La Unión Europea sigue en activando el marco jurídico para que el Pacto Verde cristalice y los 27 miembros caminen la senda de la descarbonización. El objetivo alcanzar las metas trazadas para el 2040. Pero las reciente medidas apuestan a la captura y almacenamiento de carbono. Una tecnología sobre la que recaen muchas dudas y sólidos cuestionamientos de los expertos.
Días atrás la Comisión Europea estableció que para 2040 los 27 países comunitarios deberán reducir como mínimo un 90% sus emisiones con respecto a los niveles de 1990. Se trataría de un hito provisional, antes de que entre en vigencia la Ley Europea del Clima, que establece un objetivo jurídicamente vinculante de emisiones netas cero para 2050.
Lograrlo exige acelerar la transición ecológica. Aunque no es tan ambicioso como sugieren algunos medios. Con las actuales políticas de la UE, según sus proyecciones, se podría alcanzar una rebaja del 88% para 2040. Eliminando el carbón, electrificando transportes y usando renovables como fuentes solar y eólica para generar energía.
Cuestionamiento a la captura de carbono
No obstante, quedarían emisiones residuales producidas por los vehículos, aviación y transporte marítimo. Es aquí donde cobra relevancia impulsar tecnologías de captura y almacenamiento de carbono. En teoría son capaces de absorber dióxido de carbono de procesos industriales y energéticos, atrapándolo y depositándolo de forma segura en el subsuelo. Lo que evita su liberación a la atmósfera.
Pero los asesores climáticos advierten que lograr el 90% contando con la captura de carbono será complejo. Entre otras razones porque la tecnología aún no está lo suficientemente desarrollada en Europa. En la actualidad en la UE no existe ni una planta comercial, ni un marco regulatorio maduro. Solo hay 10 proyectos la captura de carbono planificados. Según los expertos consultados por Nature, suponiendo que todos funcionen, su capacidad de captura de carbono combinada será inferior a la contribución prevista de la captura de carbono para alcanzar el objetivo climático de la UE para 2040.
Los expertos lo ven como un verdadero desafío para los líderes políticos. Necesitan descubrir cómo promover la expansión sostenible de la captura de carbono. Mientras evitan el peligro de desalentar la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero en varios sectores a través de métodos más tradicionales y un sistema de gobernanza apropiado.
Qué es la captura de carbono
La captura y almacenamiento de carbono es una tecnología que busca mitigar el efecto del dióxido de carbono (CO₂) en el cambio climático. Mediante la captura de CO₂ antes de que se libera a la atmósfera y su almacenamiento en lugares seguros. La captura de carbono se ha propuesto como una alternativa para reducir las emisiones de CO₂ de las industrias y la generación de energía, especialmente en el contexto de la transición hacia fuentes de energía más limpias. Sin embargo, ha sido objeto de cuestionamientos por los expertos.
Algunas las preocupaciones incluyen:
- Alto costo y baja eficiencia de algunas tecnologías de captura, como la captura directa del aire
- Riesgos asociados al almacenamiento del CO₂, como fugas y el riesgo de que el CO₂ capturado vuelva a la atmósfera
- La dependencia de la captura de carbono como única solución para lograr los objetivos climáticos, ya que no resuelve todos los problemas asociados al cambio climático
- La posibilidad de que la captura de carbono sea utilizada para continuar explotando recursos fósiles sin un compromiso suficiente con la reducción de emisiones
A pesar de estos desafíos, la captura de carbono es una tecnología que ha sido objeto de inversiones y desarrollo en varios países como EE UU, Canadá y la Unión Europea.
Retos de la neutralidad climática
La reciente propuesta de la Comisión Europea para alcanzar una reducción del 90% de emisiones en 2040 es ambiciosa, pero aún queda trabajo por hacer. Los expertos aconsejan orientar mejor los esfuerzos, evitando confiar demasiado en tecnologías como la captura de carbono, poco desarrolladas todavía. Creen que impulsar las renovables y la electrificación dará mejores resultados.
El debate sobre la meta climática provisional está en marcha entre los Estados miembros. Podría enfrentar resistencia. A lo largo de la historia, los países europeos han establecido metas climáticas más audaces que otras naciones de altos ingresos. Sin embargo, potencias del bloque como Francia y Alemania, al igual que el Reino Unido, están bajo presión para suavizar o incluso abandonar sus compromisos climáticos.
Esta presión proviene de diversas fuentes, incluyendo partidos políticos y sectores específicos como la agricultura. Existen preocupaciones legítimas sobre la pérdida de empleos en industrias de alta emisión de carbono y sobre quién asumirá los costos de la transición a vehículos eléctricos o de la descarbonización de los sistemas de calefacción residencial.
Por lo que es prioritario abordar la transición con enfoque social. Países líderes comparten lecciones sobre apoyar a comunidades e industrias a la hora de descarbonizarse. No menos importante será convencer a la opinión pública de los beneficios de la acción frente a los costes del cambio climático.
EE UU también invierte en la captura de carbono
La administración del presidente Joe Biden también aprobó en 2023 una nueva regulación para reducir las emisiones del sector energético de Estados Unidos en las próximas dos décadas. Si supera los inevitables desafíos legales, podría impulsar una transición continua hacia las energías renovables. Como la de la Unión Europea apuesta por la tecnología de captura y almacenamiento de carbono. Exigen que ciertas plantas de carbón capturen la mayoría de sus emisiones de CO2, en lugar de liberarlas a la atmósfera. Si se implementan, serán las primeras restricciones de este tipo impuestas por la EPA a las plantas existentes.
