Por Benito Guerrero
05/06/2018
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El 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente con el objetivo de concienciar a la sociedad de la importancia de llevar a cabo un desarrollo sostenible para preservar el medio ambiente.
Una de las piezas fundamentales de los ecosistemas es la fauna. En Extremadura existe desde hace más de 20 años AMUS, una entidad de referencia internacional en su campo, que recibe y trata a más de 1000 animales cada año, con cientos de voluntarios de toda Europa y decenas de profesionales que se han formado. y en muchos casos innovado, en el complejo campo de la atención veterinaria de fauna salvaje.
Esa asociación se encuentra en peligro de desaparición dada su crítica situación económica. Por ello reclaman que la Administración apoye la importante labor de conservación que realiza su hospital de fauna salvaje de alto nivel, ubicado en Badajoz.
Está formada por por un equipo de técnicos especializados en programas de conservación y recuperación de especies. Además, proporciona desde 1995 asistencia médica a animales salvajes heridos o enfermos para devolverlos con las mayores garantías posibles de adaptación a su medio primitivo.
En las últimas semanas han lanzado una campaña de concienciación en redes sociales, #SalvemosAMUS, para hacer un llamamiento a las autoridades extremeñas y evitar así su cierre.
En nuestro número de septiembre de 2017 publicábamos una galería de fotos acompañada de unas palabras del equipo de AMUS con el fin de dar visibilidad al su trabajo y para generar concienciación entre nuestros lectores. Lo puedes ver a continuación:
Una acción como respuesta
En el mundo contemporáneo parece que no hay cabida para la vida salvaje. Los escenarios naturales y sus moradores cada día que pasa, cada minuto, son desplazados, contaminados, transformados y sitiados por el progreso del bienestar y por un mal entendido desarrollo que las sociedades humanas parecen no querer invertir a pesar del momento actual, que es crucial e irrepetible en la historia de este planeta. La pérdida de biodiversidad, la desaparición de especies de animales y plantas adquiere cotas sin parangón desde que el hombre se descolgara del árbol evolutivo.
Sobrevivir siendo un animal salvaje ya no depende solo de un disparo, un tóxico, un tendido eléctrico, una carretera, la pérdida o fragmentación del hábitat o un vallado con el que se colisiona. Permanecer sano, que también vivo, depende de algo mucho más complicado que tiene que ver con la temperatura, las precipitaciones, el espacio en donde se habita, la calidad del alimento, el contacto con especies no precisamente vecinas –exóticas– y el resurgir de enfermedades.
La globalización ha generado también problemas globales. Entre tanto, en Extremadura, en un territorio aún excelso por sus comunidades biológicas, nació un fuerte pedal para frenar en lo posible esta tendencia. Nació AMUS como respuesta, con una labor independiente que, lejos de volverse innecesaria y caduca, se ha convertido en una imperiosa necesidad.
La trayectoria de AMUS está vinculada a su Hospital de Fauna Salvaje en el que se atienden a más de mil ejemplares anualmente con el objetivo de devolverlos sanos a la naturaleza. Esta entidad, declarada de utilidad pública, con una trayectoria de más de veinte años, desarrolla actuaciones sobre el terreno en España y participa en proyectos internacionales con especies extintas o con poblaciones reducidas en países europeos.
Su gran objetivo es generar y velar por la biodiversidad con especies amenazadas, diseñando estrategias que sean sostenibles y acordes con el desarrollo y crecimiento de la población endógena allí donde actúa.
Garantizar la conservación de la fauna, del territorio y de los recursos en la sociedad actual no es un objetivo, es “el reto”. Y en esta descomunal responsabilidad el tercer sector, es decir, el tejido social organizado, no es un complemento. Es la matriz para que instituciones y gobiernos asuman sus grandes y serias responsabilidades ambientales.