Mientras la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha recomendado el confinamiento como una de las medidas para evitar la propagación del coronavirus SARS-CoV-2, Suecia ha tomado una dirección distinta y apela a uno de sus cimientos culturales: la responsabilidad individual.
El aislamiento estricto lo enfrentan con un distanciamiento social, que tal vez no pueda ser tan difícil para un país de 10 millones de personas que tiene una densidad de población de 22 habitantes por kilómetro cuadrado (el segundo más bajo de la Unión Europea después de Finlandia) y que a diferencia de los italianos o españoles no se caracterizan por su trato cálido.
En Suecia las aglomeraciones están permitidas hasta 50 personas (la pasada semana era hasta 500), los colegios y universidades están abiertos, el transporte público fluye sin restricciones y los restaurantes solo evitan servir comidas en la barra. El Gobierno impulsa el teletrabajo y que se acentúen las medidas de protección con los mayores de 70 años.
Este país escandinavo (junto con Noruega y Dinamarca) tiene uno de los mayores ingresos per cápita y cuenta con una plataforma tecnológica de primera línea que sirve de apoyo para su día a día. Ya en el año 2010 la agencia Bloomberg se refería a la nación como el de la sociedad sin dinero en efectivo, algo fundamental en estos tiempos cuando se ha recomendado aumentar las transacciones financieras electrónicas para no usar billetes o monedas que pudieran ser una posible fuente de contagio.
Responsabilidad individual
A pesar de que el número de infectados supera los 6.000 y el número de fallecimientos (358) casi triplica al de su vecino Dinamarca (139) y sextuplica al de Noruega (59), el jefe de la Agencia Pública de Sanidad, Johan Carlson, afirma que “no pueden tomar medidas draconianas que tengan un resultado limitado en la epidemia y que, sin embargo, dejan tocadas a la sociedad”.
Cerrar los colegios, por ejemplo, podría implicar que los padres o madres no puedan asistir a sus puestos de trabajos. Es mayor el miedo al colapso económico de una nación con un Producto Interno Bruto que se situó en 2019 entre los primeros 25 del mundo que al mismo coronavirus.
Las líneas de acción de Sanidad -independiente del Gobierno- hacen recordar lo que en un principio predicó el primer ministro británico Boris Johnson (hoy en una Unidad de Cuidados Intensivos) de permitir que el virus se instale en la sociedad y se vaya generando cierta inmunidad entre la población para evitar el colapso en los hospitales.
Un sector pide mayor transparencia
Sin embargo, no toda la sociedad tiene el mismo pensar sobre cómo enfrentar la pandemia. Aunque por un lado están los que defienden a las autoridades, pues no ven lógico socavar la confianza de los ciudadanos en sus gobernantes en momentos mundialmente delicados, también están los que creen que Suecia se encamina hacia una catástrofe.
Unos 2000 académicos firmaron recientemente un comunicado en el que piden más transparencia. Científicos como Sten Linnarsson, un profesor del prestigioso Instituto Karolinska, cree que es incorrecta la actitud del gobierno de Stefan Lövgren.
Jag önskar mig en svensk version av detta gräv som sommarläsning i @magasinetfilter ! Hur gick det till när Sverige valde sin udda strategi för COVID-19? Vem fattade de avgörande besluten och på vilket underlag? (Jag hjälper gärna till med råd och tips @goransson_m ) https://t.co/A4dLwIAoj0
— Sten Linnarsson (@slinnarsson) April 8, 2020
Sin patrones pasados para comparar
Los análisis predictivos son los que establecen las guías sobre lo que se debe hacer ante una pandemia, pero requieren de datos que suministren experiencias previas en escenarios que permitan comparar. Con la COVID-19, los números proceden de lo que ha ocurrido en China e Italia, en un primer momento los dos principales focos de la pandemia. También de brotes como el ébola, la gripe u otros coronavirus (SARS y MERS).
“Sin embargo, las características demográficas y los patrones de interacciones sociales difieren según el país. Suecia tiene una población reducida y solo posee un área metropolitana. Lo ideal sería recolectar datos acerca de la propagación de la COVID-19 entre las comunidades suecas, pero esto requeriría de programas de cribado que no existen en la actualidad. La escasa información fiable respecto a la COVID-19 en Suecia se extrae de los ingresos hospitalarios y de los fallecimientos”, señala la investigación publicada en The Conversation.
A scientific preprint on exit strategies from lockdown that offers sustainable economy is now available.https://t.co/SD4KIImSQe
— uri alon (@UriAlonWeizmann) April 8, 2020
Hasta ahora el apelar a la “responsabilidad individual” viene ofreciendo un balance positivo, hasta el punto de que en los últimos días ha bajado en un 50% los usuarios del metro, tranvía y trenes, y la mitad de los habitantes de la capital, Estocolmo, trabajan desde su casa. Pero, Lövgren ya ha adelantado que en cualquier momento la laxitud podría quedar en el pasado.
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