Ana Samboal es licenciada en Ciencias de la Información, rama Periodismo, por la Universidad Complutense de Madrid, máster en Periodismo Económico y Comunicación Empresarial por la Universidad Antonio de Nebrija. Ha cursado el Programa de Liderazgo en la Gestión Pública del IESE. Prácticamente toda su trayectoria profesional se ha desarrollado en medios audiovisuales especializados en información económica. Periodista vocacional, dirige y presenta en Trece TV Código Samboal.
Cada domingo, publica en las cabeceras de Prensa Ibérica, en colaboración con KPMG, la entrevista con un presidente de empresa dentro de la serie Los que dejan huella. Autora de la primera biografía de Ana Botín, Nacida para triunfar (La Esfera de los Libros). Imparte clases de comunicación en ESIC y trabaja con agencias, empresas e instituciones en la formación en comunicación de sus directivos, presentando eventos o jornadas y moderando mesas de debate.
Desde el periodismo, usted se ha convertido en un agente del cambio, impulsora de un ecosistema femenino que impulsa el desarrollo personal y el liderazgo profesional. ¿Cómo asume esta responsabilidad?
Soy periodista y soy mujer. Nada más. Obviamente, mi trabajo en televisión puede tener una proyección o una visibilidad que no tienen otros. Pero no quiero considerarme agente de nada. Mi responsabilidad es hacer cada día el mejor programa posible. Y ya es mucha responsabilidad…
Hay dos pilares que definen tu trayectoria, la credibilidad y la profesionalidad. ¿Constituyen más una responsabilidad o un orgullo?
Me dedico a hacer lo que me gusta y, además, intento hacerlo lo mejor posible. Tengo una virtud que es, al mismo tiempo, un defecto: soy excesivamente perfeccionista, es decir, me gusta que las cosas estén muy bien hechas, que si puedes hacerlo hasta un determinado nivel, por qué te vas a quedar en la mitad, aunque parezca algo presentable. Este nivel de exigencia me lo pongo. A mí misma y también a mi equipo.
Trabajar para mí y conmigo es duro, no lo voy a negar. Procuro ser la primera que se pone al frente del equipo de trabajo todos los días. Puede que sea la directora del programa, pero en el equipo soy una más. Creo que hay que buscar siempre la excelencia. Siempre tienes que tener la satisfacción de haber hecho todo lo posible. No me fijo en qué pueden pensar los demás, mi peor crítico soy yo.
¿Qué barreras ha tenido que superar como mujer en una profesión donde los hombres siguen copando los puestos de dirección y los mejores sueldos?
La mayoría de mis jefes han sido hombres. Unos me han abierto puertas y lo agradeceré siempre. Creo que lo he hecho haciendo mi trabajo. Otros han puesto barreras. Son sutiles. Por ejemplo, a la hora de ascender o de acceder a un trabajo que requiere más responsabilidad, hay que demostrarlo por adelantado. A un hombre, se le da la oportunidad, cuando nos la dan a nosotras ya nos la hemos ganado de antemano.
¿Qué es lo que sigue fallando?
No creo que haya fallado nada, sino que todavía no hemos llegado y, sin la menor duda, llegaremos. Tenemos la capacidad, las actitudes y las ganas de hacerlo. Aunque otras mujeres hayan ido por delante, cuesta mucho ir superando etapas. Por mi parte, me gusta lo que hago y solo aspiro a eso, a contar mis cosas y sacar adelante el programa.
Cuesta más porque tienes que demostrar que estás preparada para llegar y, como he apuntado, un hombre no tiene que demostrarlo previamente. Sin embargo, es verdad que tenemos las oportunidades para hacerlo. Me he encontrado con frenos tremendos, pero también me he encontrado con personas, hombres y mujeres, que me han abierto puertas y me han dado la oportunidad. Ahí está también la responsabilidad de cada uno para aprovecharla.
¿Ha perdido el periodismo su capacidad de contar historias, su curiosidad?
No, la curiosidad sigue intacta, está en nuestros genes. Pero sí es cierto que hemos perdido medios y capacidad económica para poder satisfacerla. La crisis financiera primero y la revolución tecnológica después han provocado un gran impacto en los medios de comunicación. La curiosidad está ahí, pero hay que trabajar más duro y emplear menos tiempo para dar respuesta a las preguntas. Lamentablemente, pocos medios pueden permitirse el lujo de dar libertad a un periodista para trabajar durante semanas en una historia.
¿Quizás haya que contar esas historias de otra manera?
Es verdad que las historias hoy hay que contarlas de otra manera. Tienes que intentar captar la atención del que le gustan las historias y del que no sabe que le gustan las historias. El lenguaje ha cambiado, ahora es más de titular, de captar la atención. Tienes que intentar llegar al destinatario a través de multitud de canales, debes captarlos para llegar hasta donde están.
No obstante, si el producto es interesante, te quedas. A los periodistas nos gusta contar historias, buscar la profundidad de las historias, saber por qué pasan las cosas y, además, nos encanta, transmitirlas. La nuestra es una profesión muy vocacional. Es muy duro y solo sobreviven aquellos a los que les gusta su oficio.
De niña, solía acompañar a su abuelo todos los días a comprar el periódico. Lamentablemente, hoy en las casas no están ni los gratuitos. ¿Qué hemos perdido en el camino? ¿La vocación hay que cultivarla y mimarla?
Somos nosotros los primeros que debemos hacer valer nuestro trabajo. A mí me encanta leer el periódico cada mañana. Pero ese hábito hay que fomentarlo desde la infancia, el de la lectura y el del interés por la prensa. Y, después, los medios tenemos que mostrar noticias para informar al ciudadano, aportarle valor.
Al principio, usted quería hacer radio y, si acaso, prensa escrita. No pensaba en la televisión. Sin embargo, parece que se ha pasado toda la vida delante de la cámara. ¿Qué hace falta para comunicar y ganarse la confianza de la audiencia?
Ser auténtica. A la cámara la puedes engañar un día o dos, pero no todos. Cuando sabes de lo que estás hablando y crees en ello, lo haces tuyo. Transmites la veracidad que te permite crear un vínculo de confianza con el espectador. Obviamente, no puedes gustar a todos. Algunos te siguen y otros no. Pero tienes que ser tú misma.
¿Hacia dónde camina el periodismo? ¿Desaparecerán los medios impresos?
No lo sé. Creo que nadie lo sabe. No me atrevería a decir que desaparecerá el periódico en papel. Desde el punto de vista de la sostenibilidad, parece lógico que el periódico se edite en formato digital: gasta menos recursos y contamina menos. Cuando llegó la radio, se dijo que iba a matar a la prensa escrita y no lo ha hecho. Cuando llegó la tele, se dijo otro tanto y cuando llegó internet, lo mismo. El tiempo nos ha demostrado que todos los canales coexisten.
Lo que sí ha cambiado, como ya he apuntado, es la forma de contar las cosas. En momentos de crisis, la audiencia sigue confiando en la televisión por su inmediatez, o en la prensa escrita por su capacidad de análisis, En realidad, lo que hay que recomponer es la relación de confianza entre el espectador, lector u oyente y el periodista, aunque ese hilo de confianza todavía existe.
¿Periodismo y poder serán siempre una pareja mal avenida?
No sé si deberíamos decir que son pareja… El poder, los gobiernos, tienen que ejercer su labor. El periodismo describirla, transmitir esa información a los ciudadanos y valorarla.