Cuando la NASA realizó la octava misión tripulada a la Luna llamada Apolo 14 hace 50 años, Stuart Roosa, uno de sus tres pilotos, llevó semillas de árboles de las especies pino taeda, sicomoro, liquidámbar, abeto de Douglas y secuoya para ver cómo reaccionaban al entorno espacial y explorar los posibles efectos nocivos de la radiación en las plantas. Su intención era plantarlas en la superficie lunar, pero como Roosa tuvo que permanecer en órbita, las semillas fueron devueltas a la Tierra.
Alrededor de 420 semillas de los llamados «árboles lunares» se cultivaron por el Servicio Forestal de los Estados Unidos en escuelas y edificios gubernamentales del país. Otras en el Reino Unido, Brasil, Japón y Suiza para ver cómo crecían o simplemente para tener cerca una parte de la historia de la Luna.
Registro de los árboles lunares
El año pasado se cumplieron 50 años de aquella misión. A pesar de que la NASA no mantuvo ningún registro sobre dónde se plantaron exactamente las semillas del Apolo 14, ni se mantuvieron al tanto del estado de los árboles lunares varias décadas después, hay una persona que sí lleva el registro desde hace 25 años. Su nombre es Dave Williams y es un científico planetario del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
Aunque no es parte de su trabajo, Williams ha podido localizar varios de ellos. Cuando el mundo se olvidó de los árboles lunares 15 años después de la misión Apolo 14, el científico se propuso encontrarlos pues le parecía «una historia genial y misteriosa». Ahora tiene un registro en un sitio web, donde va agregando la ubicación de cada árbol conocido. Cuando comenzó en 1996 solo sabía de 22 de estos árboles lunares, 50 años después ha podido localizar a casi 100 de ellos.
Pero al visitar el sitio web donde Dave Williams lleva el registro, una nota de pie de página dice que alrededor de 30 de estos árboles lunares han sido talados o han muerto. Incluido un pino Loblolly que se plantó fuera de la Casa Blanca, cinco sicómoros y dos pinos fuera del Centro Espacial y de Cohetes de EE UU en Huntsville, Alabama. Así como un pino de Nueva Orleans que se hizo trizas en el huracán Katrina. «Es un poco triste verlos irse», dijo Williams al respecto.
De la superficie lunar a la Tierra
Eran casi 500 semillas las que llevó Roosa a la Luna aquel enero de 1971. Todas estaban metidas en bolsas selladas dentro de un bote de metal, empacadas en la pequeña bolsa de lona que cada astronauta del Apolo podía llenar con lo que quisiera. Cuando los astronautas regresaron a la Tierra, las bolsas selladas pasaron por una cámara de vacío, parte del protocolo de descontaminación estándar en ese momento, donde estallaron accidentalmente, esparciendo las semillas por todo el sitio.
Pero lograron recuperar su mayoría, las distribuyeron a varias instalaciones científicas para experimentar con ellas y luego las enviaron a comunidades de todo el país. Para 1976 ya habían sido plantados en muchas partes del mundo para darle vida a los terrenos.
Al día de hoy, aunque el registro continúa expandiéndose lentamente, Williams cree que todavía hay muchos más árboles lunares por descubrir. Son parte importante de nuestra historia, pues no se ha vuelto a pisar la Luna desde 1972.
Se espera que duren siglos, pero ya han comenzado a morir
Que un tercio de los árboles lunares encontrados hayan muerto no tiene nada que ver con su viaje al espacio, según Williams. «Nadie sabía con certeza si la exposición a la ingravidez o la radiación afectaría a las semillas», agregó. «Hicieron crecer árboles de control uno al lado del otro para ver si crecían de manera diferente. Pero no encontraron nada».
Mientras tanto, los más de 70 árboles que siguen vivos tienen las raíces más fuertes que se hayan visto, dice el científico. Además, han dado lugar a una cosecha de árboles de media luna, árboles que crecen a partir de las semillas de un árbol de la luna. «Se están plantando muchos árboles lunares de segunda generación ahora. Tanto así que se está llegando al punto en que no puedo seguir el ritmo», dijo.
Hay un sitio en línea donde incluso cualquier persona puede comprar estas semillas de media luna y plantarlas en tu propio jardín. Williams dijo que él fue uno de los primeros en adquirirlas, ahora su patio alberga un árbol lunar de segunda generación, un regalo del National Arboretum.