Alemania se adentra en los meses más fríos del año con planes de emergencia y de ayuda a hogares y empresas, con tal de aminorar el impacto de la crisis energética, arreciada por la guerra. Además, muchas ciudades en Alemania están apagando algunas luces, en sitios específicos, por la noche. Esta decisión no solo ahorra electricidad y dinero, sino que también beneficia la salud, el clima y la biodiversidad.
El país se prepara activamente para una posible interrupción repentina del suministro del gas ruso, cuya importación representa un 55% del gas que consume. La contingencia energética inspira a las autoridades a apagar las luces nocturnas en puntos de referencia, monumentos y edificios destacados como ayuntamientos, museos y bibliotecas.
En Berlín, la capital, unos 200 monumentos, entre ellos la Columna de la Victoria y la Catedral de Berlín, permanecerán apagados cuando se ponga el sol. Desde el 1 de septiembre, reseñó DW, la Ordenanza de Ahorro de Energía también prohíbe oficialmente la iluminación de edificios públicos desde el exterior. Mientras tanto, los letreros de neón solo pueden encenderse durante unas pocas horas al día.
La ciudad de Weimar, en el centro de Alemania, ha estado ahorrando energía durante los meses de verano. Encendiendo las luces de las calles 30 minutos más tarde por la noche y apagándolas 30 minutos antes.
El emblemático Oberhausen, el gasómetro iluminado, permanecerá oscuro desde las 11 p.m. En la ciudad de Duisburg quiere evitar iluminar el ayuntamiento, el teatro y la torre de servicios municipales por la noche. El trasfondo es la guerra en Ucrania y la crisis energética asociada.
En ciudades de Alemania apagan las luces
Para atenuar la crisis energética, no solo Alemania decidió apagar algunas luces en las noches. Otras ciudades de Europa se suman a esa alternativa dirigida a reducir la demanda eléctrica y aliviar los bolsillos en el pago de las altas facturas de la energía.
En París, la Torre Eiffel verá apagadas sus luces una hora antes de lo habitual a partir de esta semana. Y bajará la temperatura del agua en las piscinas municipales y se retrasará el encendido de la calefacción en edificios públicos. En el resto del país, aproximadamente 12.000 comunas han apagado total o parcialmente el alumbrado público por la noche.
Dijo la alcaldesa de la ciudad, Anne Hidalgo, que las decisiones van de la mano con el objetivo planteado por el presidente Emmanuel Macron, quien solicitó que la industria, los hogares y las autoridades municipales deben reducir su consumo de energía en un 10%.
Asimismo, el parlamento de Grecia, en Atenas, anunció que apagará las luces de su fachada durante la noche con la vista puesta en ahorrar energía. España, Italia y Portugal aprobaron planes de ahorro de energía que incluyen, con sus variantes, limitación de las temperaturas en la calefacción y el aire acondicionado. Y que las tiendas y los monumentos atenúen las luces y cierren a las 10 p.m.
Entretanto, Irlanda, Dinamarca, República Checa y Holanda extendieron recomendaciones a la ciudadanía muy similares a las anteriores. Pero con ciertas especificaciones, como tomar duchas más cortas y secar la ropa al aire libre, entre otras medidas. No utilizar los electrodomésticos en las horas pico de la noche y utilizar el transporte público para viajes cortos.
Beneficios para el clima, la salud y la biodiversidad
Pero más allá de ahorrar energía y dinero, la opción de apagar las luces en Alemania tiene otros beneficios. Según estudios, las ciudades más oscuras tienen muchos aspectos positivos para el clima y la biodiversidad.
La Asociación Internacional del Cielo Oscuro, una organización sin fines de lucro en EE UU, estima que alrededor de un tercio de todas las luces exteriores que se queman por la noche no tienen ningún beneficio.
Incluso antes de la crisis energética global y los precios más altos, apagar esta iluminación innecesaria ahorraría 3 mil millones de dólares al año. Y también ayudaría a reducir la contaminación del aire y las emisiones nocivas que contribuyen al cambio climático.
En India, por ejemplo, la iluminación excesiva emite 12 millones de toneladas de dióxido de carbono por año, según el experto climático Pavan Kumar de la Universidad Agrícola Central Rhani Lakshmi Bai. Eso es equivalente a aproximadamente la mitad de las emisiones totales producidas por el tráfico aéreo y marítimo de la India anualmente.
Actualmente más del 80 % de las personas en todo el mundo viven bajo cielos con contaminación lumínica. En Europa y EE UU, la cifra llega al 99%, lo que significa que las personas ya no experimentan oscuridad real.
En Singapur, por ejemplo, las noches se han vuelto tan brillantes que los ojos de las personas ahora luchan por adaptarse a la oscuridad real.
Además de beneficiar al medio ambiente, la oscuridad suficiente durante la noche es buena para la salud humana.
Cambia el reloj biológico
Los estudios han demostrado el vínculo entre la luz artificial y las lesiones oculares, el insomnio, la obesidad y, en algunos casos, la depresión. Estos efectos secundarios están relacionados con la falta de melatonina, una hormona que se libera cuando oscurece.
«Cuando no producimos esa hormona porque estamos expuestos a tanta luz en nuestro departamento, o como trabajadores por turnos, entonces todo el funcionamiento de este sistema de reloj biológico se vuelve problemático», dijo Christopher Kyba, científico del Centro Alemán de Investigación de Geociencias.
Un estudio de 2020 en EE UU mostró que los niños y adolescentes que viven en áreas con abundancia de luz artificial duermen menos y sufren más a menudo problemas emocionales.
La introducción de la luz artificial es «uno de los cambios más dramáticos que hemos hecho en la biosfera», añadió Kyba.
A lo largo de la evolución «había una señal constante procedente del entorno», explicó. «Esto es de día, esto es de noche, este es el mes lunar. En áreas que experimentan una fuerte contaminación lumínica, esa señal ha cambiado drásticamente».