Desde que se conoció la infausta muerte de la joven Mahsa Amini, bajo custodia policial en Teherán, no han cesado las revueltas callejeras y protestas en las principales ciudades de Irán. Mujeres y también hombres, en franco desafío a los códigos de vestimenta y la represión de los organismos de seguridad, han salido a las plazas y avenidas a manifestar e incluso, a arrojar sus velos o hiyab en hogueras improvisadas.
Amini, de 22 años, falleció en la unidad de cuidados intensivos de un hospital el viernes 16 de septiembre a consecuencia de un infarto y el coma que sufrió el martes anterior en una comisaría de Teherán. Estaba detenida por la llamada policía de la moral por no correctamente el velo.
Según las autoridades iraníes, la joven falleció por causas naturales, pero activistas y la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos afirmaron que fue golpeada violentamente en la cabeza y contra un vehículo de la policía. Este trágico episodio que ha desatado la furia en las calles de Irán contra el inexplicable y en ocasiones brutal trato que esta rama de la policía dispensa a las mujeres.
Las protestas comenzaron tímidamente tras conocerse de la muerte de Mahsa y se han repetido con mayor dimensión y repudio durante seis días. En especial en Saqqez, provincia del Kurdistán, de donde era originaria la joven. Al menos 8 manifestantes han muerto durante las acciones de calle.
Los ciudadanos piden la disolución de la policía de la moralidad, diciendo que sus acciones para hacer cumplir el hiyab son contraproducentes y discriminatorias. Videos compartidos por periodistas y activistas muestran duros choques en numerosas provincias. En otros, hay demostraciones de apoyo a Amini, algunas mujeres se cortan el pelo mientras otras, a su alrededor, tiraron sus velos a hogueras.
Arrecian las protestas en Irán
«¡No al velo, no al turbante, sí a la libertad y a la igualdad!», gritaron los manifestantes en Teherán. Las protestas generaron una ola de solidaridad internacional y en otras ciudades como Nueva York o Estambul se organizaron concentraciones de apoyo.
Los manifestantes lanzaron piedras contra las fuerzas de seguridad y prendieron fuego a vehículos de la policía y contenedores, informó la agencia de noticias oficial IRNA, que reportó concentraciones en ciudades como Mashhad, Tabriz, Isfahán y Shiraz.
El gobernador de Teherán, Mohsen Mansouri, dijo que esas protestas eran “organizadas para crear disturbios” en la capital de Irán. Precisó que “quemar la bandera, verter diesel en las carreteras, atacar a la policía. Prender fuego a la locomotora y a los botes de basura, destruir bienes públicos, no son labor de la gente común”.
Además, habló de «enemigos extranjeros» no solo como autores de las muertes sino también como principales agitadores. De hecho hay tres detenidos de otras nacionalidades por su activa participación en los disturbios, reseñó The Guardian.
Entretanto, Sanam Vakil, del grupo de expertos Chatham House, señaló a Reuters que no se trata de un «desafío» para el régimen porque Irán «tiene el monopolio de la fuerza. Y una estrategia de seguridad bien perfeccionada que ya está implementando», por lo que anticipa que logrará contener esta crisis. Además, de las múltiples denuncias de violación de derechos humanos.
El ejecutivo, ultraconservador, ha aumentado la presión sobre las mujeres para que cumplan estrictamente con las normas de conducta y vestimenta. El velo es obligatorio desde 1979. Sin él, declaró el ayatolá Ruholá Jomeiní, «están desnudas».
Algunos legisladores iraníes afirmaron que personas externas, incluidas organizaciones de noticias respaldadas por los enemigos de Irán en Arabia Saudita, estaban explotando su muerte. Sin embargo, continuaron prometiendo una investigación.
Opiniones críticas en el mundo
La escala de la violencia y el número de arrestos son difíciles de cuantificar. El grupo kurdo de derechos humanos Hengaw, con sede en Noruega, dijo que había confirmado tres muertes en manifestaciones en la provincia de Kurdistán. Además de otros 5 en los días iniciales de las protestas en Irán.
Agregó que 221 personas resultaron heridas y otras 250 arrestadas en la región de Kurdistán, donde también hubo una huelga general.
Muchas protestas han sido pacíficas, incluida la colocación de una pancarta con la imagen de Amini en un puente que cruza una de las principales carreteras de Teherán.
La polémica es delicada para el presidente iraní, Ebrahim Raisi. Actualmente se encuentra en Nueva York para dirigirse a la asamblea general de la ONU. Grupos de derechos humanos en Nueva York protestan contra su presencia y emprenden acciones legales en su contra. Incluso, el secretario británico de Asuntos Exteriores, James Cleverly, dijo a AFP que «los líderes iraníes deberían notar que la gente está descontenta con la dirección que han tomado. Hay otro camino que podrían tomar».
Mientras, Raisi acusó en Nueva York a Occidente de tener un «doble rasero» sobre los derechos de las mujeres. Señaló ante la Asamblea que los occidentales solo tienen la atención puesta «en un lado y no en todos». Aludiendo a las muertes de mujeres de pueblos indígenas en Canadá y las acciones israelíes en los territorios palestinos.
Las protestas crecientes en Irán suponen una «crisis en la sociedad» de ese país, indicó el experto en la República Islámica David Rigoulet-Roze, del Instituto Francés para los Asuntos Internacionales y Estratégicos. «Es difícil saber cuál será el resultado pero existe una desconexión entre las autoridades, con su ADN de la revolución islámica de 1979, y una sociedad cada vez más secularizada», explicó.