La generación de electricidad es responsable de aproximadamente un cuarto de las emisiones de gases de efecto invernadero del país. Es el segundo sector en emisiones después del transporte. Según la agencia ambiental estadounidense, la normativa tiene el potencial de prevenir la emisión de más de 600 millones de toneladas de carbono para 2042. Equivalente a las emisiones de todos los vehículos estadounidenses en seis meses. La agencia asegura que tendrán un impacto “insignificante” en los precios de la electricidad.
La EPA confía principalmente en las técnicas de captura y almacenamiento de CO2, que aún son poco comunes y costosas. El gobierno apuesta por su desarrollo tras la adopción de una ley el año pasado que incluye mayores beneficios fiscales para las plantas que utilicen estas técnicas. Según la nueva normativa, las plantas de carbón que planeen operar más allá de 2040 deberán instalar tecnologías que permitan capturar el 90% del CO2 emitido a partir de 2030. Sin embargo, no se imponen restricciones a las plantas de carbón que se retiren para 2032, ni siquiera para 2035 en aquellas que operen a menos del 20% de su capacidad.
Tampoco es fácil, mucho menos rendidor
Pero, ninguna de las 3.400 plantas eléctricas de carbón y gas del país utiliza actualmente tecnología de captura de carbono de manera significativa, lo que genera dudas sobre la viabilidad de la estrategia. La captura de CO2 se usa desde hace años en algunas industrias y plantas eléctricas a pequeña escala, atrayendo el dióxido de carbono mediante solventes químicos.
Las empresas eléctricas han encontrado obstáculos para adoptarla masivamente debido a sus elevados costes energéticos y de inversión inicial. Capturar CO2 suele ser más costoso que liberarlo, por lo que, sin regulación, pocas se lo planteaban. En la década de 2010 algunos proyectos piloto fueron abandonados. Solo la planta Petra Nova de Texas capturó CO2 a gran escala entre 2017-2020 para extraer más petróleo.
No obstante, en 2021 el gobierno estadounidense incrementó los créditos fiscales por tonelada capturada hasta 85 dólares, mejorando notablemente la viabilidad económica. Lo que ha despertado un creciente interés empresarial. Al menos 6 plantas de carbón y 14 de gas natural realizan ahora estudios detallados para evaluar proyectos de captura y almacenamiento de carbono. Calpine Corp., importante generador de gas, también explora capturar CO2 en cuatro plantas de Texas y California.
Científicos en desacuerdo
Pese a que el Gobierno implementó nuevos subsidios fiscales de hasta 85 dólares por tonelada de CO2 capturada, mejorando la viabilidad económica, la tecnología aún enfrenta desafíos. Aunque la EPA podría obligar a plantas de carbón y gas a capturar CO2 mediante límites estrictos de emisiones, un estudio estima que probablemente para el 2035 solo lo haría alrededor del 20 GW de su capacidad instalada, de un total de 700 GW.
La razón es que para algunas empresas resultaría más económico cerrar las plantas antiguas e incrementar la generación a partir de energías renovables como eólica y solar, así como baterías. Otras podrían modificar plantas de gas para funcionar con hidrógeno bajo emisiones. Algunos grupos temen que nuevos proyectos sobrepasen sus presupuestos iniciales y deriven en mayores costos para los consumidores.
También hay dudas sobre si la tecnología realmente reduce las emisiones tanto como se anuncia. Señalan como ejemplo la planta de captura de carbono de Chevron en Australia, la cual no ha cumplido con las expectativas. Compañías eléctricas como Southern Co. cuestionan su capacidad de masificación debido a que, según sus pruebas piloto, requiere de mayores avances para abaratar costos y mejorar la confiabilidad a granel.
Apuesta dudosa
La realidad es que crece el número de centrales eléctricas de carbón que han cerrado en la última década. En 2022, aproximadamente el 60% de la producción de electricidad en Estados Unidos provenía de centrales eléctricas de gas (40%) o carbón (20%). El resto se genere a partir de energías renovables (21,5%) y nuclear (18%).
El debate público actual sobre las políticas climáticas a menudo asume que mantener el status quo es una opción preferible o neutral, en comparación con otras opciones que se consideran peores. Pero para, la Comisión Europea, la EPA y los ambientalistas los costos e impactos humanos de un clima cambiante son significativos y están aumentando. Postergar las acciones para remediarlo será cada vez más costoso.
La captura de carbono tiene muchas debilidades y es altamente riesgosa como apuesta. Actualmente, solo existen alrededor de 35 sitios de captura y almacenamiento de CO2 en todo el mundo para procesos industriales o generación de electricidad. La National Mining Association, que representa a la industria, sostiene que, aunque la captura de carbono es esencial para el futuro, exigir su uso antes de que esta tecnología demuestre completamente su eficacia en términos técnicos y económicos es simplemente un espectáculo.
«El historial no ha sido nada bueno, por decirlo de manera caritativa», afirmó David Schlissel, analista del Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero que ha criticado proyectos de captura de carbono.