Los Gobiernos de Perú, Colombia y Ecuador esperan aprobar a finales de mayo una regulación para lograr la integración de sus sistemas de energía eléctrica. Así lo dijo el jueves el ministro de Energía y Minas peruano, Francisco Ísmodes.
El funcionario sostuvo que el instrumento regulatorio, podría ser firmado en una cumbre de países de la Comunidad Andina de Naciones (CAN). Esta organización está conformada por Perú, Ecuador, Colombia y Bolivia
La propuesta incluye temas de carácter comercial, operativo y regulatorio. La reunión está programada para finales de mayo en Lima.
«Allí se presentarán estos reglamentos como muestra de avances en esta comunidad», informó Ísmodes en un encuentro con la prensa extranjera. «Esperamos ya tener la aprobación de los reglamentos para el acceso de Ecuador y de Colombia, que son los más avanzados».
Con Bolivia la integración eléctrica es prematura, añadió.
Ísmodes manifestó que con Ecuador se tiene un acuerdo de interconexión que opera en ciertos periodos de demanda. Agregó que la agencia promotora de inversión en Perú, Proinversión, lanzará próximamente a licitación una línea de transmisión eléctrica de 500 kilovatios para una mayor integración con ese país.
Respecto a Chile, Ísmodes dijo que «se está avanzando» en una integración eléctrica. Sin embargo, destacó que, al no ser miembro de la CAN, su vecino sureño no está bajo este acuerdo del bloque.
Un largo camino en integración eléctrica
La integración de América Latina, ha sido un tema complejo. Los avances en aspectos como la política y la economía han enfrentado no pocos obstáculos. Y en ese sentido, la integración eléctrica no es la excepción.
En las primeras décadas del Siglo XX, los países de la región comenzaron a desarrollar sus sistemas eléctricos. Con el correr del tiempo, se constata un importante aumento en el tamaño de los sistemas y en la densidad de sus interconexiones
Posteriormente, los países latinoamericanos comenzaron a ver el suministro eléctrico como servicio estratégico y un concepto de soberanía. Esta visión llevó a los estados a privilegiar la utilización de los recursos energéticos nacionales en la provisión de electricidad a bajos costos y a la búsqueda de la autosuficiencia energética.
Bajo este marco conceptual, los sectores eléctricos de la mayoría de los países del subcontinente se estructuraron como empresas verticalmente integradas, generalmente de propiedad estatal.
Pocos avances en interconexión
Con el paso del tiempo, la región avanzó en la conformación y consolidación de los sistemas eléctricos nacionales. Pero en el marco de este desarrollo, las interconexiones entre países se limitaron a casos muy puntuales. Usualmente tenían el propósito de posibilitar intercambios transfronterizos en zonas muy apartadas.
Poco a poco, comienzan a realizarse estudios con el fin de explorar la posibilidad de una explotación conjunta de los recursos hidroeléctricos de ríos limítrofes.
Estos proyectos culminaron en lo que hoy son las represas binacionales de Salto Grande (entre Argentina y Uruguay), Yacyretá (entre Argentina y Paraguay) e Itaipú (entre Brasil y Paraguay). Hasta el día de hoy, estas tres obras son los principales referentes de la integración eléctrica regional.
Estas estructuras han demostrado las ventajas de la integración eléctrica, al aportar beneficios significativos a los sectores energéticos de los países involucrados. Al mismo tiempo, dieron paso a una importante experiencia de cooperación y trabajo conjunto entre los operadores nacionales de los sistemas.
Importantes beneficios en el horizonte
Independientemente de las represas binacionales, también se comenzaron a desarrollar líneas de interconexión, con el objetivo dotar de mayor confiabilidad a los sistemas.
Al mismo tiempo se buscaba aprovechar la eventual existencia de excedentes energéticos, para colocarlos en países vecinos. Ello permitió una mejor utilización de los recursos.
Siendo Latinoamérica una región rica en recursos energéticos para generación (particularmente hidroelectricidad) y distribuidos en forma desigual, las autoridades comenzaron a tomar conciencia de los enormes beneficios potenciales que derivarían de avanzar en el camino de la integración eléctrica.
Por ello, estos pasos que están dando Perú, Colombia y Ecuador, podrían convertirse en un nuevo hito en la integración eléctrica de la región. De esta manera, se podría sacar ventaja de los recursos energéticos locales, aprovechar la infraestructura existente y mejorar la calidad de vida de la población.
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