El nombramiento de Joe Biden como 46º presidente de los Estados Unidos, podría significar el retorno de la diplomacia multilateral, además de la normalización de las relaciones de Washington con sus aliados tradicionales, entre ellos, la Unión Europea. El anuncio de que el demócrata nominará al veterano diplomático Antony Blinken como su secretario de Estado y a Linda Thomas-Greenfield como embajadora ante la ONU, han dado una señal muy clara de hacia dónde avanzaría el eventual nuevo gobierno.
Blinken y Thomas-Greenfield aportan profundos antecedentes de política exterior a la naciente administración. Sus perfiles contrastan con Donald Trump, quien adoptó una política de «Estados Unidos primero», que tensó las relaciones tradicionales de Estados Unidos.
Regreso a la diplomacia tradicional
Durante la campaña, Biden criticó severamente la política exterior de Trump. Ofreció volver a comprometerse con la OTAN y otros pactos globales. Dijo que la tesis de «Estados Unidos primero» se convirtió en «Estados Unidos solo». Por ello, se mostró decidido a retomar la posición de fortalecer las alianzas tradicionales, defendida no solo por demócratas, sino incluso por presidente republicanos como George Bush (padre e hijo) o Ronald Reagan.
La elección de Antony Blinken indica un retorno a una política exterior más tradicional que favorece las relaciones internacionales sólidas. Se espera el martes un anuncio formal de su nominación y algunas otras elecciones del Gabinete de la administración de Biden.
Si se confirma el nombramiento, el trabajo inicial de Antony Blinken se centraría en gran medida en reparar las relaciones entre Washington y los gobiernos y aliados extranjeros que se han visto tensas bajo la política de «Estados Unidos primero» del presidente Trump, en la que las alianzas de larga data han sido cuestionadas con frecuencia.
La cercanía de Antony Blinken con Joe Biden
No hay duda de que Antony Blinken estará en la misma página que Joe Biden. Ha estado a su lado durante casi dos décadas. Después de trabajar en el consejo de seguridad nacional de Bill Clinton, se convirtió en el principal asesor de política exterior de Biden en el Senado en 2002, como director de personal en el comité de relaciones exteriores, y trabajó en la fallida candidatura presidencial de Biden en 2008.
Se desempeñó como subsecretario de Estado y como asesor adjunto de seguridad nacional en la administración de Barack Obama, en la que Biden fue vicepresidente. Su rostro se puede ver al fondo de la sala en la famosa fotografía de los funcionarios de Obama monitoreando la redada que mató a Bin Laden.
Sin embargo, también ha habido preocupación en los sectores conservadores, debido a que, desde que Biden ganó la nominación demócrata, Blinken ha liderado un esfuerzo de acercamiento a la izquierda del partido. Matt Duss, asesor jefe de política exterior de Bernie Sanders, acogió con agrado la noticia de su nominación.
Una relación compleja con Europa
Durante generaciones, los presidentes estadounidenses han profundizado las relaciones sus colegas europeos. Llegaron al Muro de Berlín y hablaron de libertad y, después de su caída, anunciaron una nueva era de cooperación con una Europa reconstruida.
Pero desde que llegó Trump al poder, la relación de Estados Unidos con Europa ha estado en una espiral descendente. Detuvo las negociaciones sobre la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión sobre la base de que «los acuerdos comerciales internacionales perjudican a Estados Unidos».
Con cada visita a Europa y cada tuit de la Casa Blanca sobre el costo de los aranceles de la OTAN o de la UE, el presidente dejaba en claro que cree que Europa es más a menudo un impedimento que un aliado.
El mandatario ha afirmado que Europa no está pagando lo suficiente a la OTAN y ha amenazado con retirar al personal militar estadounidense de Europa. A finales de julio, anunció que está reduciendo la presencia militar de Estados Unidos en Alemania retirando a 12.000 soldados.
Cautela ante un cambio
Con estos antecedentes, resultaba previsible que los líderes de la Unión Europea mostraran cierto optimismo, ante una eventual victoria de Biden. Pero, en los últimos días, los funcionarios del bloque también han advertido sobre la necesidad de ser cautelosos con respecto a Estados Unidos.
Las opiniones nacionalistas de Trump claramente tienen un fuerte apoyo entre los estadounidenses. Esa visión podría reaparecer en las próximas elecciones presidenciales de 2024.
Los diplomáticos piensan que cuatro años del presidente Donald Trump, quien calificó al bloque de «enemigo» e impuso aranceles a los productos europeos, han dejado la sensación duradera de que el apoyo de Estados Unidos no es necesariamente confiable.
«Nunca retrocederás la historia», dijo el representante de la UE Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, en una entrevista a la revista Time el 16 de noviembre. «Trump ha sido una especie de despertar. Y creo que deberíamos permanecer despiertos», aseguró.
Habrá que esperar
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, que ha liderado el impulso para una mayor integración europea, reconoció esta realidad en una entrevista con el Grupo de Investigación Geopolítica. «Estoy seguro de una cosa: no somos los Estados Unidos de América», dijo. «Por lo tanto, no es defendible que nuestra política internacional deba depender (…) o estar a la zaga» de los Estados Unidos. «Le debemos a nuestros ciudadanos no depender de otros», dijo.
