Por JOSÉ LUIS MARCO / Ilustración: AUGUSTO COSTHANZO
Ana Patricia Botín, la nueva presidenta del Banco Santander ha dejado todo preparado para arrancar 2015 con un equipo y un consejo de administración a su medida, lo que supone toda una ruptura con los esquemas vigentes en el banco durante la presidencia de su padre, Emilio Botín, que fallecía repentinamente en septiembre de 2014.
La máxima responsable de la entidad ya ha dado los pasos necesarios para encarar un nuevo ejercicio en el que el legado recibido comienza a tener menos significación y en el que tendrá que demostrar, al menos en un primer momento, que los cambios realizados son los idóneos para su grupo.
José Antonio Álvarez, hasta ahora director general financiero, toma las riendas ejecutivas como consejero delegado, en sustitución de Javier Marín, el hombre que había designado su padre para ese cargo.
Muy cerca de la presidenta del Santander estará un hombre de su total confianza, como es José García Cantera. Este ejecutivo ya fue consejero delegado de Banesto en la etapa en la que Ana Patricia Botín presidió la mítica marca bancaria, ahora ya integrada bajo el organigrama del grupo de la llama. Eso sí, la dimensión de la nueva entidad no es comparable.
Todos estos cambios se esperaban a más medio plazo por parte de los mercados.
Incluso, el de la parcial renovación de un consejo de administración del que han salido históricos como Juan de Asúa y Abel Matutes, personas muy cercanas a Emilio Botín pero generacionalmente distantes a la actual presidenta. A su vez han entrado algunos nuevos consejeros ya conocidos en el grupo, como la empresaria Soledad Daurella, presidenta de Coca Cola Iberian Partners (la banquera también es consejera en la multinacional del refresco).
La nueva cúpula del Santander y su propia presidenta deberán demostrar en el nuevo ejercicio la idoneidad de los movimientos que se han producido incluso antes de que cumpliera sus 100 primeros días al frente de todo un banco sistémico.
Ana Patricia Botín se comprometió con mantener el legado que dejaba su padre, por lo que tendrá que confirmar la apuesta por mercados como el de Brasil, donde se ha iniciado toda una transformación en la filial, o México, que se ve ahora azotado por las protestas sociales. Incluso, el nuevo año puede ser la prueba de fuego para que la presidenta del Santander acometa alguna nueva operación internacional, bien en países donde aún no tiene presencia significativa o en aquellos en los que puedan incrementar su cuota de mercado actual.
Pero en el ámbito doméstico, también se la juega. Su iniciativa de premiar con mejores depósitos y créditos a los clientes de Cataluña, donde el Santander ha perdido terreno ante los avances del BBVA (que se hizo con Catalunya Banc) y la hegemonía de grupos como Caixabank o Sabadell, se confirmará o no como exitosa a lo largo de un año marcado por las elecciones.
Ese será otro reto de la presidenta del Santander. Emilio Botín mostró siempre una gran cintura para saber codearse con políticos de todos los colores (muestra de ello, los consejeros de diversas tendencias que ha mantenido el banco más importante de España).
Ana Patricia Botín se enfrenta a una compleja situación política en el país, algo que no le impedirá profundizar en la transformación digital del banco. Una apuesta en la que se trabaja, eso sí, desde hace tiempo.