientos sobre esta unidad policial entre funcionarios afines al Gobierno. «Para evitar que se repitan estos casos, se deben investigar los procesos. Y el método de implementación en las patrullas de orientación», dijo el presidente del Parlamento, Mohammad Bagher Ghalibaf, citado por la agencia estatal de noticias IRNA.
Entretanto, Tara Sepheri Far explicó que no es que las iraníes no quieran usar el velo. Pero sí afirmó que el apoyo a esta política está disminuyendo. Sugirió que debería producirse un cambio para que las mujeres puedan elegir llevarlo o no.
Ejemplo de este descontento creciente son los movimientos de protesta surgidos en los últimos años en Irán. Como «Mi libertad sigilosa», los «Miércoles blancos» y «las Chicas de la Calle Revolución». Pero hasta ahora no se ha logrado la «voluntad política» necesaria para este cambio, reconoció la investigadora de Human Rights Watch.