Borrell subrayó que «hasta ahora hemos estado en una situación en la que los europeos le pedían a Estados Unidos que les brindara seguridad. Ahora tenemos que estar preparados para proporcionar nuestra propia seguridad«. Esa preparación es crucial, sin importar quién resida en la Casa Blanca, agregó.
La cautela de los líderes europeos supondrá un reto importante para Joe Biden, si desea restablecer una sólidas relaciones con los aliados de los Estados Unidos. La elección de Antony Blinken parece apuntar en esa dirección.
Una buena relación con Europa
Quienes conocen bien a Antony Blinken, lo describen como un «eurófilo» comprometido. Insisten en que tiene una genuina cercanía con Europa. Además, aseguran que posee un profundo conocimiento del continente, arraigado en la experiencia. Es hijastro de un sobreviviente del Holocausto. Además, trabajó en la Casa Blanca de Clinton en las intervenciones en Bosnia y Kosovo.
Fue a la escuela en París, donde aprendió a tocar la guitarra y jugar al fútbol, y albergó el sueño de convertirse en cineasta. Antes de ingresar a la Casa Blanca, con Barack Obama, solía jugar en un partido de fútbol semanal con funcionarios estadounidenses, diplomáticos extranjeros y periodistas.
Todos esos contactos y su carácter bilingüe estarían destinados a calmar las tensiones con los aliados occidentales, asegurándoles que Estados Unidos ha vuelto como un jugador de equipo convencional. Las prioridades de política exterior en los primeros días de la administración de Biden serán reincorporarse a los tratados y acuerdos que dejó Donald Trump.
Una nueva agenda
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que es el momento de iniciar un nuevo capítulo. En un mensaje por videoconferencia a los embajadores ante la Unión Europea, sugirió a Joe Biden, la adopción de una nueva agenda transatlántica para pasar la página marcada por las tensiones con Donald Trump.
Mencionó el impacto que Europa sintió durante el gobierno de Trump, con aranceles y amenazas de una guerra comercial, la retirada de Estados Unidos de los acuerdos y organizaciones internacionales y cuestionamientos sobre la alianza de defensa.
Von der Leyen dijo que las cosas no podían volver a como eran antes, aún con la elección de Joe Biden a la Casa Blanca. «No podemos hacer retroceder el reloj» y por esta razón no es posible «volver a la misma agenda exacta que teníamos hace cinco años».
A su juicio, se requiere nueva agenda que cubra desde la seguridad hasta la sostenibilidad, desde la regulación tecnológica hasta el comercio, desde la nivelación del terreno económico global hasta el fortalecimiento de las instituciones globales.
Reparar otras relaciones
El caso de Europa es uno de los más críticos. Pero no es el único en el que la política exterior de Donald Trump supuso un rompimiento con respecto a las iniciativas de sus antecesores.
Desde que asumió el cargo, Trump dio un giro a la cooperación internacional. Sacó a Estados Unidos de la Asociación Transpacífica, un acuerdo comercial con naciones asiáticas. También se separó de numerosos acuerdos y organismos internacionales. Por ejemplo como el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la OMS y el acuerdo climático de París de 2015.
Además, la acción de Estados Unidos a menudo ha sido unilateral. Ha ignorado el consenso internacional. Un ejemplo fue la decisión de reconocer formalmente a Jerusalén como la capital de Israel y reubicar la embajada de Estados Unidos allí.
En este sentido, Joe Biden también ha adelantado la necesidad de restablecer la presencia de los Estados Unidos en estos acuerdos y organismos. En este sentido, se espera que anuncie el nombramiento de la diplomática Linda Thomas-Greenfield como embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas.
Thomas-Greenfield es parte del equipo de transición de Biden. Los críticos de Donald Trump esperan que se concentre en ayudar a «restaurar la confianza y el profesionalismo en el Departamento de Estado«. Se desempeñó como funcionaria del servicio exterior en gobiernos que se remontan a la era Reagan. Fue embajadora en Liberia. Ocupó el cargo de subsecretaria de Estado para Asuntos Africanos de 2013 a 2017. Pero cuando llegó la administración de Trump, duró cinco días antes de ser despedida.
Habrá que esperar
Estos anuncios extraoficiales se producen mientras la campaña de Donald Trump insiste en sus denuncias sobre un presunto fraude electoral. Sin embargo, varios republicanos han hecho llamamientos a que se facilite un proceso de transición, a menos que se logre probar más allá de toda duda razonable que, en efecto, el proceso comicial estuvo amañado.
Se espera que Joe Biden haga sus primeros anuncios oficiales este martes. Los nominados tendrán que ser confirmados por el Senado, cuyo control no se determinará hasta que se celebren dos elecciones especiales previstas para el 5 de enero en Georgia, de las que dependen dos escaños que inclinarán la Cámara Alta hacia los republicanos o los demócratas.
Habría que esperar todavía que se oficialice la elección de Joe Biden. Luego, que se hagan los anuncios y, finalmente, que sean aprobados por el Senado. Después faltará ver el rumbo que una eventual presencia de Antony Blinken y Linda Thomas-Greenfield le imprima a las relaciones de los Estados Unidos con el resto del mundo. Europa, mientras tanto, permanece a la expectativa.
Lea también: